Insurgente | 09/06/2017
El 16 de diciembre apareció muerto cerca
de las Ardenas, en Bélgica, el auditor general de la OTAN Yves
Chandelon, que tenía 62 años de edad. Encontraron el cadáver dentro de
su vehículo con un disparo en la cabeza y una pistola en la guantera.
La muerte se produjo en fechas cercanas
a la batalla de Alepo, la matanza de Berlín y el asesinato de dos
diplomáticos rusos, uno de ellos el embajador en Turquía, Andrei Krylov,
lo que facilitó que los grandes medios de comunicación lograran eludir
la publicación de la noticia.
El lugar en el que fue localizado el
cadáver está alejado a 140 kilómetros de distancia, tanto de su oficina
como de su vivienda, que estaban en Luxemburgo.
El auditor era titular de tres pistolas,
pero ninguna de ellas es la que apareció en la guantera del vehículo,
aseguró Belg24. El disparo lo tenía en la zona derecha de la cabeza,
pero Chandelon era zurdo…
Las circunstancias en las que fue
hallado el cadáver han conducido a la familia a sospechar que no se
trata de un suicidio, según manifestaron al diario Sud Info (1). Poco
antes del fallecimiento realizó una serie de llamadas en las que afirmó
que se sentía amenazado.
El general investigaba las vías de
financiación del terrorismo. Trabajaba en la sede de la NSPA en
Capellen, donde analizaba tanto la contabilidad interna de la OTAN como
la financiación del terrorismo internacional, entre ellas las fuentes
por las que el Califato Islámico obtenía sus ingresos.
El diario Luxemburger Wort (2) dijo que
se habría trasladado a Bélgica para visitar a un hermano. La policía
belga investiga si el general había recibido amenazas relacionadas con
su trabajo en la OTAN y sigue el rastro de la pistola que apareció en su
vehículo.
La muerte de Chandelon es paralela al
asesinato del comisario francés de policía de Limoges, Helric Fredou,
que había descubierto las conexiones del servicio secreto francés y el
Mossad israelí con el atentado contra la revista satírica francesa
Charlie Hebdo ocurrido en 2015.
En los datos contables de la OTAN hay un
“agujero negro” de 250.000 millones de euros, incluidos los fondos
reservados, una parte de los cuales han ido a parar a los yihadistas.
Desde los tiempos de Gladio y la Guerra
Fría, es decir, desde hace 40 años, la financiación del terrorismo por
parte de la OTAN alcanza tanto a Oriente Medio (Siria, Irak, Libia,
Egipto, Yemen, Palestina), como a Turquía y Europa.