Resumen Latinoamericano*, 30 de mayo de 2019.
La propuesta del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de
adelantar elecciones legislativas no pasó desapercibida en los sectores
que conforman la oposición política del país caribeño, en especial entre
los integrantes de la Asamblea Nacional (AN), dirigida por el diputado
Juan Guaidó.
La polémica dentro de las filas opositoras surge después de
efectuarse la segunda ronda de conversaciones en Noruega entre el
Gobierno venezolano y los enviados de Guaidó. En ese contexto, las
nuevas grietas en la oposición venezolana se focalizan en la disyuntiva
de apoyar o no unos eventuales comicios, e incluso en impulsar o
desestimar el proceso de diálogo en Oslo, donde las partes
han demostrado su “voluntad de avanzar” en la búsqueda de una solución a
la crisis, que justamente incluye “asuntos electorales”,
según refirió el Gobierno de Noruega en un comunicado.
Los ‘dialoguistas’ excluidos de Oslo
Una de las principales desavenencias en la oposición es la postura de
un sector a favor del diálogo, previo a un escenario electoral. Aunque
por esta posición han sido tildado de “colaboracionistas” con el
Ejecutivo, a la fecha se mantienen firmes.
“Tiene que haber diálogo, no hay de otra”, insiste el diputado
opositor Timoteo Zambrano, quien espera que de las recientes reuniones
“haya resultados positivos para el país”.
Como él, Enrique Ochoa Antich, Claudio Fermín o Enrique Márquez
(este último diputado del partido Un Nuevo Tiempo) apoyan públicamente
los esfuerzos en Noruega, aunque ninguno de ellos, como factores
antichavistas, participan en las reuniones en Oslo ni son tomados en
cuenta por Voluntad Popular (VP), el partido donde milita Guaidó y que
lleva la batuta opositora en las conversaciones.
Al respecto, Ochoa Antich cree que VP representa una “oposición
extremista”, de la cual no se pueden esperar resultados consensuados:
“Expreso descarnadamente mis dudas con esta oposición que acude presta a
Noruega (…) Los oigo, los leo, y solo encuentro una racionalidad
esencialista, antidialogante, maximalista e inmediatista”, escribió en
un reciente artículo.
Sin embargo, Zambrano es más optimista, pero no tanto por las
delegaciones participantes: “Ahí tenemos confianza en la experiencia de
negociación del Gobierno de Noruega como facilitador”, sostuvo en
conversación con este medio.
Antidiálogo
También existe otra franja opositora contraria a un diálogo que
derive en una elección, de cualquier naturaleza, con el presidente
Maduro al frente del Gobierno. Este grupo concibe la idea de que Caracas
utiliza las conversaciones para “ganar tiempo”, en los momentos de
crisis política y económica que atraviesa el país suramericano.
“El diálogo no va resolver el conflicto”, indicó vía telefónica
el diputado Ángel Medina, del partido de Primero Justicia, dirigido por
Julio Borges. Desde ese espacio político afirma no estar al tanto de las
reuniones en Oslo y ratifica que ninguno de sus militantes participan
en los encuentros.
Otro motivo que tienen para desechar el diálogo es la experiencia de
abril de 2014, cuando la oposición y el chavismo, en cadena de radio y
televisión, intercambiaron públicamente sus diferencias.
“En ese entonces, fuimos engañados (…) ¿Cómo podemos creer que los
diálogos pueden dar frutos ahora?”, sostiene Robert García, secretario
general de ‘Copei legítimo’, una escisión del partido socialcristiano
venezolano que mantiene una disputa legal con parte de la directiva de
esa tolda política.
“No queremos ser saboteadores, pero como ya hemos visto que el
Gobierno no cumple su palabra, no participamos en el diálogo”, expresó a
RT.
Elecciones sí, pero…
Todos los enfrentados puertas adentro de la oposición coinciden en la
necesidad de realizar elecciones para destrabar la coyuntura política,
pero, una vez más, las diferencias se contraponen entre ellos.
Para los ‘dialoguistas’, una elección no es lo primero a discutir,
sino que centran el debate en la “renovación” del Consejo Nacional
Electoral (CNE), mediante un consenso fijado con el propio chavismo,
para “recuperar la confianza en el voto”, según argumentan.
“Eso (CNE) es una base fundamental para lo que vendría más adelante,
esa es la piedra de tranca”, afirma el diputado Zambrano. Por esa vía,
refiere, se podría abordar, posteriormente, cualquier elección,
incluyendo la propuesta de adelanto de las parlamentarias.
El punto electoral no está excluido entre los posibles temas de la
agenda en Oslo. Por esa razón, tanto la oposición como el Gobierno tiene
representantes con experiencia y trayectoria en los últimos 10 años de
historia de elecciones en Venezuela. Caracas envió al ministro Jorge
Rodríguez, exrector y expresidente del CNE; mientras que por el
antichavismo acudió Vicente Díaz, exrector del Poder Electoral, proclive
a la oposición.
Con ese panorama electoral en ciernes, la oposición suma otro dilema:
participar en unos comicios con o sin el presidente Maduro al frente
del Gobierno. Ahí las disputas entre los opositores lucen
irreconciliables.
“Con Maduro en Miraflores, ¿no es posible negociar acuerdos
parciales? Por ejemplo, un nuevo CNE que restituya la confianza”, se
preguntó Ochoa Antich en un escrito titulado ‘Si es con Maduro,
también’.
No obstante, tanto García como el diputado Medina sostienen que una
elección debe hacerse, siempre y cuando “cese de la usurpación”, que es
la forma como llama Guaidó a la interrupción, al margen de la ley, del
mandato presidencial de Maduro. Ellos, como un grueso de la
oposición, no aceptan unos comicios con el actual jefe de Estado en
funciones.
Es por esa razón, según el diputado Medina, que consideran que la
propuesta de una elecciones legislativas anticipadas buscarían
“destruir” la composición del actual Parlamento, de mayoría opositora:
“Yo no creo en esa tipo de propuesta electoral (…) porque la fuente del
conflicto está en la presidencia de la República”, agregó.
El legislador Zambrano, en cambio, opina que si se asume una
elección, el antichavismo debería concentrarse en definir una “ruta
electoral” clara y fuerte, sin importar si Maduro sigue en la
presidencia: “Eso no debería ser un problema”, acotó.
Más allá de las “divergencias con matices”, como lo califica
Zambrano, en la oposición sí hay dos tendencias marcadas con respecto a
las sanciones unilaterales que aplica EEUU contra Venezuela: los que
apuestan al diálogo, pero que no que participan en Oslo, aceptan que las
medidas coercitivas norteamericanas perjudican a la población, por lo
que abogan por su levantamiento.
En tanto, los promotores de la ‘Operación Libertad’ de Guaidó niegan
el efecto de las sanciones y atribuyen toda la responsabilidad de la
crisis al Gobierno. Ese sería un nuevo obstáculo en la oposición para
preparar a su electorado en unos posibles comicios, marcados por los
efectos de la recesión económica venezolana.
(RT)