En un barrio de Colombia, un niño regresa de la escuela a su casa, cansado y hambriento y le pregunta a su mamá:
-Mamá, ¿qué hay de comer?
-Nada, mijo.
El niño mira hacia el loro que tienen y pregunta:
Mamá, ¿por qué no nos comemos al loro con arroz?
- No hay arroz.
- ¿Y loro al horno?
- No hay gas.
- ¿Y loro en la parrilla eléctrica?
- No hay electricidad.
- ¿Y loro frito?
- No hay aceite.
El loro contentísimo gritó:
-¡¡¡ VIVA URIBE... CARAJOOOOOOOOOO!!!!
NO SOMOS AGUAFIESTAS, SOMOS REALISTAS. SEA REALISTA PIDA LO IMPOSIBLE
Contrapublicidad: Consume para que seas feliz
La ausencia de noticias reales recrudece en los medios comerciales en vísperas de Navidad, mientras intensifican la propaganda sobre un supuesto “fin de la crisis” fundado en el afán de compras banales inculcado en los pueblos. Los “contenidos informativos” están saturados de ofertas navideñas disfrazadas de noticias chatarra, por ejemplo las últimas “novedades” tecnológicas que deberían regalarse a los seres queridos o dónde se pueden comprar gangas para los regalones. La parafernalia comercial contrasta con la historia legendaria del nacimiento del Niño Jesús alumbrado por María en un modesto pesebre. El patrimonio familiar sólo era el burrito de José, pero hoy la meta universal es regalarse un sofisticado “burrito” japonés cero kilómetro, no importa que contamine el ambiente. En todos los países resuena la misma consigna mediática: “salgan a comprar y sean felices (antes que se acabe la mercancía)”. Las chimeneas echan humo y gases fabricando juguetes, pinturas tóxicas y toda clase de objetos ornamentales sintéticos que pronto se convertirán en basura. Esto ocurre “aquí y en la quebrada del ají”. Es una pandemia mundial. Pero en los noticiarios de TV no hay espacio para explicar cómo y por qué fracasó tristemente la cumbre de Copenhague sobre cambio climático, ni la manipulación de sus acuerdos hecha por los países industrializados, los mismos que destruyen el planeta liderados por EEUU. El fin del mundo ya no es una amenaza de Nostradamus o una profecía más. Es un hecho real, no del futuro sino del presente. Una prueba flagrante es esta Navidad fría en EEUU y Europa, con 20 grados bajo cero. Allí también hay pobres que son los primeros en morir congelados.
La TV logró que todos conozcan los nombres de los Simpson y sepan dónde y qué comprar para estas navidades. Y pocos saben de qué tratan los acuerdos de Kyoto de 1997 que el gran capitalismo sepultó en Copenhague 2009. La TV infla “la propuesta” del guerrero Obama, un saludo a la bandera para “congelar” en dos grados el aumento de la temperatura global (que probablemente tampoco se cumplirá), pero oculta que no se permitió hablar a los líderes de 170 países no industrializados, relegados al rol de meros “oyentes” pobres, con la excepción de Evo Morales y Hugo Chávez, que dijeron sus verdades. Los grandes medios no informan sobre problemas reales, sino que saturan con propaganda y noticias basura o banales. Por tanto, la gente no debería comprar tantas tonterías, atender menos la pantalla chica e informarse mejor apoyando los nuevos medios independientes, no comerciales o públicos.
Ernesto Carmona
*Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
EN MEXICO SOMO TODOS MACHOS... animemonos y vayan « Felipe Calderón«
EN COLOMBIA SOMOS TODOS BERRACOS...animemonos y vayan "Álvaro Uribe«
MANDEN AL PRINCIPITO... animemonos y vayan » Gral Leopoldo Galtieri«
NO HAY GENERAL LATINOAMERICANO CAPAZ DE RESISTIR UN BUEN CAÑONAZO DE DÓLARES » Grafitti en un muro de Puerto Limón«
TODO SE BAILA TODO SE ESCRIBE »...Radio Bemba desde Las Montañas de Putonia
Los hombrecitos Calderón y Gómez Mont están bien protegidos, las familias de los soldados no.
Pedro Echeverría V.
1. Hoy se publicó que un grupo armado asesinó a la madre, una hermana, un hermano y una tía de Melquisedet Angulo Córdova, elemento de la Secretaría de Marina (Semar) que el miércoles anterior participó y murió en el operativo en que fue ultimado el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva, en Cuernavaca, Morelos. La familia del militar vivía en el estado de Tabasco y fue en su casa donde fue acribillada su familia. De manera inmediata vino el desplante de los políticos del PAN y del PRI condenando el hecho y -como si se hubieran iniciado formalmente las campañas presidenciales- se han hecho declaraciones al por mayor como si cada políticos o partido esté vendiendo su imagen. Lo grave del hecho es que la muerte de la familia tabasqueña no es la primera ni será la última. Debe observarse que pronto llegarán a 20 mil las víctimas de esta guerra.
2. Y parecería que 20 mil seres humanos muertos es poca cosa comparada con los muertos en la Segunda Guerra Mundial, en Vietnam, Palestina, Afganistán o Irak. Se olvida que la mayoría de ellos eran seres humanos inocentes que no pertenecía a bando alguno en guerra, es decir, ni era narcotraficante y tampoco miembro de alguna fuerza armada. Eran simplemente indígenas, campesinos, trabajadores, que se encontraron en medio de fuegos o que simplemente fueron confundidos. Allí quedaron sus miserables familias llorando y sufriendo la falta de los pocos ingresos que aportaba su familiar asesinado. Pero el gobierno repite, como si estuviera en campaña política, que el gobierno no dará ni un paso atrás porque tiene que cuidar la democracia y la libertad que vivimos los mexicanos. Parecería que el combate al narco se ha convertido en grito de campaña.
3. Los políticos y gobernantes mexicanos como suele suceder- ni tardos ni perezosos aprovechan la radio y la televisión para condenar a los delincuentes aunque ellos mismos estén implicados en ese tipo de crímenes. En lugar que estas experiencias criminales, que cada día se hacen manifiestas en todo el país, sirvan para analizar la complicación de los problemas de la violencia, las causas que las están produciendo y buscar propuestas rápidas de solución, los políticos salen a condenarlos olímpicamente como si ellos no tuvieran alguna culpa; incluso retan a jefes y escoltas para ver quien gana la guerra. Ya Calderón lo dijo hace tres años (así que nadie debe reclamar) cuando ordenó al ejército y a la policía salir a las calles para acabar con los narcos: tendrán que perderse muchas vidas, tendrán que morir o sacrificarse muchos en bien de nuestra patria.
4. El caso es que el avispero de los narcotraficantes irresponsablemente sigue siendo sacudido y retado con las valientes declaraciones de los más altos funcionarios. Gritan a los cuatro vientos y con el puño cerrado: no daremos ni un paso atrás, vengan por nosotros, aquí los esperamos, estamos preparados para acabar con la delincuencia, no nos retiraremos del campo de batalla, etcétera. Cuando el presidente ilegítimo Felipe Calderón y el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont declaran con gran gallardía que están dispuestos a todo no se si hasta morir por la patria me los imagino caminando a la cabeza del ejército y arriesgando el pellejo junto con soldados y policías como al parecer lo hacen los principales jefes de los narcotraficantes que, muchos de ellos, mueren en acción. ¿O hacen lo mismo que los generales?
5. Por experiencia se sabe que a la casa presidencial de Los Pinos y a las oficinas de la secretaría de Gobernación no se puede acceder sin autorización. Los Pinos está permanentemente acordonado a por lo menos 300 metros a la redonda por unos mil militares. Por su parte la gran casona de Bucareli casi siempre está rodeada por una barda de rejas de hierro de cuatro metros de altura y por lo menos 500 militares con grandes cantidades de gases lacrimógenos, caballos y perros. ¿Y los hogares privados de los altos funcionarios? Éstos viven en zonas reservadas con vigilancia extrema que ningún asaltante se atrevería si quiera pensar en tener algún acceso. Con esa militarización respaldada por cientos de guardaespaldas, guaruras o policías privados, los funcionarios pueden seguir retando a los narcotraficantes sabiendo que nadie les podrá tocar un pelo.
6. Calderón sabe que si retira de las calles al ejército su gobierno podría estar en peligro de caer de un plumazo. Al iniciar su gobierno hace tres años, como una prueba de fuerza ante las amenazas del lópezobradorismo que en diciembre de 2006 llenaba las calles de la ciudad de México protestando contra el fraude electoral, puso al ejército en las calles para combatir el narcotráfico. A partir de aquellos días Calderón fortaleció su discurso y logró que los gobiernos del mundo lo reconocieran; pero lo más importante fue que el presidente de los EEUU, George Bush, le aseguró su total apoyo. Logró que Bush le tuviera confianza absoluta y firmar con el la llamada Iniciativa Mérida que como el Plan Colombia le garantizara armas, helicópteros, asesoría militar, oficinas de coordinación y mucho dinero. El ejército en las calles le dio mucha presencia a Calderón.
7. La situación en el país se agrava por problemas económicos como el desempleo, los salarios miserables y la represión. Al parecer Calderón continuará con el ejército en las calles y manejando el mismo discurso fuerte y de reto; pero también continuarán los asesinatos y las muertes de personas inocentes en todo el país. Es una guerra declarada entre dos bandos armados hasta los dientes con un pueblo que cuando ve llegar a sus pueblos a cientos de camiones del ejército, busca huir de las seguras confrontaciones. A pesar de que Calderón con su política militar ha logrado intimidar a los sectores mayoritarios, no ha podido sacar al país de sus enormes problemas. Así que no se vale que los generales y gobernantes, bien blindados en sus hogares y oficinas, sigan haciendo una guerra en la decenas de miles de mexicanos inocentes mueran cuidando el poder de los ricos.
“LOS FALSOS POSITIVOS SON LA CONTINUACIÓN DE LA POLÍTICA POR OTROS MEDIOS” Von Clauswitzs"
EN QUE MOMENTO SE COLOMBIANIZÓ MÉXICO, PANCHO..."LOS FALSOS POSITIVOS LA COLOMBIANIZACIÓN DE MÉXICO
La guerra contra el narcotráfico está tomando características bizarras en México. Según el excanciller Jorge Castañeda, el Ejército Mexicano está ejecutando narcotraficantes en el país y presentando esos asesinatos como si fueran obra de grupos rivales de la delincuencia organizada. Ésta sería la primera ocasión en la que un exmiembro del gabinete de un expresidente lanza una acusación semejante contra el Ejército. Castañeda mencionó a los “falsos positivos” en una reunión internacional de expertos en la reforma a las políticas antidrogas realizada a principios de noviembre en Alburquerque, Nuevo México. Así explica el excanciller el asesinato masivo de narcos y consumidores de drogas que está ocurriendo en Juárez, convertida ahora en la ciudad con más homicidios en el mundo. Los “positivos” es el eufemismo que usa el ejército colombiano para nombrar a las bajas que ocasiona al enemigo. Hace unos meses, a finales de 2008, las fuerzas armadas colombianas se vieron envueltas en un escándalo por la revelación de que el ejército presentaba como “positivos” a víctimas inocentes de la violencia militar. El escándalo colombiano alcanzó un punto crítico cuando el ejército presentó a 19 jóvenes asesinados del municipio de Soacha, cercano a Bogotá, como guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que habían muerto en combate. Los jóvenes habían sido víctimas de desaparición forzada. La práctica de “falsos positivos” fue confirmada por el Archivo de Seguridad Nacional, una organización sin fines de lucro que busca la desclasificación de documentos oficiales del gobierno de Estados Unidos, que difundió en enero de este año reportes de inteligencia que mencionaban las tácticas de usar escuadrones de la muerte para asesinar a civiles de izquierda y combatientes capturados. La afirmación del excanciller Castañeda es grave. En caso de ser cierta, implicaría la existencia de unidades secretas del Ejército Mexicano encargadas de cometer ejecuciones extrajudiciales para diezmar al enemigo. Sólo así podría explicarse el hecho de que las ejecuciones relacionadas con el narcotráfico estén multiplicándose a ritmos extraordinarios en las ciudades donde están llegando los contingentes militares que ha ordenado el presidente Felipe Calderón. Nada podría ser más perturbador que saber que un gobierno está pasando por encima de la ley para lograr con escuadrones de la muerte lo que no puede hacer con la impartición de justicia. La tesis de los “falsos positivos” trae a la memoria la historia infame de los Halcones y la Brigada Blanca, que actuaron con impunidad para desaparecer y ejecutar a supuestos guerrilleros en la década de 1970. El uso de unidades militares secretas para combatir a la insurgencia armada en el país ha sido documentado ampliamente. Sin embargo, probar esa práctica en el contexto de la lucha contra el narcotráfico ha sido una labor aún más difícil. Lo lamentable es que Castañeda no especifica claramente la fuente de su información. En Alburquerque dijo que la existencia de “falsos positivos” había sido documentada en Chihuahua, donde aparecieron los cadáveres de 29 sicarios que habían sido previamente detenidos. Sin embargo, el excanciller no explicó quién documentó esos casos y qué agencia o unidad había detenido a los presuntos sicarios. En su libro más reciente sobre el fracaso de la guerra antidrogas, el excanciller y el exvocero presidencial Rubén Aguilar atribuyen vagamente esa información a los grupos de derechos humanos, pero, sin pruebas, esa atribución se vuelve una posición cómoda, irresponsable, para deslizar una afirmación de tal gravedad. El libro fue publicado en un momento difícil para México. Estados Unidos evalúa el desempeño de México en materia de derechos humanos y debe certificar ese desempeño, como parte de las obligaciones que impone la ley conocida como Iniciativa Mérida. La situación es complicada para el Ejército Mexicano porque Americas Watch y otros grupos internacionales de derechos humanos, así como los diarios nacionales estadunidenses, destacan la escasez de juicios a militares que han sido acusados de violar los derechos humanos o de abusar de su fuerza, además del hecho de que las fuerzas armadas han acumulado más de 2 mil quejas de derechos humanos a lo largo de los tres primeros años del gobierno de Felipe Calderón. El segundo contexto es importante porque marca la enemistad entre las bandas del narcotráfico y las unidades militares que las están combatiendo. El narcotráfico ha asesinado a dos generales que habían pasado recientemente a retiro y trabajaban en cuerpos de seguridad pública municipal de Quintana Roo y Nuevo León. En la cuenta de los sicarios también existe personal de tropa que ha sido ejecutado y descabezado como una advertencia provocadora a los militares. Después de esas ejecuciones, los mandos militares anunciaron que la respuesta castrense estaba por venir.El tercer contexto es político. El presidente Calderón desmanteló la estructura antinarcóticos que dejó Vicente Fox y cuestionó públicamente la falta de acción o voluntad de sus antecesores en el cargo para combatir al narcotráfico. En ese sentido, el libro de Castañeda y Aguilar tiene en realidad un tufo a defensa del expresidente Vicente Fox. Desde las primeras páginas, defiende las acciones de los presidentes anteriores para cumplir, de una u otra manera, con los objetivos de la lucha contra el narcotráfico. Castañeda debe explicar y fundamentar con mucha claridad sus afirmaciones; de otra manera, todo quedará como un intento mezquino del grupo del expresidente Fox, que intenta contraatacar a Calderón por las críticas que éste hizo a los mandatarios anteriores. El excanciller dedica su libro a lavar la imagen de Fox y a proponer ideas audaces para reorientar la guerra contra las drogas. Está bien si eso es lo que quiere hacer, pero quizá sería mejor si pusiera el esfuerzo en probar la existencia de “falsos positivos”. Ésa sería una tarea más útil y urgente para el país.
por Jorge Luis Sierra* /Wednesday, Dec. 16, 2009 at 7:13 AM/Votairenet.org
*Especialista en fuerzas armadas y seguridad nacional, egresado del Centro Hemisférico de Estudios de la Defensa, de la Universidad de la Universidad de la Defensa de Washington