El libro Pablo Escobar, mi padre,
presentado en la Feria del Libro de Panamá,revela el financiamiento del
narcotráfico a las campañas de los expresidentes de Colombia Alfonso
López Michelsen (1974-1978) yBelisario Betancur (1982-1986).
Juan Pablo Escobar, hijo del más buscado
criminal del siglo pasado y autor del testimonio, aseguró en la
presentación que la prensa colombiana hizo silencio acerca del tema, lo
cual prueba con fotos en su obra.
Al hablar ante un numeroso público que le
hizo preguntas, Sebastián Marroquín (seudónimo con el que vivió muchos
años) negó que su padre hiciera inversiones lícitas en Panamá, pero
deslizó que el Cártel de Cali abrió un banco en este país que declinó
identificar.
El libro testimonial está avalado por una
investigación profunda del tema y refiere el autor que con esto
pretende que las nuevas generaciones conozcan la triste historia de su
familia, para desestimular esa vía de enriquecimiento ilícito como
camino.
Escobar contó que prefirió que su
progenitor purgara 30 años de cárcel, antes de no tenerlo hoy con él, y
reiteró que estuvo a punto de lograrlo, pero la sola mención a la
extradición a Estados Unidos provocó su fuga de la prisión de máxima
seguridad La Catedral.
Para él no hubo posible negociación con
fiscales estadounidenses como ocurre hoy día, en que los hermanos
Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, líderes del Cártel de Cali,
entregaron dos mil millones de dólares y recibieron un tratamiento
diferente, aseguró Juan Pablo.
Ahora los capos van hasta en sus aviones
privados y se entregan a las autoridades de Estados Unidos, hacen un
pacto con la Fiscalía, entregan a alguno de sus compinches y en
condiciones favorables llegan a acuerdos de leves penas, al tiempo que
legalizan su fortuna, explicó.
Otra de las novedades de Pablo Escobar,
mi padre, es la afirmación de su suicidio, contraria a la versión
oficial de que cayó abatido por la Policía colombiana.
Mi padre siempre nos habló a todos de la
posibilidad de suicidarse, porque decía que la última bala era para él,
pero era tal su interés, que buscó con médicos la mejor forma de
dispararse que sería por la bóveda de la oreja, donde el proyectil lo
mataría, y el impacto real fue a dos milímetros de donde siempre me
dijo.
Pero, además que sabíamos que no se
dejaría capturar ni permitiría que alguien le disparara antes, los
forenses confesaron a nuestra familia la verdadera causa de la muerte,
pero las autoridades los obligaron a firmar la conocida versión de que
cayó bajo el fuego de sus captores.
De las múltiples preguntas que le
hicieron al autor durante su presentación, la única que debió pensar la
respuesta, fue cuando del público salió un niño de 13 años que le dijo:
“¿qué se siente ser hijo de Pablo Escobar?”
Juan Pablo le refirió que cuando estaba
frente a una víctima de su padre, sentía el dolor causado por una acción
violenta de él, pero cuando iba a los basureros de Medellín y
conversaba con aquellos que recibieron beneficios, entonces se
comportaba diferente. “Y es que mi padre despertó odios y amores”,
aseveró.
cubadebate