“México votó, Peña no ganó”: Crónica de un patria agraviada
por Arsinoé Orihuela
Sábado, 07 de Julio de 2012 08:24
Contagiados por el ánimo combativo de los manifestantes, los
transeúntes se sumaban a los nutridos contingentes. Padres de familia
trasladaban en auto a sus hijos hasta las inmediaciones de los
campamentos insurgentes, azuzándoles con un “¡No se dejen!”.
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1º de julio, jornada matutina-vespertina
La contienda electoral transcurre con
las habituales “anormalidades” protocolarias –invitadas de rigor al
banquete cívico-democrático comicial: decenas de camiones transportando
acarreados; “mapaches” merodeando las casillas con la soberbia e
indiscreción que confiere la impunidad suscrita desde el poder –una
suerte de fuero paracomicial; traslado masivo de grupos afiliados al
partido oficial, filtrados selectivamente en casillas, a fin de
disminuir los votos de electores no coaccionados; esperas de 8-10 horas
para ejercer el derecho incoloro –cortesía de la democracia teatral– de
tachar una boleta con sospechoso lápiz deleble; protestas ciudadanas
ante la insuficiencia de boletas en casillas, sofocadas toscamente con
represión policial; despliegue aparatoso de convoyes militares;
funcionarios de casilla prepotentes e incompetentes; módulos para la
atención de delitos electorales atestados con denunciantes; brotes de
violencia política a granel; agresiones sistemáticas a observadores
acreditados e independientes; conatos de bronca en casillas especiales
(foráneas); reportes de balaceras en no pocas entidades; robo de urnas
en múltiples casillas; ciudadanos frustrados al no poder emitir su
voto…
1º de julio, jornada nocturna
Al cierre de la edición comicial,
Leonardo Valdés Zurita, presidente del Instituto Federal Electoral,
profiere el siguiente mensaje en televisión abierta: “México tuvo una
jornada electoral ejemplar, participativa, pacífica… Hoy vivimos la
democracia con absoluta normalidad y tranquilidad. Hemos consolidado
nuestra democracia electoral”. Más tarde, el licenciado Felipe Calderón,
con gesto de júbilo contenido, secunda: “Siempre he creído que cuando
hay elecciones libres, quien verdaderamente gana es el pueblo de México…
Hoy, México se refrenda como un país de libertades, que ocupa un lugar
privilegiado de pleno derecho, en el grupo de naciones democráticas del
mundo”. Al filo de las 23:45, tras darse a conocer anticipadamente las
cifras preliminares “oficiales” (22.25% de las actas registradas), las
televisoras sintonizan un discurso de Enrique Peña Nieto en el auditorio
de la sede nacional priista, donde el candidato se autoproclama
vencedor indiscutible en los comicios, y pomposamente se declara
presidente electo: “Esta es una noche de júbilo, de fiesta y alegría
porque los resultados son precisos y claros de que Compromiso por México
[sic] ha ganado y con ello ganó México… La mía será una presidencia
moderna…” En redes sociales empieza a circular el juicio de la
ciudadanía: “Montaje insultante”.
2 de julio
Cientos de miles de personas,
predominantemente jóvenes, se manifiestan en las calles de las
principales ciudades de la república, lanzando consignas de repudio a
los órganos electorales, a las televisoras, al candidato del PRI, y al
proceso comicial en su conjunto: “México votó, Peña no ganó”; “Peña,
entiende, el pueblo no te quiere”; “Aquí se ve, aquí se ve, que Peña
Nieto Presidente no va a ser”; “Televisa, y el PRI, vendieron mi país”;
“Ni un fraude más”. La gente desde sus automóviles pitaba en señal de
respaldo. Contagiados por el ánimo combativo de los manifestantes, los
transeúntes se sumaban a los nutridos contingentes. Padres de familia
trasladaban en auto a sus hijos hasta las inmediaciones de los
campamentos insurgentes, azuzándoles con un “¡No se dejen!”.
5 de julio
Con un avance parcial en los cómputos
distritales, e ignorando el arsenal de irregularidades, el IFE confirma
el triunfo virtual del candidato priista. El PRD, partido de oposición,
solicita un recuento integral de las actas. El IFE únicamente concede la
apertura de un 54% de los paquetes electorales. Más tarde, el “supremo”
órgano electoral anuncia que el cómputo –otra vez plagado de
inconsistencias– no varía un ápice. Se intensifican las movilizaciones.
Los jóvenes toman por asalto las avenidas y plazas públicas en el país.
Un banquete de consignas musicalizan las marchas: “Ese recuento, es puro
cuento”; “México te quiero, por eso te defiendo”; “Si hay imposición,
habrá revolución”. Reaparece la manta que corteja las manifestaciones
juveniles desde su emergencia: “Se tardaron, pero qué bueno que ya
llegaron. Atentamente, La patria”.