
Margarita D’Amico y Marshall McLuhan. Foto por Claudio Perna, 1976
D’Amico fue precursora del periodismo cultural en Venezuela, donde tuvo espacios tanto en medios impresos como audiovisuales. No desvinculó el arte de la ciencia; colaboró en el IVIC (Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas), y por años fue docente en la Escuela de Comunicación Social de la UCV (Universidad Central de Venezuela) donde, por la terquedad que la caracterizaba, era incomprendida por su posición tajante, radical, casi fundamentalista en pro del arte contemporáneo. Fue una persona que abrió caminos, que por su persistencia incansable produjo quiebres necesarios en la cultura visual de Venezuela. Su libro Lo audiovisual en expansión, publicado en 1971, es fundamental para la comprensión de las comunicaciones visuales de nuestro tiempo.
De acuerdo con un texto publicado recientemente, Humberto Valdivieso, profesor e investigador, considera que su mayor aporte estuvo en su capacidad de conectar al país con lo mejor del mundo del arte y en acceder a lo trascendente con olfato periodístico. “Fue la gran madre de la vanguardia venezolana. Mi generación tiene una gran deuda con ella”, ha señalado el cineasta venezolano Diego Rísquez, e Iván Candeo, artista de las nuevas generaciones, cuenta que tuvo que estudiar a Margarita D’Amico para entender el videoarte. Estando en España pudo darse cuenta de la trascendencia de su obra. “Representa el espíritu vanguardista del siglo XX en Venezuela. Ella sirve para comprender la contemporaneidad en la que vivimos. Fue, junto con Sofía Imber, una mujer de empoderamiento”, afirma Candeo en relación con su apoyo a los artistas.
“El país, sin embargo, no fue comprensivo con ella” en la opinión del artista Rolando Peña. Venezuela era demasiado provinciana para entender a figuras como Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez en sus comienzos, y lo mismo ocurrió con el trabajo periodístico de Margarita D’Amico, a quien le negaban espacio en los medios.
Entre las personalidades del arte y la cultura en general que entrevistó para diferentes medios se pueden mencionar nada menos que a Jorge Luis Borges, Joseph Beuys, John Cage, Carlos Cruz-Diez, Alfredo Del Mónaco, Gabriel García Márquez, Víctor Lucena, Marshall MacLuhan, Marcel Marceau, Charlotte Moorman, Dennis Oppenheim, Alejandro Otero, Nam June Paik, Rolando Peña, Román Polanski, Diego Rísquez, Sonia Sanoja, Jesús Soto, Bill Viola y Andy Warhol.
Uno de los momentos más significativos del arte contemporáneo en Venezuela fue la histórica, landmark Exposición de Video en 1975, en un recién inaugurado Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, donde en la noche de la apertura Charlotte Moorman ejecutó su performance TV Bra for living sculpture, la cual fue visitada por 57 mil personas en las apenas dos semanas que estuvo expuesta, y en la que participaron creadores notables del video-arte como Nam June Paik, entre otros. Recuerdo haber estado aquella noche memorable en el MACC, en un naciente Parque Central, y el público –mayoritariamente joven– deliraba en unos espacios abarrotados de personas ansiosas por ver manifestaciones visuales y sonoras nunca antes vistas en la ciudad. Fue Margarita D’Amico quien organizó, no sin conocimiento y pasión, esta memorable muestra.
Como todo aquel que señale planteamientos e ideas de vanguardia, D’Amico consiguió no pocos enemigos que sentían que esta promotora sin tapujos estaba en contra del stablishment y el arte convencional.
Ante lo que, con testadura tenacidad, Margarita D’Amico logró para el arte venezolano, la indiferencia y la enajenación se conmueven. No en vano hoy en día su lucha y perseverancia en pro de los ‘nuevos medios’ es historia viva.
Colección Cisneros