EL BATALLÓN SIN NOMBRE

En nuestra historia, un año realmente triste, endemoniado, es el de 1814; particularmente sangriento, azaroso, donde los éxitos y fracasos de españoles y republicanos eran mediatizados por la feroz y vasta condición geográfica del fecundo territorio venezolano. Andes, llanos y océano, eran escollos y amparo de los guerreros que ensangrentaban cada rincón, ciudad, aldea, pueblo o camino por donde pasaban. Si bien la guerra se concentraba hacia los estados centrales, se hizo más virulenta –en extremo- cuando los llaneros se alistaron en las fuerzas de José Tomás Boves (el terrible asturiano) y Yanes el canario. Les habían prometido las tierras, las riquezas, las mujeres de los amos criollos republicanos. Entre ellos combatía un negro que años más tarde se haría inmortal, pero luchando ya en las filas patriotas (El Negro Primero). Iba por camisa para él y sus hermanos, como lo confesara ante el mismo Bolívar. El odio de clases, las “culebras” pendientes, el sueño de vestir la ropa de los ricos, la ignorancia programada, les encendía la sangre y nada ni nadie podria atemperar la saña con que los llaneros junto a los españoles, matarían y mataban a los revolucionarios.
Simón Bolívar, a paso agigantado, entró desde Colombia, derrotando a los monárquicos realistas, los dividió, los diseminó. Unos tomaron rumbo a los llanos, otros a Puerto Cabello y Coro y Calabozo. Bolívar y los suyos dominaban Valencia y Caracas, así como la costa, por donde se abastecían. Era urgente e inevitable, impedir el reagrupamiento de las enemigas. Ponía atención en Puerto Cabello, pero los llanos representaban la gran amenaza prioritaria. Efectivamente, los dos Jefes realistas avanzan hacia Caracas. Bolívar a convocado a José Félix Ribas, para que fortalezca la defensa y las tropas. Éste recluta 500 jóvenes estudiantes de infantería y 200 para la caballería. Les sale al paso el español patriota Vicente Campo Elías, quien los derrota en Mosquiteros, el 14 de octubre. Los Patriotas –que no han tenido más remedio que convertirse en guerreros crueles – realizan una matanza de las tropas españolas y Boves huye con pocos de sus hombres. Es necesario evitar que se reagrupen. Bolívar despliega sus tropas por varios puntos. En Calabozo, exterminan a un cuarto de la población, por haberse negado a tomar las armas para hacer frente a los españoles.
El “Decreto de Guerra a Muerte” estaba, pues, en plena vigencia. Sólo el terror podría vencer a los terroristas de la época. No ley, ni perdón, sólo la muerte. Casi llorando, el Libertador, dirigió personalmente esa masacre.
Los realistas se agrupan cerca de Barquisimeto y el Gobernador Ceballos, desde Coro, amenaza tomar esa plaza. El regimiento patriota que debía defenderla, de una manera insólita, teniendo cómo lograr la victoria, decide abandonarla. El General Bolívar les despoja de medallas, estandartes, de su nombre y su honor militar, en forma pública. Les da la sola opción de rescatarlos, sólo por actos de heroísmo en futuras batallas. ¡Tendrán que ganar con honor lo que por cobardía han perdido! Será “El Batallón sin nombre”, vergüenza y estigma en el cuerpo de las fuerzas republicanas.
El enemigo, que casi duplica a los patriotas, avanza lento y se atrinchera. Bolívar no tiene más camino que ir por él, a enfrentarlo, a disminuirlo, a cansarlo. Junto con José Félix Ribas, propinan una derrota contundente sobre esos veteranos militares españoles. Debe impedir que Yanes y Ceballos se unan e impedir que se apoderen totalmente de Puerto Cabello, ya que con ello amenazarían su fortaleza en Valencia. El objetivo: derrotarlos en forma separada .En la Batalla de Araure, donde el libertador lidera el ataque con todo furor y arrojo, inspirado, el Batallón sin nombre despoja de armas a sus enemigos (llevaban sólo cuchillos y palos e iban en el centro de la formación) y logran la hazaña gloriosa que soñaban. Esto ocurrió el 5 de diciembre de 1814. El día 6, el General Bolívar, lanza su arenga: “Soldados .les dijo. Vuestro valor ha ganado ayer, en el campo de batalla, un nombre para vuestro cuerpo, y aun en medio del fuego, cuando os vi triunfar, lo proclamé Batallón Vencedores de Araure”. (Proclamas). Los propios enemigos reconocen oficialmente el coraje y la condición guerrera de los Patriotas que los vencieron. Consciente de que vendrían grandes batallas, nuevas oportunidades para la gloria del Ejército Patriota. Y concluye diciendo:
“Nuestras armas libertadoras han vengado a Venezuela; el mayor ejército que ha intentado subyugarnos yace tendido en el campo; pero no podemos descansar aún: otras glorias nos esperan, y cuando el suelo de la Patria esté completamente libre, iremos a batir los españoles en cualquier punto de la América que dominen, y los arrojaremos al mar. La Libertad vivirá al abrigo de vuestras espadas” (LARRAZÁBAL: VOL I . 245-246).
Ante la crueldad con que Boves, Morales y Yanes pasaban por las armas a los heridos y prisioneros, a mujeres y las violaban; descuartizándolos, (era su firma) Bolívar, en respuesta a esta situación, lanza su DECRETO DE GUERRA A MUERTE, donde contemplaba que no habría perdón a prisioneros, que morirían bajo modos igualmente terroríficos y que todo medio era viable para exterminar al enemigo. Fue una medida de venganza. Fue una medida de Justicia.
GABRIEL MANTILLA CHAPARRO