-El Libertador está todos los días más loco –le decía
Bermúdez a su edecán Ramón Machado, sin atenuar la voz, ni disimular su
disgusto-. ¿De dónde acá estas ocurrencias de hacer un Congreso, que no va más
que a contrariarlo en cada una de sus decisiones? Eso quedará muy bonito en los
Estados Unidos o en Inglaterra, pero en este país, donde el que menos puja,
puja una lombriz, todo eso de elecciones y de un Congreso que va a entripetar
todo cuanto hagamos los militares, es un disparate tamaño. Y más si se toma en
cuenta que el resto del país está en poder de los españoles; y que el llamado “nuestro
territorio” no es más que una franjita de arena que casi parece playa, que de
vaina nos dejan el río y la selva…
Francisco Herrera Luque. El vuelo del alcatraz. Editorial
Alfaguara, págs. 32-33.