Paul
Craig Roberts 13 05 2016
Sirvió
como secretario adjunto del Tesoro de EEUU y editor asociado de The Wall Street
Journal.
Después de haber
eliminado a la presidenta reformista de Argentina, Cristina Fernández de
Kirchner, Washington ahora se dispone a eliminar a la presidenta reformista de
Brasil, Dilma Rousseff.
Washington utilizó a
un juez federal para ordenar a Argentina sacrificar su programa de
restructuración de su deuda externa con el objeto de pagar a los fondos buitres
el valor total de los bonos en mora que los fondos buitre habían comprado por
unos cuantos centavos de dólar. A estos buitres se los catalogó como
“acreedores” que habían otorgado “préstamos” sin tener en cuenta que no se
trataba de “acreedores” y que no habían otorgado préstamo alguno. Eran
oportunistas a la caza de dinero fácil que fueron utilizados por Washington para
deshacerse de un gobierno reformista.
La presidenta
Cristina Fernández de Kirchner resistió y, por lo tanto, tenía que irse.
Washington inventó la historia de que la presidenta había encubierto un supuesto
atentado iraní en Buenos Aires en 1994. Esta fantasía inverosímil, sobre la que
no existe ninguna evidencia de participación iraní, fue suministrada por uno de
los agentes de Washington a la oficina del fiscal del estado y un dudoso evento
ocurrido hace 22 años fue utilizado para sacar a la Kirchner del camino del
saqueo estadounidense de Argentina.
En Brasil,
Washington ha utilizado insinuaciones de corrupción para conseguir que la
presidenta Rousseff sea acusada por la cámara baja.
Las evidencias no
son necesarias, solo las acusaciones. Todo esto no guarda ninguna diferencia con
las “armas nucleares iraníes”, “las armas de destrucción masiva” de Saddam
Hussein; el empleo de “armamento químico” por parte del presidente Assad o como
en el caso de la presidenta Rousseff meras insinuaciones. El Secretario General
de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, señaló que “la
presidenta Rousseff no ha sido acusada de nada”. Las oligarquías apoyadas por
EEUU están sencillamente utilizando el juicio político para sacar a una
presidenta que no pueden derrotar electoralmente.
En resumen, se trata
de un movimiento de Washington contra los BRICS. Washington está tratando de
poner en el poder político a un partido de derecha que Washington controle con
el propósito de poner fin a la creciente relación de Brasil con China y
Rusia.
La gran ironía es
que el proyecto de ley de juicio político fue presidido por el corrupto
presidente de la cámara baja, Eduardo Cunha, que recientemente fue descubierto
que tiene acumulados millones de dólares en cuentas secretas en un banco suizo
(quizás pagos recibidos de parte de Washington) y que cometió perjurio cuando
negó tener cuentas bancarias en el exterior. SE puede leer esta sórdida historia
en http://www.globalresearch.ca/ us-complicity-after-vote-to- remove-brazils-president-key- opposition-figure-holds- meetings-in-washington/5521059 .
Los “crímenes” de la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de la presidenta Dilma Rousseff son
sus esfuerzos para que los gobiernos de Argentina y Brasil representen a los
pueblos de Argentina y Brasil y no a sus respectivas oligarquías y a Wall
Street. En Washington esto constituye un delito grave ya que Washington utiliza
a las oligarquías para controlar a los países de América del Sur. Siempre que
los latinoamericanos elijan un gobierno que los represente, Washington
derribará al gobierno o asesinará al presidente.
Washington está
cerca de poner a Venezuela de nuevo bajo el control de su oligarquía criolla,
que es su aliada. Los presidentes de Ecuador y Bolivia también están en la mira.
Una de las razones por qué Washington no permitirá a su perrito faldero
británico honrar el asilo que Ecuador concedió a Julián Assange, es porque
Washington tiene la esperanza de tener a su propio agente como presidente de
Ecuador en cuya eventualidad el asilo otorgado a Assange será
revocado.
Washington siempre ha bloqueado las reformas
en América Latina. Los pueblos latinoamericanos continuarán siendo siervos de
EEUU hasta tanto no elijan gobiernos con tan abrumadoras mayorías que estos
puedan enviar al exilio a las traidoras oligarquías, cerrar las embajadas
norteamericanas y expulsar a todas las corporaciones estadounidenses. Cada país
latinoamericano que soporte la presencia norteamericana en su territorio no
tiene otro futuro que la
servidumbre.
Paul Craig Roberts fue secretario adjunto del Tesoro de EEUU y editor
asociado de The Wall Street Journal.
Fuente:
http://www.nodo50.org/ceprid/