3 de abril de 2014

El espejo: El dueño del circo

José Vicente RANGEL /

jv
1 A medida que languidece el guarimbeo la situación tiende a aclararse. Se puede decir que la conspiración de los EEUU y de la derecha, fracasó -claro, por ahora, porque la amenaza sigue en pie-. Luego de casi dos meses de intensa violencia protagonizada por grupos de choque apoyados, descaradamente, por alcaldes de oposición; de la ofensiva contra la economía y la bestial campaña mediática montada en el exterior, el gobierno de Maduro no sólo sobrevivió sino que, como lo indican las encuestas, aumentó su apoyo popular en tanto que la oposición se desplomó. El dato confirma la calidad democrática del pueblo venezolano, su rechazo a la aventura golpista, la lealtad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y la capacidad de conducción del liderazgo chavista que asumió la difícil tarea de suceder a Chávez y de ejecutar su legado.
2 Lo sucedido en el lapso febrero/marzo, cuya característica ha sido la crispación, augurios terribles e insólitas provocaciones, confirma la irresponsabilidad opositora. En una coyuntura compleja fue incapaz de actuar con sindéresis. Pretendió, como siempre lo hace, nadar en dos aguas al mismo tiempo, la legalidad y la subversión. ¿Resultado? Fracasó en el intento, como quedó en evidencia. De nuevo la oposición se embarcó en la temeraria aventura de mezclar actividad cívica y violencia, y como suele suceder en tales circunstancias cosechó derrotas. Las dos líneas hicieron crisis, la violenta en su versión guarimba y la pacífica en su expresión más acabada, la MUD.
3 Pero los poderes fácticos que se trazaron la meta de derrocar al gobierno constitucional de Venezuela, reaccionaron con rapidez ante la hecatombe. Están convencidos de que es el momento de acabar con el proceso bolivariano ahora. Que la decisión no puede ser diferida. Porque hacerlo equivale a dejar que Maduro se consolide. El imperio y la derecha tuvieron que calarse a Chávez -tascando el freno-, pero no están dispuestos a hacer lo mismo con la sucesión. Por eso estoy convencido que el binomio gobierno EEUU/derecha venezolana intenta, con motivo de lo que ocurrió en el país durante las últimas semanas, un importante cambio. Los organismos que en EEUU tienen a su cargo la carpeta Venezuela -Departamento de Estado, Pentágono-; los que apoyan a la oposición y están involucrados en los planes desestabilizadores -CIA y otros-, arribaron a la conclusión que tienen que asumir la conducción de la conjura en territorio venezolano. Es decir, la ejecución práctica de los operativos previstos, a partir del convencimiento de que la oposición interior no acierta. Que carece de política. Que está minada por las contradicciones. Las sucesivas derrotas electorales son reveladoras de su debilidad para competir con el chavismo, y lo que acaba de suceder con el fracaso del golpe guarimbero, en el que cifraban esperanzas, confirma que esa oposición, su liderazgo, no tiene capacidad para derrocar a Maduro.
4 La MUD está casi desaparecida. Capriles está por el piso. López sufrió un rudo golpe con su detención. Ledezma y Machado restan en vez de sumar, y las encuestas lo confirman. La guarimba abrió una brecha entre sectores de clase media -los más afectados por la violencia- y la cúpula opositora. En tanto, el gobierno de Maduro se fortalece con el dinamismo de su gestión administrativa, su mensaje a favor del diálogo y la ofensiva por la paz que logró incorporar a personajes del mundo económico, empresarial, profesional, político, cultural. ¿Qué hacer?, se plantean en Washington. La presión de los halcones sobre Obama, del lobby cubano de Miami, de los senadores de la ultraderecha y de algunas corporaciones, obliga a reajustar la línea de acción. Ejemplo: asumir, de una vez por todas, el mando de la política hacia Venezuela. O sincerarlo. Por consiguiente, relegar a un segundo plano el papel que hasta ahora cumplen la MUD y otros factores. El sello que se le imprimiría al viraje está delineado en las declaraciones del Vicepresidente Joe Biden contra Maduro en Santiago -con ocasión de su asistencia a la toma de posesión de Michel Bachelet-; en las reiteradas provocaciones del Secretario de Estado, John Kerry, y en las sibilinas afirmaciones del Jefe del Comando Sur, general John Kelly. Todas cargadas de amenazas, abiertas y veladas. Reveladoras de que ahora el problema de Venezuela es directamente con el gobierno de los EEUU y no con quienes conducen la oposición al interior del país. O sea, que la cosa es con el dueño del circo y no con los subordinados. Maduro lo entendió así. Lo intuía. Manejaba buena información. Por eso los pasos que está dando: la alerta al pueblo y a la Fanb, así como la movilización de los amplios y leales apoyos con que cuenta Venezuela en el exterior. En síntesis: la pelea es peleando. Pero, eso sí, con inteligencia. Sin dejarse provocar.
Laberinto
Tres generales de la Fuerza Aérea detenidos por tramar un golpe. Hace tiempo lo venía advirtiendo. Hay un trabajo militar de la oposición de carácter subversivo, al cual hay que pararle. Quienes gobiernan deben tener “ojo pelao”, como se dice en criollo. La institución armada es leal, pero siempre hay tentaciones y desviaciones…La encuestadora “Pronóstico”, sobre la cual no tengo información de compromisos con el gobierno o la oposición trae, en su entrega de marzo -el trabajo de campo se realizó en la Gran Caracas los días 8 y 9 de marzo-, el siguiente resultado a la pregunta “de realizarse elecciones presidenciales, ¿por quién votaría?”: Ledezma 1,3%; Capriles 16,5%; López 17,1%; Machado 0,6%, Maduro 40,3%; candidato no radical 16,5%; otro, ¿cuál?, 7,7%. Como se puede ver, las opciones más radicales, Ledezma y Machado, aparecen con un porcentaje desolador. La otra, López, no responde a las expectativas de algunos medios y analistas…
Por cierto, los peores resultados en todas las encuestas que se hacen en el país, son los de los convocantes a la marcha contra Cuba. Conclusión: la xenofobia no da dividendos…
La madre de todas las guarimbas, de la violencia consumada contra la ciudadanía, son los alcaldes de oposición. Su negligencia, inhibición, dualidad o abierta connivencia con los guarimberos durante los acontecimientos de febrero y marzo, facilitó el desbordamiento del terror en sus municipios. Como consecuencia de su felonía deberían responder por los costosos daños a propiedades públicas y privadas, y la administración de justicia debe establecer responsabilidades por el saldo trágico de muertos y heridos. Se está haciendo, pero hay que ir más a fondo…
Asumí en la IV República una responsabilidad que me condujo al “corazón de las tinieblas”, para decirlo con palabras de Conrad. Es decir, al submundo de la represión más brutal -torturas, desapariciones, detenciones arbitrarias, campos de concentración, eliminación del debido proceso, en fin, terrorismo de Estado-. O sea, violación absoluta, deliberada, consciente de los derechos humanos como nunca había ocurrido en el país. Con el agravante de que todo se consumó en democracia, con asesoría y entrenamiento de expertos norteamericanos en contrainsurgencia y de esbirros cubanos como Posada Carriles. Por eso sorprende el cinismo -¿o desinformación?- de algunas ONG que afirman que ahora ocurren en el país las mayores violaciones de los DDhh de los últimos 50 años. Igual pasa con la asqueante campaña de ciertos medios que difunden falsas versiones sobre actos de tortura, con lo cual degradan la denuncia…
Ojo: Se profundiza brecha en la oposición y aumenta su desesperación. Se torna más peligrosa.