Me siento muy mal cada vez que voy a que me regalen 70 litros
de gasolina para mi carro… y no sólo me sucede a mí.
Con lo que me cobran, si acaso podría comprar un caramelo de mala calidad.
¿Cuándo se sincerará el precio de la gasolina?
¿A qué se le tiene miedo?
¿Cómo el Estado acepta un chantaje de esa naturaleza?
¿Quién se opone?
¿Las condiciones históricas del rechazo radical al aumento de
la gasolina en épocas pasadas tienen que ver con la situación actual?
¿Ardería Troya?
¿No se determinó que buena parte de la situación de las
fronteras es el trasvase de un combustible sin precio a realidades donde es
casi un producto de lujo?
¿La disminución del subsidio a la gasolina no permitiría
enfrentar otras necesidades urgentes?
¿Se establecerá una verdadera diferencia de precios entre
los dos tipos de octanajes, pechando más a la de mayor?
¿Qué pasó con el estudio que se hizo recientemente? ¿Se recomendó algo?
¿Por qué las fábricas de automóviles no hacen en Venezuela
lo que aplican en casi todos los países del mundo, de colocar motores diésel a
todos los vehículos de carga y rústicos, y a buena parte de los dedicados a taxis?
La alternativa del gas licuado ha sido un triste juego
reiterado, cual cuento del gallo pelón.
¿Lo enseriarán alguna vez?
La desidia en este tema tiene un precio, que alguien, algún
día, deberá pagar.