La constitución húngara anula el derecho de huelga y obliga a
parados a emplearse en campos de trabajo, pero la UE sólo ha cuestionado
lo referente a la
competencia del Banco Central.
Carmela Negrete / Berlín (Alemania)
Viernes 27 de enero de 2012. Número 166
“La nueva constitución supone una
vuelta al pasado. Va a ir cambiando paulatinamente la vida de Hungría
hasta convertirla en un Estado totalitario”, aseguraba el
periodista húngaro-austríaco Paul Lendvai en la televisión
franco-alemana ARTE. De un día para otro, el gobierno húngaro despidió a
228 jueces de los mas altos tribunales y los sustituyó por
otros, más acordes a “los nuevos tiempos”.
El primer ministro húngaro, Viktor
Orbán, del partido de extrema derecha Unión Cívica Húngara (Fidesz)
prometió durante la campaña electoral cambiarlo todo de
raíz para sacar a Hungría de la crisis. En la segunda vuelta de
las elecciones, en mayo de 2010, un 70% de los votos fueron favorables a
esta formación política (en la primera obtuvo un
53%).
Poco después de llegar al poder
Orbán propuso la creación de una constitución que ha sido muy criticada y
finalmente aprobada en enero. En ella no se menciona la
palabra “república”, pero Dios aparece en numerosas ocasiones,
entre menciones sobre la historia y el destino grandioso de Hungría.
La nueva carta magna prohíbe el
aborto y reconoce como únicas familias posibles las heterosexuales
casadas. También pone en cuestión la independencia del Tribunal
Constitucional, que ya no podrá regular en materias como los
presupuestos o la deuda, algo que ha enfrentado al Gobierno de Orbán con
la UE.
Además, prolonga el mandato de
jueces y fiscales, en algunos casos hasta nueve años, como medio para
asegurar a Fidesz una continuidad en el poder en el caso de
perder las siguientes elecciones.
A raíz de este cambio en la carta
magna, otras leyes han sido rápidamente modificadas provocando el
abaratamiento del despido, bajadas de salarios y pensiones, la
criminalización de la indigencia o la anulación del derecho a
huelga. Hasta 16 nuevas leyes fueron aprobadas la última semana del año
sin debates ni preguntas parlamentarias.
- ORBÁN. A la derecha, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán junto a su homólogo polaco. EUROPEAN COUNCIL
Hacia el trabajo esclavo
Una de las nuevas reglas más
llamativas es la obligatoriedad del trabajo para los parados de larga
duración, entre los cuales hay un alto porcentaje de rom
(ciudadanos de etnia gitana), dentro de campos de trabajo cerrados
y vigilados, como cuenta el periódico del sindicato anarquista alemán
FAU, Direkteaktion (Acción Directa) en su número de enero.
El discurso del partido en el poder
supone una amenaza no sólo para los gitanos, sino también para los
100.000 judíos que viven en Hungría. El gobierno declaró la
“guerra a los bancos”, queriendo escenificar una fuerza de prueba
nacional frente a las intervenciones extranjeras. Entre las fuerzas
financieras que se mencionan aparecen “los judíos” como
corresponsables del desastre financiero global.
Aunque el primer ministro se empeñe
en ensalzar la gloria nacional, crece el sentimiento de insatisfacción
en el país. En diciembre y enero tuvieron lugar
manifestaciones de miles de ciudadanos que, ante las puertas del
parlamento, exigían la revocación de la nueva carta magna.
Hasta ahora no ha habido repulsa
pública al carácter autoritario de la nueva constitución desde la Unión
Europea, que ha asegurado que comprobará si se ajusta a
las leyes europeas o supone algún tipo de lesión de los acuerdos.
La Comisión se preocupa por otros
asuntos más prácticos que la libertad, y le dio un ultimátum para que
redujese el déficit. Orbán lo arregló eliminando 6.300
plazas de funcionarios a partir del 18 de enero.
Libertades suspendidas
Carl Rowlands, en un artículo reciente en
New Left Review, explica que Hungría no es
una anomalía en una Unión Europea que ha visto como la democracia
quedaba suspendida en Grecia o en Italia.
“Los cambios en Hungría son
indefendibles, pero si damos un paso atrás y miramos al Reino Unido,
podemos ver movimientos similares en progreso, menos obvios, más
meditados y larvados”, explica Rowlands, quien destaca cómo el
auge de la coalición Fidesz se ha basado en una “nueva” clase
capitalista doméstica establecida en los ‘90 durante la transición
desde el comunismo, formada principalmente por constructores y
rentistas.
http://noticias-alternativas.over-blog.es/article-muy-grave-constitucion-hungria-anula-derecho-de-huelga-y-obliga-a-parados-a-trabajar-en-campos-de-tr-98110322.html