“La sabiduría de la vida consiste en la eliminación de lo no esencial. En reducir los problemas de la filosofía a unos pocos solamente: el goce del hogar, de la vida, de la naturaleza, de la cultura”. Lin Yutang
Cervantes
Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobretodo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia dondequiera que esté.
MIGUEL DE CERVANTES
Don Quijote de la Mancha.
MIGUEL DE CERVANTES
Don Quijote de la Mancha.
23 de mayo de 2017
CUANDO UN HOMBRE QUEMA VIVO A OTRO HOMBRE,
LUIS DELGADO ARRIA
Cuando un hombre quema vivo a otro hombre
un perpetuo océano desértico y verde pus emerge y
todos los hombres se espantan,
pues ese hombre está abriendo, para sí y para cuantos, las puertas batientes del infierno.
Cuando un hombre quema a otro hombre vivo
todas las madres del mundo, las vivas y las muertas, no resisten la necesidad de llorar.
por el torturado pero, sobre todo, por el torturador.
Pues saben que en el fondo, todo torturador, sin saberlo, atormenta y tortura para siempre su alma.
Cuando un hombre quema a otro hombre vivo
un infinito océano de hongos venenosos aparece y
el cielo tiembla y se encrespa.
—Pero nadie quema vivo a un semejante sin cómplices, siente Dios.
—Nadie quema vivo a un semejante sin cómplices, repite para sí de nuevo.
—Nadie quema vivo a un semejante sin millares y millares y millares de cómplices.
Quienes gozan, ovacionan o se agradan ante la quema infinita de un infinito hombre vivo son los más perfectos verdugos.
Y Dios lo mira y lo duele.
Dios escudriña con detalle y dolor perfecto a sus más pobres hijos, los torturadores.
Y a los pulcros maestros de torturadores
que invariablemente evitan aparecer en escena