Por Ángel Guerra Cabrera
Donald
Trump demuestra una vez más la prepotencia e ignorancia imperiales de
su administración al amenazar de forma vulgar, soez e impúdica a la
República Bolivariana de Venezuela con imponerle duras sanciones si se
realiza la Asamblea Nacional Constituyente(ANC) convocada para el 30 de
julio. Pero más allá de las mamarrachadas del inquilino de la Casa
Blanca, lo que está claro como el agua es que esta amenaza encaja
perfectamente en el guión desestabilizador y golpista delineado en el
manual Venezuela Freedom II, firmado por el almirante Kurt Tidd, jefe
del Comando Sur de las fuerzas armadas de Estados Unidos. El mismo da
continuidad al Venezuela Freedom I, endosado en su momento por el
general John Kelly, ahora secretario de seguridad del suelo patrio, el
mismo que ha dicho que el triunfo del candidato a la presidencia por
Morena en 2018, Andrés Manuel López Obrador, no le convendría a México
ni a Estados Unidos.
Las
dos partes de Venezuela Freedom califican como manuales de guerra no
convencional o guerra de cuarta generación, para conducir a Venezuela a
un escenario de intervención militar donde como en Ucrania, Libia y
Siria no se contempla necesariamente la participación masiva de tropas
de Estados Unidos. Pueden ser paramilitares y miles de soldados
colombianos desmovilizados después del avance de los acuerdos de paz en
el país neogranadino, eventualmente combinados con fuerzas especiales
yanquis para asestar golpes “quirúrgicos” en determinados puntos
estratégicos.
Todo
indica que la ANC será una enorme victoria política del chavismo aunque
así no lo reconozcan los medios de la jauría mediática. No ha de
extrañar, pues hicieron caso omiso del extraordinario éxito del
simulacro comicial convocado por el Consejo Nacional Electoral(CNE) el
domingo 16, en que el chavismo dio pruebas una vez más de su
combatividad, disciplina y deseo de paz junto a amplios sectores no
partidistas del pueblo venezolano. Este simulacro es tradición en
Venezuela antes de cada elección. Pero en esta ocasión se convirtió,
este sí, en un plebiscito informal a favor de la ANC, mientras el
anticonstucional “plebiscito”, citado por la oposición, tuvo todas las
características de las prácticas fraudulentas de la Venezuela
prechavista. Ni registro de electores, ni credencial de votantes, hubo
quien votó 17 veces, votaron niños y extranjeros y, para colmo, quemaron
los votos y actas ese mismo día con el ridículo argumento de no
comprometer a las personas que en él habían participado. De modo que no
hay forma de comprobar cuántos votaron ni cómo, aunque CNN, El País, Clarín etc
hayan dado por segura la increíble cifra publicitada por la oposición
de más de 7 millones. Por cierto, aun suponiendo –sin conceder- que así
fuera, quedó debajo de la votación alcanzada por el presidente Nicolás
Maduro en 2013.
No
obstante, la derecha, fiel a su obsesiva tradición antidemocrática y
golpista decretó a partir de ese día, otro plan contrarrevolucionario
bautizado “la hora cero”, que incluye el nombramiento de un gobierno
provisional y el recrudecimiento de los actos violentos contra personas,
instituciones, mobiliario urbano y negocios privados. Muy semejante a
lo que pretendía llevar a cabo la CIA en Cuba durante la derrotada
invasión mercenaria por Playa Girón. Sin olvidar la fase de “limpieza”
de comunistas, que se aplicaría después del triunfo invasor. En relación
a Venezuela solo habría que sustituir la palabra comunistas por
chavistas.
La
contrarrevolución venezolana logra sus victorias en los medios de
(des)información cartelizados y en la lengua de ex presidentes como
Vicente Fox, Laura Chinchilla, o Tuto Quiroga, todos repudiados por sus
pueblos. Desgraciadamente estos medios todavía engañan a muchas
personas. El chavismo gana en la calle y en las urnas con su
combatividad y la sólida unidad cívico-militar, que el Venezuela Freedom
II pretende romper con los ataques a instalaciones militares.
El
chavismo está ante el desafío de evitar la guerra cuando el enemigo se
propone echar toda la carne al asador. De ahí la trascendencia enorme de
la ANC, puesto que allí estará ampliamente representado lo mejor de la
sociedad venezolana, tanto territorial como sectorialmente y sus
atribuciones son absolutamente soberanas, con mandato sobre todos los
poderes del Estado.
Una
causa fundamental del miedo de Estados Unidos y la derecha a la ANC es
su carácter de depositaria de la voluntad del pueblo pobre y de la de
todas y todos los revolucionarios venezolanos.
Twitter: @aguerraguerra