José Sant Roz
Hoy sábado, 26 de julio de 2025, mi querida vecina, la señora Lila Linares, de 88 años, me pide que la acompañe a buscar un «Clap para ancianos con VULNERABILIDAD», pues su hijo Aaron en ese momento, se encuentra muy ocupado ganándose unos churupitos. Ella no puede mandar a alguien a buscar el referido CLAP, el retiro tiene que ser presencial, así son las reglas. En esta ocasión, el CLAP consiste en una bolsa de verduras: papas, cebollas, tomates, pimentón, yuca, berenjenas, plátanos, remolacha y zanahoria, repollo, ajoporro, …
Salimos a las 9:45 am de las Residencias Trigales y nos dirigimos al sector de la Gran Misión Vivienda Venezuela, por la Pedregosa Sur. Hace una mañana muy bella, con esplendoroso y picante sol, vamos poco a poco, llevando una marusa y una bolsa de plástico. Doña Lila me pide que no apresure el paso. Vamos por una cuesta, superando elevados escalones, torcemos por una vereda, el amplio camino sólo para nosotros. Doña Lila me dice que anoche estuvo viendo la entrevista que Patricia Villegas e Ignacio Ramonet le hicieron a Maduro, y se siente orgullosa y maravillada por los conocimientos de nuestro presidente. Se sorprende que lea tanto y que tenga tan elevados conocimientos de lo que ocurre en el mundo. Doña Lila me va contando que en su juventud hizo muchos ejercicios porque fue muy bailadora, ella nació en el Estado Miranda, y desde hace unos treinta años se estableció en Mérida. Este CLAP, por otro lado, le cae de maravillas porque ella es vegetariana.
Al llegar al punto de entrega del CLAP nos encontramos una variopinta concurrencia, muchachos, damas de mediana edad y sobre todo ancianos. A lo mejor también, en general, para niños o personas en situación de vulnerabilidad. Doña Lila busca la sombra y consigue sentarse en una acera, al lado de una señora embarazada de unos cuarenta años. Todavía no había comenzado la repartición de alimentos. Me consigo a la incansable luchadora del sector, a la profesora Ángela de Vásquez. Los organizadores del operativo están discutiendo cómo hacer las entregas. Se comienza a producir los primeros reclamos y protestas. Yo había entendido que la repartición era sólo para los ancianos, pero resulta que también es para señoras jóvenes, y éstas exigen que la entrega sea alternadamente: un abuelo y una persona joven. Yo le digo a una señora obesa que si ella tuviera ochenta años exigiría que les entregaran primero a todos los abuelos, se arrecha y me tuerce los ojos. Lo que noto es que los más jóvenes son menos pacientes, y quieren recibir lo suyo e irse de allí cuanto antes. Llega una joven en moto, bonita, esbelta, con sus brazos tatuados con flores y corazones. No se quita el casco, dice que a lo mejor la dejan de último para darle los desperdicios. Se está alterando y criticando al gobierno. Yo me digo, si no les dan nada critican, y si les dan más critican y además se amargan, se ponen peores, pues. Estoy pensando en esto cuando escucho que alguien se ha caído de platanazo, se ha resbalado o pisado un desnivel que le produjo tremenda caída; me doy la vuelta y veo en el suelo a la esbelta joven que estaba protestando. Palabra del Señor.
En la foto de este reportaje aparece una anciana que viene de las Lomas de Los Maitines, a unos cinco kilómetros de distancia del lugar donde se hace entrega de este CLAP, y está pacientemente esperando a que la llamen. Pueden verla con la marusita en sus piernas. Debo hacerle un reconocimiento a la profesora Ángela de Vásquez, a quien vemos en todos estos operativos, trabajando sin descanso y en verdad que dando su vida por esta revolución.
Me retiro a las 11:15 am, con la señora Lila, y voy cargándole su CLAP, y ella va contenta, pensando a quienes ayudar con estas verduras, porque dice que eso es mucho para ella y para su hijo Aaron.