11 de febrero de 2017

China desafía a las instituciones financieras internacionales

Posted: 10 Feb 2017 07:30 PM PST

El Asian Infrastructure Investment Bank o Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (o AIIB) es una institución financiera internacional propuesta por China con el objetivo de desarrollar proyectos de infraestructura en la región Asia Pacífico, así como herramienta financiera para la Nueva Ruta de la Seda.

Es cierto que el crecimiento asiático estaba necesitando una fuerte inversión en infraestructuras, es cierto que el proyecto chino de unir en una ruta comercial Asia, Europa y África necesitaba financiación, pero que precisamente se haya optado por una institución financiera alternativa al orden financiero mundial, ha despertado los recelos de algunos.

El AIIB se planteó en 2009 como una forma mediante la cual China podría hacer un mejor uso de sus reservas de divisas, en vez de tenerlas acumuladas. La idea caló en las élites chinas, y en 2013 ya se había lanzado la iniciativa oficialmente. Poco a poco empezaron a unirse países a la misma.

Además China no se sentía de acuerdo con su representación en el Banco Asiático de Desarrollo. En este, Japón controlaba el 26 por ciento, y China el 5,47 por ciento. Unas cantidades bastante desproporcionadas para lo que supone el peso de cada una de las economías. Especialmente cuando hace años que China superó a Japón como la segunda economía del mundo. Eso sí, el AIIB es más pequeño que Banco Asiático de Desarrollo y el Banco Mundial.

China no quiso empezar sola en esta aventura, así que se puso a reclutar a otros países interesados en participar en su institución multilateral. Empezaron otros países del mundo, siendo el Reino Unido el primer país del bloque occidental que decidió unirse. Estados Unidos en cambio decidió no hacerlo, y la verdad es que es muy poco probable que bajo la administración Trump decida hacerlo.

Otros países europeos siguieron al Reino Unido, como Francia, Alemania e Italia. También se ha unido España, que ha firmado el 29 de junio de 2015 junto con otros muchos países, pero no ha ratificado el acuerdo.

Por supuesto China en este nuevo banco tiene un mayor poder de decisión, le corresponde un 33,41 por ciento del capital y un 28,79 por ciento de los votos. Para que nos hagamos una idea de la preeminencia de China en este banco, la India (Japón no participa) tiene un 8,31 por ciento y es el segundo miembro con mayor porcentaje de voto. Rusia que es el tercero tiene un 6,55 por ciento [...]

El objetivo del AIIB es proveer infraestructura que incremente el desarrollo y la interconectividad de Asia. Las infraestructuras que financie el AIIB deberían de promover suministro de electricidad estable, sistemas de transporte eficiente, agua limpia, acceso a servicios sanitarios y telecomunicaciones modernas. Si alguien piensa que estas infraestructuras se dan por supuestos, le recuerdo que partes de Asia todavía hay el que se está comprando su primera nevera.

De momento el AIIB [...] sólo ha financiado 1.700 millones de dólares y nueve proyectos: un gasoducto en Azerbaiyán, un puerto comercial en Omán, la preparación de un sistema de ferrocarril en este mismo país, una turbina de ciclo combinado en Myanmar, mejoras en los barrios pobres de Indonesia, una autopista en Pakistán, mejoras en la red de distribución eléctrica de Bangladesh, mejoras en una central hidroeléctrica en Pakistán (en colaboración con el Banco Mundial) y mejoras en la conexión por carretera en Tayikistán y Uzbekistán.

Para 2017 el AIIB tendría que invertir en tres áreas temáticas, la primera sería la infraestructura sostenible, la segunda la conexión entre países y la tercera catalizar el capital privado para la infraestructura. Institucionalmente pretende mejorar su enfoque estratégico, proveer un mejor servicio a clientes, su acceso al mercado financiero y sostenibilidad financiera y continuar con la construcción de la institución. Que en el fondo está todavía dando sus primeros pasos.

Podemos ver como el AIIB está avanzando despacio, pocos proyectos, bien elegidos y todavía construyéndose a sí mismo, la pregunta es ¿lo acabará usando China para desafiar las instituciones financieras occidentales?