Cuatro escoltas al servicio de la familia del gobernador del estado
de México, Enrique Peña Nieto, fueron asesinados a balazos la noche del
jueves en céntricas calles del puerto. De acuerdo con la versión oficial
de los hechos, difundida por el gobierno de Veracruz, los agresores
fueron presuntos sicarios del cártel del Golfo, quienes habrían
confundido a los escoltas con integrantes de bandas rivales del
narcotráfico. Las cuatro víctimas eran policías de la Agencia de
Seguridad Estatal (ASE), y custodiaban a los hijos, suegros y cuñada del
mandatario mexiquense, que vacacionaban en esa zona turística, confirmó
por separado el secretario general de Gobierno del estado de México,
Humberto Benítez Treviño. Agregó que la familia del gobernador regresó
la mañana de ayer viernes a la ciudad de Toluca, sana y salva. La
Procuraduría General de Justicia de Veracruz, mediante un comunicado de
prensa, informó a que “presuntamente el enfrentamiento se debió a que
los escoltas fueron confundidos con un grupo rival, y (que) no fue un
ataque directo contra los hijos de Peña Nieto, quienes ya se encontraban
hospedados en su hotel”. Aunque, en contrario, la Procuraduría del
estado de México asegura que los agentes sí iban escoltando a los
familiares del gobernador Peña Nieto en el momento del ataque. Según las
investigaciones de la Procuraduría veracruzana, poco antes de las 23:00
horas del jueves, los policías escoltas Fermín Esquivel Almanza, Ray
Érick López Sosa, Roberto Delgado Nabor y Guillermo Ortega Serrano
transitaban a bordo de una camioneta Dodge tipo Durango, sobre el
bulevar Manuel Ávila Camacho. Metros adelante de la céntrica calle
Bolívar, otras dos camionetas de la marca Mitsubishi, negras, circulaban
también sobre la avenida del malecón, pero en dirección opuesta. Según
testigos, las dos camionetas oscuras “se brincaron en forma intempestiva
el camellón” y persiguieron a los escoltas, contra quienes abrieron
fuego. Los cuerpos de dos escoltas quedaron dentro de la camioneta
Durango con matrícula del estado de México, y el otro par de policías
fueron abatidos en plena banqueta de la plaza Soberanía, y rodeados por
cientos de casquillos de armas largas AK‐47, conocidas como cuernos de
chivo. Horas después del ataque el gobierno federal anunció el envío de
fuerzas federales policiacas y militares que ejecutarán un operativo
conjunto contra la delincuencia organizada.