19 de marzo de 2010

Haciendo posible lo imposible

“What the mind conceives, we can achieved”
Albert Einstein

En las elecciones presidenciales venezolanas de 1988, la suma de los votos alcanzados por la derecha política, representada por los partidos AD (social demócratas) y COPEI (socialcristianos), alcanzó la inobjetable cifra del 92.8%. Diez años después, en las elecciones presidenciales de 1998, esa cifra se redujo a solamente 11.2%; la izquierda, representada en esas elecciones por el nuevo partido de Chávez, el MVR (40.2%), en alianza con el PCV (11.1%), había alcanzado el 51.3%. Un terremoto político había trastocado el poder.

Mas sorprendente aun, en las elecciones presidenciales del año 2006, ocho años después de su historico triunfo electoral, los partidos aliados alrededor de la candidatura de Chávez repiten y obtienen el 62.8% de los votos emitidos mientras que AD+COPEI apenas obtienen un 15.6%. No solo el terremoto se mantiene en el tiempo sino que además aumenta su votación, algo insólito en la historia de los movimientos de izquierda.

¿Como explicar ambos fenómenos en una sola teoría política? Vamos a intentarlo.

A finales de la década de los 70, la izquierda venezolana estaba completamente derrotada políticamente. En 1973, Rafael Caldera en su primer gobierno, termina de enterrar a la izquierda ofreciéndoles la llamada “pacificación”. Los pocos grupos armados que quedaban en las montañas fueron abandonados a su suerte por los “pacificados” de las ciudades. No se produjo una retirada ordenada y solitaria sino una autentica desbandada. Así lo contó Rafael Uzctegui, con rabia y dolor, una noche a finales de los 70 en el Aula Magna de la ULA y así lo oí y sentí yo que estaba sentado a su lado.

La estrategia política de la izquierda venezolana de esos años se resumía en el trabajo de Argimiro Gabaldón titulado “Partido, Frente y Ejército, los tres instrumentos de la revolución venezolana” que circulaba bajo la forma de informe político entre los militantes. El Partido era el PRV, el Frente el FLN y el Ejercito las FALN. El PRV se concebía como un partido de cuadros, no de masas; el Frente debía aglutinar a los sectores progresistas pero nunca lo logró; y el destino de las FALN ya ha sido relatado en el párrafo anterior.

Queda explicado entonces como la izquierda había prácticamente desaparecido del escenario político en las elecciones presidenciales de 1988.

Fue entonces cuando se produjo un cambio de estrategia en la izquierda. En vez de crear un ejército paralelo, al estilo de las FARC-EP de Colombia, se podría tratar de convertir al ejército oficialista en revolucionario. Un recurso desesperado, que rayaba en la utopia. Pero es este cambio de estrategia lo que permite explicar la segunda de las interrogantes y en gran parte la primera.

Chávez se mantiene porque el ejército lo apoya, mucho mas ahora, después de la depuración de altos oficiales de derecha que fue posible como consecuencia del fallido golpe de estado de Abril 2001. Yo en lo personal dudo que la Revolución Bolivariana hubiese sido posible si Chávez hubiese sido un civil, como en el caso de Salvador Allende. Deduzco que el militarismo de la Revolución es una característica indispensable e inevitable de las revoluciones en America Latina donde los ejércitos han sido creados y formados para defender los intereses de la derecha, las “instituciones”, su “democracia”. Este es el argumento de fondo que explica la permanencia de la izquierda y su avance electoral.

Otros elementos, podemos identificarlos con las condiciones objetivas, o mas popularmente, con el hombre preciso en el momento preciso. Chávez, el candidato de 1993, supo llegar al pueblo que masivamente abandonó a los partidos de la derecha y votó por la izquierda. Su formación militar, lejos de ser una desventaja, le dio al pueblo, tantas veces reprimido, seguridad.

Lo demás es historia reciente.