Las grandes empresas privadas
responsables del abastecimiento no han reportado disminuciones
significativas en sus niveles de producción, tampoco han manifestado
haber cerrado sus plantas. En consecuencia, las dificultades de acceso
oportuno y permanente a los alimentos, tal como se recoge en la
declaración de los diputados no necesariamente se debe a la disminución
de la disponibilidad. El problema se centra en el hecho de que estos
alimentos que han sido producidos, importados y por tanto disponibles,
no se encuentran de manera regular, oportuna, permanente y suficiente en
los anaqueles, dificultándole al pueblo su acceso.
Una vez superadas las dificultades y
luego de haber padecido largas colas o de haber pagado un sobreprecio en
los mercados paralelos, o después de haber sido beneficiado de los
programas sociales implementados por el Gobierno Nacional orientados a
garantizar el acceso a los alimentos,el pueblo venezolano ha logrado
consumirlos. Sin duda, lograr adquirirlos ha sido una gran calamidad por
la cual atraviesa el pueblo venezolano, pero distante de una situación
de inexistencia de seguridad alimentaria, de hambruna o de crisis
humanitaria.
El consumo diario de alimentos del
venezolano alcanzó las 3.092 kilocalorías el año 2015, nivel que supera
el mínimo de seguridad alimentaria plena establecido por la FAO, el cual
se ubica en 2.720 kilocalorías diarias por persona (Ver gráfico). Desde
1999 el consumo de kilocalorías diarias ha registrado un franco
incremento, a excepción del 2002, año en el que sectores que hacían
oposición al Gobierno adelantaron acciones de sabotaje a la empresa
Petróleos de Venezuela, la principal del país. Si bien los niveles de
consumo en kilocalorías no se ubican en los mismos niveles que en 2011
(año con mayor registro de consumo alcanzando las 3.221 kilocalorías),
éstos siguen siendo superiores a las 3.000 kilocalorías diarias, lo que
tampoco se corresponde con las manifestaciones de desabastecimiento y
las largas colas.
Venezuela es el segundo país con mayor
disponibilidad de calorías para el consumo en América Latina. Con estos
niveles de consumo diario, resultará cuesta arriba convencer a la
comunidad internacional de la situación de hambruna en Venezuela.
¿A qué se deben las serias dificultades
para que el pueblo venezolano acceda oportuna y permanentemente a los
alimentos, si éstos han sido producidos, importados y por tanto están
disponibles en cantidades suficientes permitiendo alcanzar los niveles
de consumo mostrados? ¿Sobre quiénes recae la responsabilidad de que el
pueblo deba padecer tales agravios?
Tanto la producción como la distribución
de los 10 alimentos más difíciles de adquirir, por los cuales hay que
hacer largas colas (harina de maíz precocida, arroz, pastas
alimenticias, leche, aceite, margarina, café, carne de pollo, carne de
res y huevos de gallina) están concentradas en no más de 10 grandes
empresas privadas.
A manera de ejemplo, el alimento que más
consume el venezolano es la harina de maíz precocida, forma parte de
sus desayunos y cenas y es utilizada para la preparación de las arepas y
bollos. Esta harina ocupa el primer lugar de la lista de alimentos más
consumidos, representando el 11,4% del consumo total de alimentos
diarios. En promedio, el venezolano consume 115,7 gramos diarios de esta
harina. Se requieren alrededor de 97.000 toneladas mensuales para
abastecer al pueblo venezolano. La capacidad instalada de producción
nacional de harina de maíz precocida es 125.450 toneladas mensuales, de
las cuales el 81% está concentrada en ocho (8) empresas privadas. De
éstas, solo una cuenta con el 62% de la producción de harina.
Estas 10 grandes empresas privadas,
sobre las cuales recae la responsabilidad de abastecer de alimentos al
pueblo venezolano no han disminuido sus niveles de producción, no han
cerrado las líneas. Por el contrario, en sus reportes se registran
incluso aumentos de producción. Siguiendo con el ejemplo, la producción
de harina de maíz precocida de una de las empresas con mayor capacidad
instalada, pasó de 43.159 ton/mes promedio en 2014 a 49.600 ton/mes en
2015.
Representantes de la industria de
alimentos insisten en que la causa de la escasez es la disminución de la
producción atribuida a dos aspectos: a la política de regulación de
precios de los alimentos, que “no le garantiza ganancias adecuadas” y a
la no asignación inmediata y suficiente de divisas por parte del Estado a
estos empresarios. El hecho de que los alimentos hayan sido consumidos
(luego de superadas las dificultades para el acceso por parte del pueblo
venezolano) da muestras de que la producción y/o importación no han
disminuido de manera significativa, y por tanto, la política de control
de precios y la falta de divisas no están incidiendo sobre los niveles
de disponibilidad.
Comparaciones históricas entre los
niveles de disponibilidad y de precios regulados evidencian que si bien,
para algunos alimentos y en algunos períodos, ha habido un rezago de
los precios, esta situación no ha afectado la disponibilidad. Incluso
desregulaciones de los precios de algunos alimentos no han garantizado
que éstos se encuentren de manera oportuna, permanente y suficiente en
los anaqueles. Tal es el caso de la margarina, los granos, la salsa de
tomate y la mayonesa, todos muy consumidos por los venezolanos, cuyos
precios no están regulados y sin embargo, su acceso se ha hecho difícil.
O por ejemplo, alimentos cuyos precios han sido recientemente revisados
y actualizados, como es el caso de los huevos de gallina, el café y el
arroz, y sin embargo, tampoco se encuentran en los anaqueles.
El Gobierno Nacional ha estado asignando
divisas para importar la materia prima y los insumos necesarios para la
producción, o para adquirir en el exterior los alimentos terminados. Al
comparar los niveles de importación del 2004 (año en el que no se
registraba desabastecimiento de alimentos) con 2014, se observa que en
el primero ascendieron a US$ 824.880.750,00 y en 2014 las importaciones
sumaron US$ 2.281.712.109,97. La cantidad de divisas que el Gobierno
Nacional asignó para la importación de alimentos o sus insumos
incrementó 177% durante el mencionado período.
A partir del 2015 los ingresos de
divisas del país han registrado una disminución consecuencia de la caída
de los precios del petróleo, no obstante, eventuales disminuciones en
la asignación de divisas no se corresponden con los niveles de consumo y
por tanto de disponibilidad de alimentos durante el referido año.
Siguiendo con el mismo ejemplo, la mayor productora privada de harina de
maíz precocida en Venezuela recibió en promedio, solo en 2014, 367%
adicionales de divisas con respecto a los años anteriores.
Las serias dificultades que el pueblo
venezolano está enfrentando para acceder a los alimentos no son causa de
la disminución de la disponibilidad. Las dificultades se presentan en
el proceso de distribución y suministro, en el hecho de que los bienes
producidos en cantidades suficientes no se encuentran oportuna y
permanentemente en los anaqueles de los establecimientos expendedores de
alimentos, generándose de esta manera una percepción de “escasez” que
origina largas colas y la proliferación de mercados ilegales en los que
se transan estos alimentos a precios muy elevados. La pregunta que surge
es en manos de quién están estos alimentos? ¿De quién depende su
distribución y suministro?
En el Arte de la Guerra” de Sun Tzu se
lee que “La regla general de las operaciones militares es desproveer de
alimentos al enemigo todo lo que se pueda”. Es que acaso está el pueblo
venezolano siendo sometido a una guerra?
En las guerras militares,
convencionales, a quien se busca privar de alimentos es a los ejércitos,
a las tropas, no a los civiles, acción que por inhumana igualmente
rechazamos, tanto la privación de los alimentos como la guerra misma.
Pero en este caso es al pueblo venezolano todo, sin distinción (aunque
el de menos recursos siempre es el más afectado) a quien se le está
tratando de privar de los alimentos, haciéndole cada vez más difícil su
acceso. Será que se trata de un gran chantaje para acceder al poder
político de parte de algunos sectores? ¿Será que apuestan al desgaste,
desesperación, desesperanza, angustia e incertidumbre del pueblo
venezolano? ¿O es que acaso ven en el pueblo venezolano un gran
ejército? Necesario es identificar quiénes son los que comandan estas
acciones que consideran al pueblo venezolano un enemigo, capaces de
intentar desproveerlo, sin piedad alguna, de los alimentos.
Vale la pena recordar uno de los pasajes
de El Príncipe de Nicola Machiavelo: “… un príncipe jamás podrá dominar
a un pueblo cuando lo tenga por enemigo, porque son muchos los que lo
forman; a los nobles, como se trata de pocos, le será fácil”.
(albaciudad.org)