04/06/2014 - 10:27 am
Análisis
 Ya Venezuela. Un delincuente acusado de varios crímenes y de portar 
armas (y sin haber pagado con cárcel sus fechorías) estaba en el Palacio
 de Miraflores, sede de la oficina del presidente Nicolás Maduro, el 
pasado lunes 2 de Junio. Minutos después fue asesinado.
Yorman
 Pedro Márquez Rodríguez, de 30 años de edad y mejor conocido como 
“Gordo Bayón” (que de “gordo” lo único que tenía era el cúmulo de 
acusaciones por delitos cometidos), fue asesinado la noche del pasado 
lunes en las puertas del Hotel Venetur Alba Caracas, lugar donde se 
hospedaba (Hab. 536), luego de asistir a las reuniones de discusión del 
contrato colectivo de la acería Sidor que se realiza desde hace dos 
semanas en el palacio de gobierno de Venezuela, según la reseña del 
periodista Germán Dam del Correo del Caroní en el Estado Bolívar.
El
 asesinato del “Gordo” Bayón se convierte en un verdadero escándalo 
nacional e internacional no tanto porque haya perdido la vida de la 
misma manera en que la perdieron 3 de sus presuntas víctimas, sino 
porque éste personaje se reunía con el alto gobierno y en el mismo lugar
 donde despacha el Presidente de la República.
¿La
 Casa Militar sabía de quién se trataba?  Por supuesto que sí. Y no era 
la primera vez que el “Gordo Bayón”entraba a Palacio. El 2 de Agosto de 
2012 se reunió, en compañía de varios sindicalistas, con el entonces 
Vicepresidente de la República Elías Jaua en el propio Palacio de 
Miraflores.
Lo
 grave de aquella reunión con el actual Canciller en Caracas es que el 
Gordo Bayón tenía sólo 24 horas libre, con prohibición expresa de salir 
del Estado Bolívar según dictamen  del Tribunal 3° de Control ¿Podían 
ignorar en Miraflores este hecho?
Los 26 meses de crímenes, impunidad y paseos por Miraflores
29 de Febrero de 2012. Yorman
 Pedro Márquez Rodríguez fue uno de los 10 detenidos por el asesinato de
 Richard Carvajal, Maikel Sánchez y José Jaimes en el barrio Vista 
Alegre, de San Félix, Estado Bolívar. Fue privado de libertad por el 
delito de homicidio calificado por motivos fútiles e innobles.
1 de agosto de 2012. Habiendo
 estado apenas 5 meses detenido por los crímenes que se le imputaban, el
 Tribunal 3° de Control le otorgó al Gordo Bayón y a dos de sus 
compinches una medida cautelar de libertad, con presentaciones 
periódicas y prohibición expresa de salida del Estado Bolívar.
2 de Agosto de 2012. No
 habían transcurrido 24 horas de haber sido liberado, el nombre del 
Gordo Bayón figuró en el listado de las 15 personas que viajaron a 
Caracas en las avionetas Beechcraft B200 -siglas YV2452 y YV2452- 
contratadas por la Gobernación del Estado Bolívar para que 
“tercerizados” de Sidor se reunieran con el entonces vicepresidente de 
la República, Elías Jaua.
26 de Noviembre de 2013. Tras
 pasar un año bajo perfil, el Gordo Bayón fue apresado por funcionarios 
de la policía científica (Cicpc) que investigaban un homicidio ocurrido a
 principio de mes. Le incautaron una pistola Glock .40.
Diciembre de 2013. El Gordo Bayón recibe otra medida cautelar de libertad.
19 de Mayo de 2014. El
 Gordo Bayón es invitado al Palacio de Miraflores, junto a otros 
sindicalistas de SIDOR, para discutir el nuevo contrato colectivo de la 
Siderúrgica del Orinoco. El expresidente de la acería, Javier Sarmiento,
 y la directiva militar de la estatal prohibieron que Gordo Bayón y 
otros 11 dirigentes de la construcción, abordaran el avión de la Fuerza 
Armada Nacional Bolivariana (FANB) en el que se trasladarían la 
directiva de Sidor y trabajadores de la factoría a Caracas.
2 de Junio de 2014. El
 Gordo Bayón se retira de Miraflores antes de concluir las discusiones 
del día. Toma una moto-taxi para trasladarse hasta el Venetur Alba 
Caracas donde se alojaba, y en las puertas del hotel 5 estrellas es 
acribillado por pistoleros que se trasladaban en un vehículo. A las 
pocas horas del asesinato, una persona que se identifica como “Eduardo 
Natera, alias El Pelón” (también imputado por varios delitos y prófugo 
de la justicia) asume la autoría del crimen ante la redacción del diario
 El Correo del Caroní en Guayana.
3 de Junio de 2014. La
 noticia es difundida en diversos medios regionales de Guayana y algunos
 medios nacionales. El hecho pasa como un asesinato más entre tantos que
 ocurren a diario en Venezuela.
4 de Junio de 2014. Los venezolanos esperan una explicación del Presidente de la República (y de él porque es el jefe del palacio).
Preguntas que deben ser respondidas
¿Por
 qué el Gordo Bayón, luego de haber sido imputado por crímenes graves, 
es dejado en libertad en tiempo récord? ¿Por qué el gobierno, estando 
informado de la peligrosidad y de los crímenes por los cuales ha sido 
acusado este sujeto, lo recibe en el Palacio de Miraflores como un 
personaje respetable con el cual el Vicepresidente de la República y 
otros funcionarios del alto gobierno puedan entablar una tertulia amena?
 ¿Quién ofrece una explicación convincente a los familiares de Richard 
Carvajal, Maikel Sánchez y José Jaimes sobre el trato dado al Gordo 
Bayón? ¿Cómo es que la gobernación del Estado Bolívar facilitó la 
violación de un dictamen de un tribunal, el cual prohibía al Gordo Bayón
 traspasar los linderos del Estado Bolívar, en avión privado y nada 
menos que rumbo al Palacio de Miraflores? ¿Estarán conscientes las 
autoridades nacionales y regionales del tufo de crímenes, impunidad y 
poder que transpiran sus decisiones?
Pero
 más allá del caso del Gordo Bayón, hay algo más grave que hasta ahora 
pocos han dado la trascendencia que amerita ¿Cómo es que el Presidente 
de la República envía emisarios del alto gobierno a dialogar con los 
criminales de algunos sectores del país para pedirles que abandonen 
voluntariamente sus armas, y a cambio de qué? ¿Cómo es que un ministro o
 cualquier otro alto funcionario sale como emisario presidencial a 
dialogar con los criminales (por tanto sabe quiénes son y dónde se 
encuentran) y no los someten a que paguen por sus delitos? ¿Desde cuándo
 un gobierno se puede permitir el error capital de darle al criminal el 
rango de beligerante legítimo? ¿Será que el gobierno ofrece a los 
criminales el perdón de sus asesinatos a cambio de que no sigan 
cometiendo más crímenes (porque de lo contrario ningún criminal sería 
tan pendejo para abandonar las armas y encerrase voluntariamente en 
prisión)? ¿Qué vaina es esta, presidente?
Los
 familiares de las decenas de miles de venezolanos decentes asesinados 
merecen una explicación convincente antes que se afiance la idea que la 
criminalidad y el poder andan agarrados de la mano en Venezuela, que el 
crimen impune es política de estado, lo cual amerita el mayor de los 
castigos porque estaríamos en manos de un estado forajido.
En
 esta guerra que tienen los venezolanos contra el crimen y la impunidad 
no hay espacio para las vacilaciones nacidas a veces de absurdas 
posturas políticas e ideológicas que lo único que ha hecho es 
envalentonar a los criminales. Lo del Gordo Bayón rebasó el vaso.