Por Jose Sant Roz
09/12/09 - http://www.aporrea.org/contraloria/a91438.html
Dieciocho años sin pausa en una carrera política, ascendente, que lo coloca hoy entre las figuras más importantes del mundo. Un hombre que cambió totalmente el escenario geopolítico latinoamericano, cuyo pensamiento liberador y de justicia, en defensa de los pobres, se impone en los países árabes, asiáticos y en el África toda. Un hombre que está hoy en el blanco de todos los asesinos y terroristas del planeta. Un hombre “preso” de su destino, angustiado, sin un equipo de ardorosos comprometidos con el proceso, que de veras le acompañe en su tenebrosa odisea.
Chávez en esencia vive rodeado de burócratas, de tranquilazos profesionales que no sienten a Bolívar, que poco les interesa el socialismo y que viven bajo el influjo de los alucinadores brillos del capitalismo: rodeado de adulantes, de besamanos, de buscadores de negocios y de puestos. En el último “Aló Presidente” me llené de dolor y de preocupaciones al oírle decir que una ráfaga a veces le cruza como un viento seco brutal, cuando siente que se encuentra como Bolívar cuando expresó: “Qué puede un pobre solo contra el mundo”. Y lo dijo en medio de las críticas al ministro Morejón (en relación con los casinos que funcionan a todo pulmón), por lo del hermano estafador del ministro Jesse Chacón, por la poca acción del ministro Diosdado Cabello ante los desmadres del Matacuras que lo llamó hace poco “mafioso”.
Uno no ve entre esos 24 gobernadores, entre esos cientos de alcaldes, entre esos ministros y miríada de altos funcionarios en general, ni siquiera a un Chávez en miniatura. A mí hoy me escuece el alma al recordar a esa larga cadena de ministros sinvergüenzas desaparecidos como Miquilena, Ignacio Arcaya, Alejandro Armas (presidente del CONAC), Alexis Márquez Rodríguez (presidente de Monte Ávila), Efrén Andrade, Arnoldo Márquez, Luis Alfonzo Dávila…; cuántos años perdidos entre esta gente maleada, inútil, perversa. ¿Qué pasa, que en medio de esta revolución bolivariana no podamos todavía contar con alguien que medio se parezca a Chávez? ¿Por qué no surgen quienes emulen su audacia, su genio, su desafío infinito a todos los males de este mundo? ¿Por qué se espera que él lo resuelva todo, y sea él el que hable y desenmascare a los maulas, señale las llagas de la Iglesia, las pústulas de la pobreza en los barrios? ¿Por qué casi ningún funcionario se arriesga en sus respectivas áreas a asumir responsabilidades terribles contra la especulación, contra el crimen, contra los desmanes que se cometen contra la naturaleza, contra los medios asesinos, contra la banca depredadora, contra los médicos estafadores que se adueñan de los equipos de los hospitales y los saquean, contra los latifundistas ladrones y comprometidos con los asesinatos de campesinos, el contrabando y los secuestros en la frontera? ¿Por qué ninguno en la dirección del PSUV se apiada por lo que pasa en la Gobernación de Mérida, por lo que pasa en el Táchira? ¿Por qué tanta calma chicha, tana resignación, incuria y dejadez? Da pánico imaginarse en el desierto de hombres en que quedaremos después de Chávez. La apoplejía meridiana se apoderará de todo en cuanto él nos falte. Da vergüenza, da pena, produce terror.
jsantroz@gmail.com