Jesús González Quinta, español de 34
años, creyó haber engañado a la policía venezolana luego de asegurar
que su esposa, María Liz Cristaldo López, una Paraguaya nacionalizada en
ese mismo país Ibérico, fuera asesinada de un balazo en un suburbio
alojado al oeste de Maracaibo a manos de tres atracadores. Su coartada
fue casi perfecta pero los investigadores del Cuerpo de Investigaciones
Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) del estado Zulia,
descubrieron que el crimen fue un macabro plan de Quinta para quedarse
con el dinero del seguro de vida de su esposa que asciende a 100 mil
euros.
El
homicidio causó un revuelo tanto en Venezuela como en Europa. El trabajo
del gobierno nacional para poner a raya la delincuencia quedó en entre
dicho y la imagen del país se vio afectada. En España, quien supo de la
notica de la muerte de una de sus connacionales a manos del hampa, se
formó una referencia negativa y una especie de mancha empañó la ciudad
de Maracaibo.
El principal autor intelectual de este
repudiado crimen fue Jesús González Quinta, pero contó con la
participación del venezolano Miguel Antonio Duvergel Peña, de 31 años.
Los dos planificaron con detalle la muerte de María Liz Crisaldo en
Madrid y subestimaron a una de las policías investigativas más eficaces
de América, el CICPC.
Quinta, natural de Galicia y dedicado a
labores de taxista en Madrid, conoció a María Liz en esa ciudad y en
agosto contrajeron nupcias. Se cree que antes de cortejarla ya tenía en
mente hacerse de plata casándose con María Liz, para luego matarla y
cobrar el seguro de vida. Hoy, luego de su arresto, se investiga si con
otras mujeres hizo lo mismo.
Siendo apenas novio de María Liz, el
galiciano conoció en un restaurante a Miguel Antonio Duvergel Peña, un
venezolano residenciado en el municipio Libertador de Caracas pero quien
ocasionalmente viajaba a Madrid. Los dos hombres hicieron amistad y
en el mes de mayo la pareja visitó Caracas, teniendo de anfitrión a
Miguel Antonio.
La estadía fue corta y los dos españoles
partieron nuevamente a Madrid a cumplir con sus labores rutinarias, él
manejando un taxi y ella como comerciante.
A los pocos meses Duvargel se marchó
otra vez a España y en ese último viaje, Quinta le planteó su macabro
plan. Decidieron ejecutarlo en el mes de noviembre, fecha en que
nuevamente María Liz y su esposo partieron otra vez a Venezuela. La dama
le había comentada a varías de sus hermanas que le encantaba ese país
latinoamericano.
Una mujer buscó el sicario
Esta mañana el Secretario de Seguridad
Ciudadana del Zulia, Jairo Ramírez, ofreció detalles del caso en una
rueda de prensa donde se hizo acompañar por las principales autoridades
del CICPC, Sebin y del componente militar.
Lo que aún no han establecido es porqué
no se ejecutó el plan del crimen en Caracas y en su defecto escogieron
Maracaibo. Los investigadores presumen que se debió a que una amante
marabina de Miguel Duvargel, de quien sòlo se sabe se llama Eritza y
está residenciada en Caracas, tenía el hombre clave para matar a la
turista española y éste no era otro que su hermano.
Este último fue contratado por Jesús
Quinta y acordaron el pago de dos mil euros para llevar a cabo el
asesinato. No podían dejar cabos sueltos y se pusieron de acuerdo para
que la muerte fuera atribuida al hampa. Fue entonces cuando el sicario
se buscó a uno de sus amigos delincuentes. Entre los dos concretaron el
plan y buscaron un viejo auto Ford, modelo Granada, para hacerlo pasar
por taxi.
La pareja de recién casados tenían
cuatro días en Maracaibo y se habían hospedados en el hotel Maracaibo
Suite. El pasado lunes al mediodía salieron hacia el terminal de
pasajeros pero no llamaron un taxi desde el hotel, decisión que les
pareció extraño a los empleados, tratándose de turistas. Lo que no
sabían era que tomar un taxi en la avenida La Limpia formaba parte del
plan.
Jesús Quinta le había avisado por
teléfono a sus “compinches” que iba saliendo. Fue entonces cuando se
detuvo el falso taxi. En la confesión que posteriormente realizó el
esposo en el CICPC, dijo que conversó con su pareja sobre los euros y
dólares que le quedaban mientras iban en el auto hacia el terminal.
Además comentó que sostuvo una discusión con el “taxista” porque le
quería cobrar más de lo que le habían indicado en el hotel. Todo formaba
parte de la coartada y pretendían que la misma encajarían bien dentro
de las pesquisas que realizarían los detectives.
Saltaban algunas dudas cuando los
investigadores se enteraron que fueron dos hombres quienes se embarcaron
en el Ford Granada luego que el conductor se detuviera a sólo cinco
minutos de salir de frente del hotel y que fueron a una barriada tan
apartada para asaltarlos.
Los delincuentes se habían expuesto
mucho al hacer tan largo recorrido con sus dos víctimas, a quien
llevaban en el cojín trasero. El relato del esposo da cuenta que los dos
hombres luego que los robaron les gritaron que corrieran y luego les
dispararon. Sabuesos del CICPC se preguntaban porqué los hampones habían
actuado de esa manera cuando ya lo tenían todo. De igual manera no
entendían cómo las balas acabaron con la dama y no con su marido.
Un esposo dolido que no respondía con claridad las preguntas
Ese lunes luego del crimen las
autoridades policiales se mostraron indignadas por el homicidio y
comenzaron a actuar bajo la presión nacional que implicaba el asesinato
de una turista en suelo venezolano por atracadores.
Desde ese mismo día se hicieron no menos
de diez allanamientos en Maracaibo y San Francisco, en tanto que el
gobierno del Zulia le prestaba todo su apoyo al dolido esposo,
llevándolo a la clínica del CPBEZ, el SANIPEZ.
Los delincuentes se le habían llevado
todas las pertenencias a la pareja, entre esos objetos, el teléfono
celular de María Liz. El aparato fue rastreado y se le halló a una mujer
identificada como Desiré Carolina Ocando Molero, de 32 años. Esta fue
arrestada en el sector Los Haticos de Maracaibo y entre la noche del
lunes y la madrugada del martes, fueron apresados tres hombres a quienes
los supuestos asaltantes les había vendido el celular. Esta mañana esos
sujetos fueron identificados como Tomás Lenín Ramírez Acosta (21),
apodado Tomasito, Juan Pablo Criollo Zambrano (20) y Humberto José
Palmar Rojas. Alias “El bebé”. También fue arrestado, Genoves Cordo
Tellez, marido de la mujer que negoció el teléfono.
Una vez practicada esas aprehensiones en
el barrio Cujicito. los investigadores continuaron una serie de
allanamientos en el barrio Las Mercedes, vía a la Concepción, en busca
de los asesinos.
Mientras esto ocurría, quienes estaban a
cargo de entrevistarse con el esposo de la turista comenzaron a
sospechar que algo extraño ocurría, pues cada vez que pretendían
obtener detalles de la supuesta emboscada del taxista , Jesús González
Quinta decía estar desvanecido, sin fuerza, débil y sin poder hablar.
Esto llevó a los detectives a considerar
otro móvil del crimen y prosiguieron a analizar la telefonía del
español. Trascendió que los propios funcionarios quedaron sorprendidos
cuando detectaron conversaciones de éste con un sujeto donde se hablaba
del asesinato. Ese hombre resultó ser Miguel Antonio Duvargel Peña,
quien había llegado a Maracaibo procedente de Caracas. El propio Quinta
le había pedido a las autoridades de la gobernación que le ubicaran una
habitación a su amigo, quien había llegado junto con su esposa como
muestra de apoyo.
Los recién llegados fueron hospedados en
el Círculo Militar de Maracaibo pero y allí fueron arrestados por el
CICPC. Luego se llegó a la conclusión de que la mujer no tenía nada que
ver en el caso, sino Eritza, la amante de éste y su hermano sicario,
Estos dos últimos fueron objeto de un seguimiento policial y este
mediodía la mujer fue arrestada en Caracas. De ésta se conoció que para
el momento del homicidio de María Liz, se encontraba en casa de sus
padres, al oeste de Maracaibo.
Un total de ocho personas se encuentran
detenidas por el crimen, los tres autores materiales y cinco que
tuvieron que ver con la adquisición y venta del celular de la española.
Aún falta por la captura del falso taxista y el sujeto que ejecutó a la
española, una emprendedora mujer , madre de dos hijos, quien en sus
ocho años que llevaba en España, en vez de hallar la fortuna que
buscaba, encontró al malévolo Jesús González Quinta.
El caso lo manejó desde un comienzo la
fiscalía once del Ministerio Público y entre hoy y mañana se tiene
previsto su presentación ante un juez. Por ahora se desconoce si éste
será enjuiciado en Venezuela o si el gobierno español solicitará su
extradición.