17 de enero de 2018

MEXICO- LAS ABEJAS DE ACTEAL: FRENTE A LA VIOLENCIA, ORGANIZACION, AMOR Y DIGNIDAD

Resumen Latinoamericano, 16 de enero 2018.
POR Mauricio Centurion, “Red de Solidaridad con Chiapas – Buenos Aires” (Argentina)
Fabio Gatti, “Ya basta! Êdî bese!” y plataforma GlobalProject.info (Italia)
Fotos: Mauricio Centurion
“A veinte años de la masacre que exterminó a 45 personas, la organización civil autónoma “Las Abejas de Acteal” sigue sufriendo presiones y abusos de poder por parte de las autoridades del mal gobierno y sus paramilitares aliados. Su respuesta ante esta violencia sigue siendo organización pacífica y lucha autonómica digna y rebelde.”
En un rincón del sureste mexicano, en el estado de Chiapas, municipio de Chenalhó, se encuentra la comunidad de Acteal, tierras en lo alto de la montaña habitadas por aproximadamente 500 habitantes, la mayoría hablantes de la lengua maya tsotsil y una parte maya tseltal.
La importancia que esta comunidad tiene dentro del imaginario de las luchas de resistencias de las comunidades indígenas de Chiapas fue subrayada recientemente por el Sup Galeano durante su intervención en el primer dia del ConCiencias, el congreso zapatista sobre ciencias.
Mencionando las palabras del poeta Juan Buñuelos en 2007 al recibir un homenaje en el encuentro de poetas del mundo latino, recordó uno de lo hechos más trágicos y aun sin justicia de la historia recién de Chiapas: la masacre de Acteal.
“[…] a lo que voy, concretamente, es a lo siguiente: el 22 de diciembre de 1997 se perpetró el asesinato de 45 indígenas en la comunidad de Acteal, que está en el municipio de San Pedro Chenalhó, en el estado de Chiapas. La más sangrienta de muchas agresiones que han sufrido: la saña con que mujeres, niños y hombres fueron asesinados por grupos paramilitares.  El gobierno quiso explicar que se trataba de “luchas intertribales”.  No es casual, también, que la mayoría de los muertos hayan sido mujeres ni que la violación sexual hecha por los grupos paramilitares fuera para sembrar el terror en las comunidades y para atacar los proyectos autonómicos.
[…] Al día siguiente del 22 de diciembre de 1997 fui enviado a Acteal como miembro de la Conai (Comisión Nacional de Intermediación por la Paz) para investigar lo que había sucedido. La impresión fue espantosa: hallamos ropas ensangrentadas de niños y mujeres en las ramas de los arbustos, y en una cuevita donde trataron de esconderse. Algunos de los sobrevivientes dieron su testimonio contando pormenores sobre cómo fueron masacradas algunas mujeres al abrir su vientre (cuatro estaban embarazadas) y extraerles a sus nonatos, con tal saña que sintetiza una política de exterminio.
[…] Micaela, una niña de 11 años, tiene mucho miedo. Ella nos cuenta que desde temprano está con su mamá rezando y jugando con sus hermanitos para que no den lata. Hay varias mujeres en la hermita. A las 11 de la mañana empezó la balacera, los niños empezaron a llorar, hombres y mujeres empezaron a correr, y a otros los alcanzó la bala ahí mismo; un disparo le llegó por la espalda a la mamá de Micaela. La encontraron por el llanto de los dos niños que luego fueron asesinados. Micaela se salvó porque la creyeron muerta. Tenía mucho miedo y fue a esconderse a la orilla del arroyo. Ahí vio cómo los paramilitares regresaron con machetes en la mano; se reían, hacían bulla, desvistieron a las mujeres muertas y les cortaron los pechos. A una le metieron un palo entre las piernas y a las embarazadas les abrieron el vientre y sacaron a sus hijitos y juguetearon con ellos: los aventaban de machete a machete. Después se fueron los tipos gritando, gritando y gritando. A Micaela la tomó de la mano su tío Antonio para ir a buscar a sus primos o a gente conocida que pudiera estar viva entre los muertos. Ella sigue relatando: “rescatamos a dos chiquitos que estaban junto a su madre muerta; el niño tenía la pierna destrozada, otra niña tenía el cráneo desbaratado y se revolvía tratando de aferrarse a la vida. Después del genocidio muchos no pudieron combatir la tristeza: Marcela y Juana han perdido la razón, ya no hablan, sólo emiten monosílabos ante el ruido de helicópteros militares que sobrevuelan la comunidad”.
Lxs asesinadxs eran miembros de la “Sociedad Civil Las Abejas de Acteal”, un movimiento social pacifista para la reivindicación y el respeto de los derechos indígenas nacido el 10 de diciembre del ‘92 a raíz de un conflicto familiar evolucionado en conflicto politico comunal [http://acteal.blogspot.mx/p/historia-de-las-abejas.html]. Actualmente forman parte del Consejo Nacional Indígena (CNI) y del Consejo Indígena de Gobierno (CIG)
El 22 de diciembre de este año se cumplieron veinte años de la masacre contada a través de las palabras de Bueñuelos, veinte años de un crimen que sigue ocurriendo, por estar impune. Ochenta y cuatro personas fueron responsabilizados por la masacre, cinquenta y ocho fueron encarceladas, hoy la mayoría se encuentra caminando libremente por los altos de Chiapas y participando nuevamente de la organización paramilitar aliada del PRI, el Partido Revolucionario Institucional que gobierna en México casi ininterruptamente desde el 1929, recibiendo meritos y merecimientos en lugar de juicio y castigo.
ACTUALIDAD
Tuvimos la oportunidad de visitar la comunidad de Acteal durante unos días a través del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, A. C. (Frayba) y pudimos convivir con su modo de organización pacífica y pisar el suelo donde están enterrados los 45 mártires, cómo ellxs llaman a lxs muertxs que les quitó la masacre. También pudimos constatar como a la presión constante sobre la comunidad causada por la reciente liberación de los paramilitares involucrados en los hechos de violencia, se van sumando pequeñas acciones miradas a seguir intentar debilitar y dividir la misma comunidad.
El día 5 de enero, durante nuestra estancia, fue detenido José Vazquez Entzin, “por incumplir tareas comunitarias” según fuentes oficiales del gobierno. Al consultar a lxs compañerxs y los medios libres nos dimos cuenta que parte de el supuesto incumplimiento se basaba en que el participante de Las Abejas, debido al lodo que había generado el temporal, dejó su camioneta con arena en una zona que no era debida. Ante esto el Consejo Nacional Indígena expresa:
“el motivo del encarcelamiento de nuestro compañero no es por la camionada de arena, sino, la raíz es porque nuestros compañeros José y Antonio Ramírez Pérez (Antonio), en el año de 2015 se negaron a aceptar una obra de drenaje para manifestar así su resistencia a los proyectos del mal gobierno que no son beneficio real, sino, son proyectos de burla a nuestra dignidad y porque son parte de la estrategia de contrainsurgencia.
Este pensamiento y resistencia de nuestros compañeros les ha costado mucho, porque desde el 30 de noviembre del 2015 les fue cortada la luz eléctrica y el agua entubada. Un año después el 11 de abril de 2017 nuestros compañeros intentaron reconectar los servicios de luz y agua, pero, las autoridades de la comunidad “Río Jordán”, no lo permitieron y les volvieron a cortar dichos servicios y esto provocó el encarcelamiento de 3 compañeros nuestros de esta misma comunidad por haber apoyado en este intento de reconexión. Y también en este mismo año el día 10 de agosto encarcelaron a otro compañero por solidarizarse con José y Antonio, todos estos hechos hasta la fecha se han quedado en total impunidad.”
El dia 6 de enero, miembros de la organización civil, promotores de salud y sobrevivientes de la masacre decidieron acercarse hasta el lugar donde Entzin permanecía detenido con el fin de solidarizarse, ver su estado de salud y acompañar con rezos. Ocho de estos compañeros fueron igualmente detenidos sin causa.
El CNI agrega con respecto a estas detenciones:
Como Concejo Indígena de Gobierno aclaramos que esta situación no nació hoy ni ayer. Este es un paso más en la estrategia del sistema capitalista para debilitar el camino organizativo de los pueblos originarios, con sus proyectos de muerte que intentan imponer para acabar con la resistencia. Es una situación que se ha venido dando desde hace tiempo y que los pueblos han venido sufriendo
[…] Reiteramos que como pueblos originarios del CNI no vamos a dejar solo al compañero porque esta represión es un intento de debilitar al pueblo, pero les aclaramos que esto no nos va a debilitar, al contrario, nada más nos están dando un motivo más para seguir adelante y fortalecernos más en nuestras luchas organizativas. Lxs compañerxs de Las Abejas no luchan solxs estamos con ellxs y si tocan a uno nos tocan a todxs..
MUJERES ORGANIZADAS POR LA LIBERACIÓN
El 9 de diciembre veinte y dos mujeres de la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal realizaron entonces una acción pacífica para exigir la liberación de los compañeros detenidos injustamente en la Colonia Los Chorros desde hacía cuatro días. Hicieron una procesión llegando a la comunidad Río Jordán en dirección a la Agencia municipal cargaron con velas, un estandarte de la virgen de Guadalupe, una bandera de paz y una manta exigiendo la libertad de los detenidos.
Encabezando la movilización se encontraba Guadalupe, a quien llaman Lupita, que cuando ocurrió la masacre tenía diez años y hoy es concejala del Concejo Indígena de Gobierno y acompaña a la Vocera Marichuy en sus recorridos por México contando su historia. Lupita es el claro ejemplo del rebrote constante de Las Abejas, es parte del gran grupo de semillas que no pudieron eliminar y que hoy convierten su dolor en lucha y organización.
Luego de 5 horas de espera en el frio, ausencia de respuestas concretas y amenazas las compañeras permanecían en ayuno haciendo rezos y permaneciendo unidas. La  respuesta de las autoridades fue manipulativa y perversa, exigiendo cinco mil pesos mexicanos por la liberación de cada uno de los detenidos. También se escucharon amenazas por parte de gente de Río Jordán, que decían que aunque se hubieran pagado las multas de cinco mil pesos cada uno, se hubieran quemado la casa de José Vásquez Entzin y de Antonio Ramírez Pérez, ademas de expulsarlos de la comunidad Los Chorros.
Las Abejas respondieron con organización y difusión a nivel internacional, gracias al apoyo y soporte de los medios libres y de las organizaciones compañeras que rápidamente consiguieron difundir la información y el apoyo hacia su lucha. Por la presión recibida y la mirada global, se tomó entonces la decisión de liberarlos, aunque no sin antes trasladarlos al municipio de Chenalhó: todo deja suponer que se buscara hacer una fotografía con la intendenta del municipio perteneciente al PRI, Rosa Perez Perez, de manera de poder especular sobre la situación con fines electorales.
Al enterarse Las Abejas de estas intenciones la respuesta fue organizada y eficaz: toda la comunidad se reunió, se compartieron unas palabras en tsotsil y subieron los 50 metros de escaleras que unen la comunidad con la ruta. Una vez llegada corrieron sin parar 2 km en la oscuridad de las rutas montañosas hasta el camino que une Chenalhó con Río Jordán, cortaron la ruta, prendieron velas, pusieron en alto la banderas que rezan paz y esperaron que llegaran las camionetas con los detenidos, forzando a las autoridades a liberar a los detenidos y comprometerse con la creación de una mesa de diálogo.
Dicha mesa, nunca llegó a formarse, a pesar de las declaraciones de Gustavo Moscoso Zenteno, coordinador de Subsecretarios Regionales de la Secretaría de Gobierno, en las que al cabo de tres días de la liberación se minimiza la gravedad de los hechos, se tergiversa sobre las causas, y se afirma una supuesta solución al conflicto además de ignorar su trasfondo paramilitar. En respuesta a estas declaraciones el día 13 de enero la Sociedad Civil Las Abejas difundió el siguiente comunicado, en el que se vuelven a aclarar y denunciar los hechos y que creemos oportuno compartir:
La situación sigue actualmente sin compromiso real por parte del gobierno hacia una solución compartida y consensuada.
Nuevamente la organización y la movilización colectiva le da una lección a los juegos sucios de los malos gobiernos. Con las palabras del medio libre “Radio zapatista”:
En Acteal, esa noche, el espíritu colectivo había vencido a la violencia. Con su dignidad, con su sencillez, con su organización, con su valor, las mujeres de Acteal nos enseñaban que es posible enfrentar el odio, la violencia y el terror no con más odio y más violencia, sino con organización, amor y dignidad.