Cuando llegué a
Mérida el MAS acababa de nacer. José Vicente Rangel y Teodoro Petkoff visitaron
a Manuel Dagert que trabajaba en nuestro laboratorio y allí los recibió en la
Facultad de Medicina. Un poco por gentileza
otro poco por amistad con Manolo y también por curiosidad, les cedí mi escritorio que estaba a escasos treinta metros del
Cafetín de Medicina-Ingeniería. Se trataba ni más ni menos de un candidato a
presidente de Venezuela. Manolo era el responsable de ese Partido Político en
la ULA. Mucha gente venía a dialogar
Con ellos, y varias
veces fui testigo de conversaciones que
ellos mantenían por los años 1970 o 71 (si mal no recuerdo) con diversos
responsables políticos de Mérida. Hablarían en un acto público en la plaza del
llano la noche siguiente. Recuerdo que entre otras cosas estaban buscando
testigos para constituir las mesas electorales. Querían gente firme y fiel para
vigilar las mesas del valle de Mocotíes, donde estaban seguros del triunfo. Aparentemente
solo desapareciendo los votos de esas
mesas podrían ganar los derechistas. A pesar de los cuidados, ganó la derecha,
es decir los votos desaparecieron o nunca estuvieron.
Después vinieron las
explicaciones de los procedimientos fraudulentos que eran, según ellos, corrientes por aquel entonces y que yo no
terminaba de entender. Finalmente Manolo con papel y lápiz me explicó y creo que
entendí. Mucho tiempo guardé esa hojita de papel hasta que al mudarnos a la
Hechicera la perdí de vista.
Yo no sé si de
haber sido los procedimientos correctos, hubiera ganado José Vicente en el Mocotíes,
pero me quedaron pocas dudas sobre la ilegitimidad de algunas maniobras.
Cuarenta cinco
años después estamos otra vez ante un problema de legitimidad. ¿Es fraude usar
una Cédula de un muerto? ¿Es fraude votar dos veces? ¿Es fraude usar la cédula
de un menor de edad? ¿Es fraude usar la huella dactilar de otra persona?...
Si ello ha
sucedido en un número significativo de casos y si esas evidencias fueron
constatadas en presencia de los portadores de los listados y reconocidas por ellos y por los funcionarios
del CNE mediante sus respectivas firmas. ¿Qué es lo que queda por hacer?
Una
de las alternativas es rechazar esas firmas por intento de fraude. Estudiar
600.000 firmas acudiendo a los procedimientos electrónicos habituales antes de
`presentarlas al CNE es una obligación Si lo
supieron antes y no corrigieron los supuestos errores antes de someterlos al
escrutinio del CNE, es ponerse en una posición insostenible frente a los
adversarios sea quien sea el que ha
cometido el desaguisado. Son los “presentantes” del documento que debieron
verificar detalladamente todos esos datos que ellos los consideraron buenos. Es
impensable que presentaran documentos chimbos, es decir
fueron al menos negligentes en el mejor de los casos o intentaron un
engaño en el peor. ¿Por qué no lo hicieron?, _. ¿Por inocentes acaso? Fíjense
que desde hace por lo menos 45 años que esas habas se cocinaban en Mocotíes y
sus actores están aún todos vivos.
¿Si Ud. fuera Juez, les creería?... y ¿Si además de juez
fuera también chavista se animaría a pasar por alto tal anomalía, o se quedaría
con la intención de engaño como si fuera
una travesura?…. Pero esa coalición sigue siendo los 2/3 de la asamblea cifra importante que usada correctamente
hubiera puesto a la deriva al presidente electo. En estas circunstancias parece
muy difícil que ello ocurra. Solo queda el diálogo.
El verdadero diálogo
pasa por reconocer los propios errores. Aparentemente a instancias Papales se
iniciará el esperado diálogo. Eso es preferible a hundir el país en la
violencia tipo Líbano, Franja de Gaza, Irak, Guantánamo, Afganistán, Alepo,
Paquistán o la propia Colombia. Violencia de la que una vez desatada, resulta
casi imposible salir sin dejar centenas de miles de compatriotas muertos ¿Es eso lo que
buscamos? Pienso que no. Cualquiera sea
la conducta que aconsejen nuestras aspiraciones, la realidad internacional muestra
los ejemplos dramáticos de América
Latina que es preferible no olvidar: Argentina,
Guatemala, Honduras, Puerto Rico, Santo Domingo, Chile, Colombia …