A inicios de 2017 Granma publicó un reportaje sobre Onay Martínez, un ingeniero informático devenido fruticultor exitoso en tierras en usufructo ubicadas en la provincia de Pinar del Río.
Onay
refiere allí cómo se comunicó por correo electrónico con el Instituto
de Investigaciones en Fruticultura Tropical y recibió de ellos asesoría
decisiva para su proyecto agrícola, además de contar cómo mediante el
uso de Internet él y su hermano encontraron información de utilidad
sobre variedades y tecnologías de cultivo que les permitieron producir
en 2016 “82 toneladas de mango con destino a los mercados, la industria y
el turismo”, y “2,7 toneladas de carne aportadas por los carneros que
crían con el propósito de controlar la hierba entre los campos de
frutales”
Es
una muestra de cómo el uso de las Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones (TIC) para acceder al conocimiento en el momento oportuno
pueden jugar un rol decisivo en el viraje productivo que necesita Cuba.
No
se trata de una utopía, mirando hacia otra experiencia, sería imposible
imaginar la viabilidad de la que hoy constituye la principal fuente de
ingresos por exportación del país, los servicios médicos, sin tomar en
cuenta el rol imprescindible en ello de un servicio como Infomed, surgido en medio de la crisis económica de los años noventa en Cuba
y que permitió sostener y elevar la calidad de la formación de los
profesionales cubanos de la salud, socializando la información
científica producida en el país y la obtenida por Internet, junto a
otras fuentes, a partir de un mínimo ancho de banda tanto nacional como
internacional. Imaginar el éxito de la medicina cubana a nivel mundial
sin Infomed es imposible.
El éxito reciente de una aplicación que socializa la disponibilidad de productos en una de las más importantes cadanas de tiendas del país
hace pensar, por ejemplo, en la utilidad de que el fondo de inventarios
ociosos de las empresas cubanas, seguramente ya digitalizado en la
mayor parte de ellas, se compartiera en la red nacional y lo que eso
significaría en ahorros de importaciones y eficiencia.
Apliquémoslo
entonces a la inversa. Cómo con mayor infraestructura tecnológica en
el país, se nota la ausencia de proyectos en nuestra industria y nuestra
agricultura donde los recursos invertidos en infraestructuras
tecnológicas no acaban de tener el urgente impacto productivo del que
tan necesitados estamos.
El
imprescindible énfasis en el desarrollo de infraestructuras, debe estar
aparejado al despliegue de servicios y contenidos, y además ir
acompañado de un esfuerzo educativo de directivos, trabajadores y la
sociedad toda para desarrollar habilidades que contribuyan al uso
creativo y crítico de las TIC. Por más computadoras y conectividad que
tengamos, si la formación cultural no es convergente con el desarrollo
infraestructural, el subdesarrollo nos seguirá acompañando por mucho
tiempo. Por no hacer ese énfasis , el uso subdesarrollante de la
Internet es una triste realidad en muchos países donde la inversión en
infraestructura no ha estado acompañada del desarrollo de servicios
nacionales ni de la educación del pueblo para ello. Lejos de impactar
hacia el desarrollo, ha devenido en más dependencia y subdesarrollo.
Mirando
en nuestra programación televisiva, uno se percata de que se
desaprovecha su carácter de servicio público para educar en este
sentido. Como tendencia, los espacios asociados a esta temática
divulgan una lógica sobre las TIC más basada en la publicidad comercial
que en fomentar una cultura crítica y creativa de su uso.
Teniendo
un espacio como Universidad para todos que, integrado a los Joven Club
y a los centros de educación superior, pudiera ser una fuente de
educación popular sobre estas tecnologías, se echa de menos que con
excepción de un curso impartido hace más de siete años sobre EcuRed, las
temáticas de las TIC estén ausentes allí.
Aspectos
como la ciberseguridad, la construcción colectiva de contenidos, la
protección de la privacidad, el uso responsable y ético de las redes
sociales, la protección de los menores en los entornos digitales... son
apenas unos pocos de los asuntos sobre los que urgentemente nuestro
pueblo debería ser instruido para hacer un uso creativo, crítico, culto
y descolonizador de las TIC para el desarrollo.
La casi recién nacida Unión de Informáticos de Cuba,
cuya concepción busca hallar una solución que integre la creatividad
individual fomentada por estas tecnologías con el proyecto colectivo de
nuestra sociedad y conectarlo con las prioridades del desarrollo, puede
aportar al enorme potencial profesional existente en el país.
Que
coincidan cada 17 de mayo entre nosotros el Día mundial de las
telecomunicaciones y la Sociedad de la información y el Día del
campesino, es una excelente oportunidad para que pensemos y
profundicemos en estos temas.
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