Después de la implosión de la Unión Soviética, el neonazismo enquistado en el imperio anglo-americano, se aproximó hasta las mismas fronteras de Rusia. Propició un intercambio militar para probar el estado de alerta del ejército ruso (guerra de los cinco días entre Rusia-Georgia, Agosto 2008). Entre 2004 y 2005 apoyaron abiertamente la llamada Revolución Naranja en Ucrania para derrocar al Presidente Yanukovych quien había ganado las elecciones en Noviembre del 2004. Ahora, acaba de firmar un acuerdo con Rumania para instalar baterías de misiles apuntando hacia Rusia. Todas estas maniobras parecieran una continuación de la Segunda Guerra Mundial, un contraataque de la Europa, ahora liderizada por Alemania, y sus aliados estadounidenses. Poco se escribe, porque no interesa que se sepa, por el destino de millones de nazis europeos, tanto en Alemania como en los países ocupados (Francia, Holanda, Polonia, Austria, etc) de la era hitleriana. En el libro “La nueva Alemania y los viejos nazis” se describe en detalle cómo la gran mayoría de los funcionarios del gobierno nazi siguieron ocupando sus puestos después de la “liberación”. Lo mismo sucedió en Italia, los fascistas se disolvieron el los partidos democratacristiano y liberal. Los servicios de inteligencia del fascismo se mantuvieron íntegros. Nazis y fascistas se disolvieron en Europa y los Estados Unidos. Werner Heisenberg, físico alemán, que trabajo en el proyecto nuclear nazi, que hizo pruebas y experimentos dos meses apenas antes de la derrota militar alemana, fue apresado y enviado a Inglaterra junto con otros científicos de su equipo en lo que conoció como Operación Epsilon. Poco tiempo más tarde, el 6 de Agosto de 1945 los Estados Unidos hacían explotar una bomba atómica sobre Hiroshima.
La estrategia militar neonazi no se detiene ante nada. Son descendientes de los que fabricaron jabón con la grasa de seres humanos. De los que impusieron algo que se pensaba superado, el trabajo esclavo en los campos de concentración. Bajo la excusa del terrorismo, desde hace tiempo anuncian la Tercera Guerra Mundial. Así se expresa un Almirante de la OTAN:
“La situación general de seguridad en el mundo es más que preocupante. Las acciones de los terroristas islámicos no corresponden a impulsos aislados sino a una estrategia premeditada. Nadie, ni los más optimistas políticos o diplomáticos, puede pensar que, ni por un momento, vaya a cesar el derramamiento de sangre en Irak, el Líbano, los territorios palestinos, Israel o Afganistán. En Estados Unidos se habla de los prolegómenos de la tercera guerra mundial y los halcones reivindican más guerras “preventivas”. Se dice que la ofensiva feroz de Israel en el Líbano fue el preludio de los tambores de guerra que suenan dentro y fuera de Irán. Los neo conservadores ven inevitable el enfrentamiento de culturas con los fascistas del islam, que han declarado la guerra a Occidente.”
Miguel Ángel Fernández y Fernández
Almirante.
(El futuro de la OTAN después de Riga. Documentos de seguridad y defensa. Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional. España)