14 de abril de 2010

Siento ser tan pesimista... (o la posible causa de los terremotos, escrita en 2009)

Hay dos maneras de evolucionar: poco a poco y con tiempo; obligado por las circunstancias y de una vez. La Naturaleza usa la primera, la Humanidad la segunda. La Humanidad no desaparecerá, pero tampoco no será la primera vez que perderá un gran porcentaje de sus miembros. Los científicos predicen que para el 2100 el nivel de los océanos podría elevarse dos metros. Esas cifras me producen terror. Primero porque no me las creo: los científicos no tienen forma de calcular el tiempo con tres días de antelación, mucho menos 90 años antes, o son especulaciones o nos mienten deliberadamente para que en el fondo no nos preocupemos, ya que nadie que lea esta nota estará vivo en el 2100. Segundo, admitiendo esas cifras, el peso de semejante cantidad de agua, haría que todas las placas tectónicas se desplazaran produciendo una serie de terremotos en cadena que dejaría al desnudo la impotencia de la Humanidad ante las formidables fuerzas de la naturaleza. La sociedad de consumo es una especie de Titanic que navega directamente hacia el iceberg y a pesar de las advertencias se hundirá inexorablemente. Los sobrevivientes serán el germen de la nueva Humanidad como en una de esas películas de ficción sólo que esta vez es de verdad y parece que ocurrirá muy pronto. La cotidianeidad de los noticieros nos impide mirar hacia el futuro.