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Occidente
no aprende de sus errores. El mismo día en que sus antiguos héroes
convertidos en terroristas y nacidos de las guerras exportadas desde
Estados Unidos y Europa a Irak, Libia y Siria, eran finalmente
derrotados a un altísimo costo en la ciudad iraquí de Mosul, su prensa
aplaude un nuevo terror contra otro gobierno incómodo.
La
tarde noche de este 29 de junio la red social Twitter tenía entre las
etiquetas más utilizadas desde Venezuela una que llama a la muerte del
Presidente de ese país, Nicolás Maduro.
¿Una
profecía que busca autocumplirse? La creación desde la virtualidad de
un escenario real es parte de las guerras contemporáneas. Incluso, se ha
documentado el uso de herramientas automáticas en Twitter ubicadas en
Estados Unidos (https://damian.fossi.es/2017/ 06/20/automatizacion-de- twitter-en-redes-venezolanas/) para afectar la tasa de cambio de la moneda venezolana y generar corrientes de inestabildad en ese país.
A
la vez, se ocultan informaciones claves que están en el origen de lo
que sucede en Venezuela, como el hecho que la Asamblea Nacional declaró
“presidente ausente” a Maduro, en una evidente maniobra golpista, y
mantuvo como diputados a tres personas cuya elección fue objetada de
manera legal y contundente, hechos que llevaron a la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo a declarar en desacato a la Asamblea Nacional,
cuyo objetivo declarado es derrocar al Presidente.
Pero
una vez más, lo que muchas democracias occidentales tienen legislado
como delito y su prensa suele condenar como terrorismo, cuando ocurre en
Venezuela es objeto de aplauso en medios de comunicación extranjeros
que desde el golpe de estado del año 2002 han actuado como armas de
guerra sicológica, disparando hacia la situación interna en el país
suramericano.
Imaginemos
por un instante qué sucedería si unos manifestantes lanzan cocteles
molotov contra una de las muchas bases militares que tiene Estados
Unidos en Europa o si en los días de auge de Ocuppy Wall Street un
militar estadounidense hubiera secuestrado una aeronave y lanzara
material explosivo sobre la Corte Suprema de ese país.
Sin
embargo, el bombardeo con granadas desde un helicóptero al edificio del
Tribunal Supremo, el ataque de jóvenes encapuchados a una instalación
militar, o el lanzamiento de bombas incendiarias contra efectivos
policiales, son acciones legítimas para la misma prensa que llamaba a
imponer el orden a como diera lugar cuando los manifestantes del 15M
inundaban las calles de España, o que justifica la condena a cuatro años
de prisión del joven activista madrileño Alfonso Fernández Ortega
(Alfon), arrestado por supuestamente llevar en una mochila los
materiales (dos botellas con gasolina, botes con gas butano, metralla y
fósforos) que todos los días lanzan contra la policía los opositores
venezolanos. Aunque el verdadero delito de Alfon es ser parte de una
activa peña (Los Bucaneros) del equipo de fútbol Rayo Vallecano, cuyos
carteles con mensajes políticos en los encuentros deportivos alcanzaron
alto impactomediático.
Como
Alfon es un villano porque en una mochila, que alega la policía le da
como suya pero no lo es, se encontraron elementos que pueden ser
utilizados para la violencia y el bombardero del edificio del Tribunal
Supremo de Venezuela, donde muy cerca había hasta niños en una
guardería, es un héroe, quienes utilizan las redes sociales para
instigar el magnicidio son demócratas.
¿#MaduroMuertoPor es un mensaje democrático, o más bien parece una consigna del Estado Islámico?
El
canciller venezolano Samuel Moncada, explicaba a los embajadores
acreditados en Caracas que los venezolanos no quieren vivir la
experiencia que se ha desatado en los países de Oriente Medio donde
Washington quiso llevar la democracia. Ojalá el mensaje encuentre
receptores, allí donde la prensa se niega a transmitirlo.