15 de enero de 2018

Nepal: la victoria electoral comunista es un golpe a los partidos del régimen



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El masivo y multituidinario apoyo del pueblo de Nepal al liderazgo de izquierda, socialista, de sus trabajadores, sus estudiantes, intelectuales y artistas entran en una nueva etapa de la democracia.

Por: Vijay Prashad                                                                                                                                                                                                 
INVESTIGACION para la Revista Caracola                                                                                                                                                                    
Es imaginar una gran bandera roja ondeando en la cima del Monte Everest. Eso es lo que el resultado de las elecciones parlamentarias y provinciales en Nepal sugiere. Los comunistas han ganado ambas ampliamente. En el Parlamento, la alianza comunista tendrá casi una mayoría de dos tercios. El gobierno que constituya esa mayoría no solo será capaz de durar los cinco años de legislatura, algo inaudito en Nepal desde que adoptó la democracia parlamentaria en 1990, sino que podrá reformar la Constitución de 2015.

Los resultados parlamentarios y provinciales muestran que los comunistas ganaron en todo el país, tanto en el campo como en las ciudades. A pesar de su fuerte mandato para aplicar su programa, el probable primer ministro KP Oli se ha mostrado cauto: “Hemos visto en el pasado que la victoria a menudo tiende a hacer a los partidos arrogante. Existe el temor de que el Estado sea opresivo. Los ganadores tienden a ser indiferentes ante sus responsabilidades”. Pero ello no ocurrirá con un gobierno comunista, dijo Oli.

¿Qué permitió a los comunistas ganar de manera tan concluyente? El partido gobernante, el Congreso de Nepal, fue sacudido por escándalos de corrupción, luchas internas y la falta de un proyecto de país. En 2015-16, cuando el gobierno de la India cerró sus fronteras con Nepal, el Congreso no podía encontrar las palabras para condenar la India. Los comunistas, en particular Oli, no se contuvieron. La sensibilidad nacionalista erosionó el apoyo al Congreso a favor de los comunistas. Pero además, el Congreso se presentó a las elecciones con una alianza incoherente, improvisando una coalición que incluía a los partidos madhesis (representantes de las minorías nacionales) y monárquicos. Era una alianza sin atractivo para la gente.
Los comunistas, por el contrario, hicieron campaña con un lema muy simple: “prosperidad a través de estabilidad”.

Desde que Nepal acabó con la monarquía en 1990, ha sufrido muchos problemas. El fracaso del proceso democrático empujó a una parte de los comunistas a la insurgencia armada durante la década de 1996 a 2006. Alrededor de 17.000 personas murieron en esta guerra, que concluyó con un nuevo proceso democrático con una Asamblea Constituyente. La monarquía fue abolida en 2008 y la Asamblea Constituyente redactó la Constitución de 2015. Sin embargo, ha habido 10 primeros ministros posteriormente y muy poco desarrollo social para la gente. Ya era hora de algo más que corrupción y desaliento.

Dos de las principales corrientes del comunismo nepalí -los maoístas y el Partido Comunista de Nepal (Unificado Marxista Leninista)- decidieron acudir a las urnas juntos y prometer que iban a formar un nuevo partido unido después de las elecciones. Este proyecto, la creación de un nuevo partido unificado, ofrecía más estabilidad que la alianza electoral. Era la demostración que los comunistas – que habían estado muy enfrentados antes – podían elaborar un programa conjunto. Si podían mantener esa unidad, serían capaces de ofrecer un gobierno estable durante cinco años. Esto era lo más atractivo de su campaña. Dio resultado en las urnas.