3 de noviembre de 2025

Petro, cabeza de lista

 


De prensabolivariana en noviembre 3, 2025

Gran parte de nuestras desgracias y de la ruina ética y moral de Colombia nacen en el Congreso de la República, pero no porque la institución sea mala, no existiría democracia sin un órgano legislativo de representación ciudadana, sino por el modo en que se eligen los congresistas que la componen.

Por Gustavo Bolívar Moreno / *Escritor, exsenador de la República

La política en Colombia ha alcanzado su máximo grado de podredumbre, y no desde hace poco. Ya venía oliendo mal con los auxilios parlamentarios, el Estado de Sitio, el centralismo excesivo, la exclusión de los campesinos, las etnias y las mujeres de la economía nacional, el robo de baldíos por parte de clanes políticos y la restricción de la democracia, que marcó la pauta de la Constitución de 1886,  pero se acabó de podrir con las gabelas que el progresismo le concedió a la clase política para que abrieran la democracia y aceptaran convertirnos, en teoría, en un Estado Social de Derecho.

Sin duda, la del 91 fue una Constitución progresista, pero al ser implementada por la derecha y los corruptos de este país se convirtió en un híbrido sin norte. Le han hecho 56 reformas para acomodarla a los intereses de las castas más poderosas: Violentos, políticos corruptos y ultrarricos.

La podredumbre se acrecentó cuando estos tres actores fueron descubriendo que necesitaban impunidad para seguirse comiendo el erario y perfeccionaron sus métodos para alcanzarla: Hacerse a las mayorías en las cortes y manipular la elección de fiscales, procuradores, contralores y defensores del pueblo a nivel local, departamental y nacional.

Y así lo vienen haciendo desde hace un tiempo, con bastante éxito, hay que decirlo, salvo los contados casos en que un periodista, un líder social o un influencer, los ponen en evidencia bajo el riesgo de morir. Pero la regla general es que, si controlan la elección de los entes de control y mantienen en sus nóminas a periodistas inescrupulosos, militares informados y jueces corruptos, pueden robar a manos llenas, amenazar, hacer montajes a sus contrincantes y hasta matar con total impunidad.

Y si, por alguna razón los pillan, y solo hay un 5% de probabilidades, fiscales, jueces y periodistas cooptados, trabajarán en equipo para que los absuelvan o los manden a purgar penas irrisorias en sus mansiones. No hay problema con pasar cortas temporadas en sus hermosas casas, el poder mafioso de la política es hereditable. Hermanos, esposas, amantes, sobrinos, primos, padres, cuñados, conducirán el barco mientras el capo sale de su cárcel de oro.

Esto que acabo de describir es lo que tiene el colombiano promedio en su imaginario a cerca de la corrupción política. Pero yo que estuve 8 años dentro de ese monstruo de mil cabezas, puedo dar fe que ni nosotros los escritores tenemos la imaginación tan afinada para alcanzar a comprender el grado de sofisticación que ha alcanzado la corrupción en Colombia. Es decir, las cosas son peores a lo que acabo de describir y los detalles los contaré en el libro “Nido de Ratas” que estoy escribiendo.

Pero sigamos. Si la política es corrupta, los partidos políticos funcionan mal, la economía funciona mal, el Congreso de la República funciona mal, la justicia funciona mal, los entes de control funcionan mal y el país nunca va a estar bien.

Solo deténganse a pensar por un momento en el poder del Congreso. Senadores y Representantes, la mayoría elegidos con votos comprados, o al elector con hambre o algún registrador deshonesto, son los que hacen las leyes, son los que reforman la constitución, son los que aprueban o tumban reformas sociales, son los que eligen Procurador, eligen Contralor, eligen Defensor del pueblo, eligen magistrados de la Corte Constitucional, eligen magistrados del CNE, determinan los ascensos de oficiales de la Policía y el Ejército, aprueban las reformas tributarias con las que han enriquecido a sus financiadores, aprueban el presupuesto nacional, distribuyen las regalías y son, entre muchas otras cosas, los que deciden los créditos externos de la nación, (pregúntenle a los ministros de Hacienda a cambio de qué).

De modo que gran parte de nuestras desgracias y de la ruina ética y moral de Colombia nacen en el Congreso de la República, pero no porque la institución sea mala, no existiría democracia sin un órgano legislativo de representación ciudadana, sino por el modo en que se eligen los congresistas que la componen. Cuando me desempeñaba como senador les dije en su cara que eran un nido de ratas y varios senadores se levantaron a increparme. Incluso uno intentó agredirme. Después ese mismo congresista indignado, que estuvo a punto de pegarme, se fue a la “cárcel” por corrupto. (Entrecomillo porque cárcel para ellos jamás habrá).

Ya, 400 años antes de Cristo, es decir, hace casi 2.500 años, Sócrates decía que si los votantes acudían a elegir sin la debida ilustración, la democracia se convertía en un sistema imperfecto. Imagínense ahora que no solo acuden en buena parte sumidos en la ignorancia, en gran parte sumidos en la manipulación mediática y en otra buena parte llevados por el hambre que sacian temporalmente con los 100 mil o 200 mil pesos que les dan por un voto.  De esta premisa nace la necesidad de conformar una escuela de formación política en la que estamos trabajando con un grupo de amigos. Un pueblo informado es un pueblo que vota consciente y viceversa.

Publicado en: El Cronista

BLOG DEL AUTOR:   Gustavo Bolívar Moreno
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