Así fueron “registradas” las mujeres violadas por los paramilitares
en ´La Comuna 13´ en Medellín, acusadas de tener nexos con las FARC.
Credito: Dick Emanuelsson
1º sept. 2015 - Los estragos de la embestida paramilitar que asoló al
país con el beneplácito del estado, aun no son conocidos, en la mayoría
de los casos el cerco mediático impuesto por el estado no ha permitido
que las voces de las victimas sea escuchada.
En muchas regiones del país el paramilitarismo asesino campesinos
señalándolos de auxiliadores de la guerrilla, tal como ocurrió en la
vereda de Zambrano en el departamento de Bolivar, allí 10 hombres del
Bloque Norte de las Autodefensas asesinaron a varios campesinos y luego
procedieron a abusar sexualmente de una madre, sus dos niñas y su hijo
menor.
13 años después persisten las secuelas tanto físicas y emocionales en
los supervivientes de este ataque. Enfermedades de transmisión sexual,
un embarazo producto de los abusos y graves afectaciones psicológicas
son las consecuencias de lo que esta madre y tres hijos tuvieron que
soportar.
Al igual que esta familia 8.518 víctimas fueron reconocidas por la
justicia en la primera gran sentencia contra el exjefe paramilitar
Salvatore Mancuso quien fue condenado junto a 11 jefes paramilitares el
pasado 20 de noviembre.
El fallo contra Mancuso es hasta el momento el más importante que se ha
hecho en el marco del programa Justicia Y paz, el documento que contiene
más de 2.200 páginas narra el salvaje accionar de los bloques que
operaban en Córdoba, Catatumbo, Norte de Santander y el temible bloque
Héroes de los Montes de María.
Estas estructuras paramilitares cometieron 94 masacres en ocho
departamentos, además de las 975 víctimas de desapariciones forzadas se
les atribuyen 140 homicidios, más el reclutamiento forzado a 150 niños,
el accionar de estos grupos provocaron el desplazamiento de 7.048
personas que se vieron obligadas a abandonar sus viviendas.
La sentencia además reconoce 175 hechos y 205 víctimas de violencia de
género, siendo las comunidades indígenas las más afectadas, la sentencia
reseña varios casos uno de ellos fue el de una arhuaca que fue
secuestrada por paramilitares el 17 de abril de 1997. En Ariguaní en el
departamento del Magdalena, teatro de operaciones de alias ‘Baltazar’,
la mujer indígena fue retenida por dos meses y fue obligada a sostener
relaciones sexuales con alias ‘Baltazar’, las violaciones sistemáticas
terminaron en un embarazo por lo que fue sometida a un aborto que le
dejó graves lesiones.
Otro de los casos es el de las mujeres de la vereda de Piedras Pintadas,
en Zapayán en el departamento del Magdalena, en lo que bien podría
pasar por una de las tantas historias de horror de Josef Mengele, el
ángel de la muerte Nazi, un grupo de mujeres fueron brutalmente
esterilizadas el 17 de agosto del 2002, en cumplimiento de una orden
dictada por ‘doña Sonia’, mano derecha de ‘Jorge 40’, con esta acción se
buscaba "controlar la reproducción" de una población que consideraba
afín a las Farc.
Según el fallo el 44 por ciento de las víctimas murió en medio de las
sangrientas jornadas de limpieza social de los paramilitares al mando de
Mancuso que centraron su accionar en los grupos más vulnerables como la
comunidad LGBTI y las trabajadoras sexuales.
Horno usado por los paramilitares
Otro de los hechos que guarda cierto paralelismo con el accionar del
ejército Nazi además de las esterilizaciones, es el uso de hornos de
cremación para desaparecer el cuerpo de las víctimas, solo en Santander
el seis por ciento de las víctimas de Mancuso fueron incineradas, muchas
de las víctimas fueron previamente torturadas y mutiladas con sierras
eléctricas.
Según el fallo, los hombres de Mancuso desaparecieron 1.000 cuerpos de
los cuales es muy poco probable que sean recuperados al menos 560, el
25% de las víctimas fueron sepultadas y el 6% incineradas.
La expansión de las AUC solo fue posible con el apoyo sistemático del
estado que en diferentes momentos históricos las ha usado en su lucha
contra insurgente, lucha que a la postre se convirtió en la excusa para
que el paramilitarismo perpetrara su propia agenda de terror con el fin
de favorecer sus interés económicos y políticos.