5 de octubre de 2014

Ellos mismos se asustan

DANIEL CÓRDOVA ZERPA


Un buen amigo que vive en uno de los bastiones de la oposición, como es el municipio El Hatillo y que además ha sido siempre opositor al Gobierno Bolivariano, con sinceridad me confesaba que no le gustan ni las formas ni el mensaje del liderazgo de Voluntad Popular (VP), cuyos dirigentes llevan las riendas del gobierno municipal en su localidad.
Según me refiere este compañero, buen periodista para más señas, él mismo ha podido comprobar in situ que a los chicos de VP los distinguen características nada halagüeñas como: la soberbia, la arrogancia, la ignorancia y, lo más grave, el marcado desprecio, o más bien “así como un asquito” por la gente de las zonas populares.
La percepción del colega hace justicia a las actitudes asumidas por la dirigencia nacional del partido de Leopoldo López, una agrupación política donde se congrega el ala más radical de la oposición y se apuesta abiertamente por la violencia como método para conquistar el poder.
Los escarceos con el paramilitarismo colombiano, así como las expresiones de odio, racismo y clasismo que acompañan, directa o indirectamente, el mensaje de estos “líderes”, configuran tendencias preocupantes, sobre todo teniendo tan cerca el dramático ejemplo de la guerra social que se ha vivido en Colombia durante más de 70 años, producto de la intransigencia de una clase social que se siente ungida por la mano de Dios para imponer a sangre y fuego su visión de país.
Los ideólogos de “la salida”, que son los mismos del golpe de Estado y el paro petrolero, reciben financiamiento y asesoría de facciones radicales norteamericanas. Con ese apoyo no solo siguen planificando acciones basadas en la fuerza bruta, sino que van depurando su violencia con un ensañamiento que para los pelos. La forma como habla el jovencito Lorent Saleh retrata de cuerpo entero las macabras intenciones de estos inescrupulosos sujetos. Así serán de fascistas que hasta ellos mismos se asustan.