Cervantes

Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobretodo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia dondequiera que esté.

MIGUEL DE CERVANTES
Don Quijote de la Mancha.
La Colmena no se hace responsable ni se solidariza con las opiniones o conceptos emitidos por los autores de los artículos.

19 de diciembre de 2025

El bloqueo que nunca existió: cuando el imperio se convirtió en espectáculo por Gustavo Bazán

 

El anunciado “bloqueo” contra Venezuela terminó siendo exactamente lo que muchos anticipaban: un show mediático, una puesta en escena hueca, una palabrería ruidosa incapaz de sostenerse frente a la realidad. Donald Trump amenazó, vociferó y sobreactuó, pero cuando llegó el momento de convertir el discurso en hechos, simplemente se echó para atrás. Se hizo el loco. Miró hacia otro lado. Y el supuesto cerco naval se desvaneció en menos de 24 horas.
¿Por qué? Porque una cosa es amenazar a un país bloqueado y sancionado, y otra muy distinta es enfrentar a potencias reales. Rusia, China e Irán no son Panamá ni Granada. Son actores globales, con músculo militar, poder económico y capacidad de respuesta. Interceptar un petrolero ruso o chino en aguas internacionales no era “aplicar sanciones”: era encender una mecha que podía terminar en una confrontación de dimensiones imprevisibles. Y ahí, el bravucón se quedó sin valentía.
Los hechos fueron contundentes y humillantes para Washington: los petroleros entran, cargan crudo venezolano y salen sin ser molestados. PDVSA siguió exportando. La Armada venezolana escoltó buques. Y Estados Unidos, que había prometido asfixia total, no hizo absolutamente nada. Ni una interdicción, ni un disparo, ni un abordaje. Nada.
El silencio posterior de Trump fue la confirmación final. Ni una mención a Venezuela. Ni una explicación. Ni una rectificación. El “bloqueo” murió sin siquiera haber nacido. Fue un bluff, una amenaza vacía, una paja discursiva destinada al consumo interno y a las cámaras, no al tablero geopolítico real.
Este episodio deja una conclusión incómoda pero inevitable: el imperio ya no impone, solo grita. Ya no ordena, solo amenaza. Ya no actúa, solo actúa para la tribuna. Estados Unidos, que durante décadas dictó reglas a cañonazos, hoy se ve reducido a un gobierno que confunde poder con espectáculo y diplomacia con insulto.
Cuando un país que se autoproclama dueño del mundo no puede sostener ni siquiera un bloqueo de 24 horas, algo se ha roto. Y cuando ese país es gobernado desde el ego, la improvisación y la payasada, el problema deja de ser Venezuela y pasa a ser el propio Estados Unidos.
El “imperio” no cayó por un misil ni por una guerra. Se desmorona lentamente bajo el peso de su propia caricatura. Y el mundo ya lo está viendo.


He aquí, la más grandiosa explicación, de por qué nuestras tierras y el petróleo les pertenecen a los gringos, ¡impresionante!

 

José Sant Roz

LEAN POR FAVOR, CON SUMO CUIDADO, ESTE TRABAJO Y DIFÚNDANLO POR TODOS LOS MEDIOS POSIBLE EN ESTE MANIPULADO Y TRISTE PLANETA:

El pequeño pueblo de los fidijienses se halla en un grupito de islas pertenecientes a la Polinesia, situado en el Océano Pacífico del Sur. El conjunto de este grupo de islas mide, según el profesor Yanjul, cuarenta mil metros ingleses cuadrados. Apenas están habitadas la mitad de dichas islas, y el número de sus habitantes llega a lo sumo a ciento cincuenta mil indígenas y mil quinientos blancos. Los indígenas hace ya mucho tiempo que dejaron de vivir en estado salvaje; superan por su inteligencia y sus aptitudes a todos los demás polinesios, y, en general, forman una población laboriosa y con condiciones para progresar. Han dado pruebas evidentes de ello haciéndose en poco tiempo hábiles agricultores y ganaderos. Los fidijienses vivían tranquilos y felices, cuando en 1859 su nuevo rey Kakabo se encontró en una situación desesperada: tuvo necesidad de dinero para pagar una contribución o indemnización exigida por los Estados Unidos de América, a título de daños y perjuicios resultantes de cierta injusticia de que se hicieron culpables los indígenas para con algún ciudadano de la República norteamericana. Para percibir esa contribución, los americanos enviaron una escuadra, la cual ocupó bruscamente algunas de las mejores islas, e incluso llegó a amenazar con bombardear y destruir los poblados si no se entregaba en un plazo fijo el importe de la contribución al representante de los Estados Unidos.  Los primeros colonos que, en unión de los misioneros, pusieron el pie en el suelo de las islas Fidji, habían sido norteamericanos. Después de apoderarse con uno u otro pretexto de las mejores tierras de las islas, y de haber hecho plantíos de algodón y de café, tomaron a su servicio tribus enteras de indígenas, las cuales se encontraron ligadas con ellos por contratos embrollados, incomprensibles para salvajes, amañados por tratantes de carne humana. Eran inevitables los razonamientos entre los plantadores y los indígenas, y esos rozamientos dieron lugar, indudablemente, a la demanda de indemnización de los americanos. A pesar del rápido desarrollo que habían adquirido las islas, el método llamado de explotación rural natural, practicado entre nosotros, en toda Europa, durante la Edad Media, se había mantenido en ellas hasta entonces: no circulaba el dinero entre los indígenas, y todo el comercio consistía en cambios de mercaderías por mercaderías. Los pequeños impuestos municipales también se pagaban en especie. ¿Qué podían hacer, pues, los fidijienses y su rey Kakabo ante la categórica petición de cuarenta y cinco mil dólares hecha por los americanos, y ante las desastrosísimas consecuencias de que se veían amenazados en caso de falta de pago? La propia cifra de que se trataba era incomprensible para los indígenas, sin hablar del numerario, que jamás habían visto en tal cantidad. Kakabo celebró consejo con los demás jefes y quedó resuelto dirigirse a la reina de Inglaterra para pedirle que tomase las islas Fidji bajo su protectorado, protectorado que después se cambiaría en una dominación inmediata. Los ingleses acogieron la proposición de una manera muy circunspecta, y no se apresuraron a sacar de apuros al monarca semisalvaje.  En lugar de darle una respuesta directa, organizaron en 1860 una expedición especial, con el fin de explorar las islas y darse cuenta de si el archipiélago valía la pena de incorporarlo a las posesiones británicas y gastar el dinero que era necesario para satisfacer a los acreedores americanos. Durante todas estas dilaciones, el Gobierno americano no cesó de insistir de una manera apremiante para que se le pagase la contribución, y ocupó en prenda algunos de los mejores puntos de islas. Habiendo visto en seguida el próspero estado del reino insular, elevó a noventa mil dólares la cifra de la contribución antes fijada en cuarenta y cinco mil, y amenazó con elevar aún más la cifra si Kakabo no se apresuraba a pagar. El pobre Kakabo, apremiado por todas partes y sin la menor idea de las operaciones de crédito tal como se llevan a cabo en Europa, trató, por consejo de los colonos blancos, de proporcionarse el dinero a toda costa y con cualquier condición, aun cediendo su trono a simples particulares, por medio de los negociantes de Melbourne. 

Se constituyó pues, en Melbourne, gracias a los pasos dados por el propio Kakabo, una sociedad comercial. Esta sociedad, sociedad por acciones, que tomó el nombre de “Compañía de la Polinesia”, firmó con los jefes de las islas Fidji un tratado ventajosísimo para ella. Se encargaba de pagar la indemnización reclamada por el Gobierno americano, y recibiría en cambio, según los términos de la primera cláusula del tratado, cien mil acres de los mejores terrenos – doscientos mil en realidad, que podía elegir a su albedrío; obtendría exención de todos los impuestos y tributos, a perpetuidad, para sus factorías, para sus operaciones y para sus colonias; y, por último, el derecho exclusivo, durante muchos años, de establecer Bancos en las islas, con privilegio para emitir billetes por una cifra ilimitada. Desde que se firmó este tratado, que se ratificó definitivamente en 1868, las islas Fidji tenían, además de su Gobierno autóctono, con Kakabo a la cabeza, un segundo Gobierno constituido por la poderosa sociedad comercial “Compañía de la Polinesia”, la cual poseía grandes propiedades en todas las islas y ejercía una influencia decisiva en casi todas las cuestiones políticas.  Para proveer a sus gastos, el Gobierno de Kakabo se había contentado hasta entonces con ciertos tributos en especie y ciertos ínfimos derechos de aduanas sobre las mercancías importadas. Desde que se firmó el tratado de que venimos hablando y se fundó la poderosa “Compañía de la Polinesia” cambió radicalmente la situación económica de las islas.


Habiendo pasado a poder de la Compañía una parte considerable de las mejores tierras, se produjo un déficit cuantioso en el Tesoro.  Por otra parte, habiéndose asegurado la Compañía la entrada y la salida de las mercancías de todas clases, libres de derechos, como sabemos, hubo de resultar, naturalmente, que disminuyeron otro tanto los ingresos por los derechos de aduanas. Los indígenas, que constituían el noventa y nueve por ciento de la población, nada suponían en lo referente a los derechos de aduanas, puesto que no usaban ninguna de las mercaderías europeas importadas, excepto acaso algunos tejidos y ciertos objetos de metal. Una vez que la Compañía hubo adquirido la franquicia aduanera para todas sus importaciones, y expulsado del mercado, por consiguiente, a los importadores que pagaban derechos, se evaporaron en absoluto las rentas del rey Kakabo, y fue preciso pensar en hacerse con nuevos recursos. Kakabo consultó, pues, para saber de qué modo podría salir de apuros, a sus amigos los blancos, los cuales le aconsejaron la introducción en el país de un primer impuesto directo, pagadero en metálico, con el fin de evitar la recaudación en detalle de los impuestos directo, pagadero en metálico, con el fin de evitar la recaudación en detalle de los impuestos en especie. Se decretó el impuesto, bajo la forma de impuesto personal, señalando, en todo el archipiélago, una libra esterlina por cada hombre, y cuatro chelines por cada mujer. Pero, como ya hicimos notar, la explotación rural y el comercio de los cambios mutuos existían aún en las islas Fidji. Pocos indígenas poseían dinero; en cuanto a los demás, su riqueza consistía exclusivamente en diversos productos brutos y en ganados.

El nuevo impuesto, pues les obligaba a proporcionarse en ciertas épocas y a toda costa una suma en metálico, suma relativamente crecida para una familia de Fidji. Hasta entonces, los indígenas no habían tenido que soportar casi ninguna carga para atender a las necesidades del Gobierno, excepción hecha de algunas prestaciones personales sin importancia que, en realidad, no podían considerase como una carga. Los nuevos impuestos debían pagarse por el municipio en la capital de que dependiese, donde se centralizaba el cobro de aquellos. Así, pues, no quedaba más que un medio de salir de apuros: buscar dinero entre los colonos blancos, es decir, entre los traficantes y los propietarios de plantíos. El indígena tuvo que malvender sus productos a los colonos, puesto que el recaudador exigía en el plazo señalado el importe del impuesto vencido; en muchos casos le fue preciso pedir dinero prestado pignorando sus frutos venideros. Naturalmente, el traficante no se olvidó de su propio interés y prestó con unos réditos de los más usurarios. En otros casos el indígena tuvo que dirigirse al plantador y venderle su trabajo, es decir, convertirse en un simple jornalero. Ahora bien; viendo bajado extraordinariamente los salarios en las islas Fidji, sin duda alguna por la exagerada oferta de la mano de obra, el jornalero adulto sólo llegó a ganar, según datos oficiales, un chelín por semana, o sea dos libras  esterlinas y doce chelines al año; de manera que los fidijienses, para poder pagar el impuesto personal de una libra esterlina, se vieron obligados a abandonar su casa, la aldea en que vivían, su propio campo y su explotación rural, y dirigirse a otra isla, a veces lejana, para trabajar allí como criados de sus acreedores. Además, les fue preciso recurrir a otros medios con el fin de proporcionarse el importe del impuesto debido por sus familiares.  No pueden sorprender los resultados de semejante orden de cosas. Kakabo no pudo arrancar a sus ciento cincuenta mil súbditos nada más que seis mil libras esterlinas; comenzase, pues, a hacer pagar el impuesto por medio violentos. Al efecto se inauguró una serie de medidas coercitivas desconocidas en absoluto hasta entonces por los indígenas.


Las autoridades locales, que ante jamás habían caído en la corrupción, no tardaron en ponerse de acuerdo con los colonos blancos, de modo que éstos se encontraron dueños por completo del reino. Los jueces castigaban, si no se pagaba, y los pobres fidijienses eran severamente condenados a prisión, de seis meses por lo menos. Además, tenían que pagar considerables costas judiciales. Estas condenas solían conmutarse por trabajos forzados, trabajos que los indígenas debían ejecutar en beneficio del primer blanco que les pagase el importe del impuesto debido y los gastos de la justicia.  Por consiguiente, los propietarios de plantíos tuvieron, casi por nada, más jornaleros de los que deseaban. La duración de este trabajo forzado, en sus comienzos, estaba limitada a seis meses; pero los jueces prevaricadores hallaban fácilmente el medio de extenderla pena hasta dieciocho meses, y entonces ya no había ningún obstáculo para una nueva condena.

En pocos años se encontró por completo cambiado el conjunto de la situación económica de las islas Fidji. Distritos muy florecientes y muy poblados se vieron empobrecidos y privados de la mitad de sus habitantes. Toda la población masculina en masa, excepto los viejos e inútiles, trabajaba lejos de sus aldeas, en las propiedades de los plantadores blancos, con el fin de ganar el dinero para pagar los impuestos o las costas judiciales. Como las mujeres fidijienses no podría emplearse en las labores del campo, permanecían solas en sus hogares, pero dejándolo todo en el mayor abandono. En pocos años, la mitad de los indígenas se habían convertido en siervos de los colonos blancos.

V

Con el propósito de mejorar su situación, los fidijienses se dirigieron de nuevo a Inglaterra. Se hizo una petición, firmada por gran número de jefes y por otros muchos indígenas, solicitando que el archipiélago pasará a ser una posesión inglesa, petición que fue trasmitida al cónsul de Inglaterra. Precisamente por aquella misma época, una expedición científica, organizada por los ingleses, había explorado y medido las islas, lo cual hizo conocer a los viajeros las riquezas naturales de aquella soberbia región.  Gracias a esta circunstancia, indudablemente, se vieron entonces coronados por el éxito las negociaciones. En 1874, con gran disgusto de los colonos americanos, Inglaterra tomó posesión oficialmente de las islas Fidji, y las anexionó a sus colonias. Kakabo murió algún tiempo después, y se concedió a los herederos una mezquina pensión. Sir Robinsón, gobernador de Nueva Gales del Sur, fue encargado también del gobierno de Fidji. Tomó un administrador para que le secundara.  Al Gobierno inglés, que había tomado las riendas del Poder, le incumbía la pesada tarea de corresponder a todas las esperanzas que en él se habían puesto, de llevar a cabo todo lo que de él se esperaba. Naturalmente, antes que ninguna otra cosa, los indígenas esperaban la supresión del impuesto personal que aborrecían. Los colonos americanos tomaron una actitud de desconfianza frente al Gobierno británico, en tanto que los colonos ingleses se prometían todas las ventajas posibles, particularmente la sanción de sus derechos de soberanía sobre los indígenas, sobre las tierras anexionadas, etc. A pesar de todo, el nuevo Gobierno se mostró por completo a la altura de su misión. Su primer cuidado fue suprimir de raíz el impuesto personal, el cual había reducido a casi todos los indígenas al estado de siervos domésticos. Sin embargo, la supresión de ese impuesto ponía a sir Robinsón en un gravísimo aprieto. Había sido preciso, de grado o por fuerza, resolverse a suprimirlo, puesto que con ese fin se habían dirigido los fidijienses a Inglaterra; pero, por otra parte, según los principios fundamentales de la colonización inglesa, cada colonia debe bastarse a sí misma, es decir, encontrar dentro de sí misma los recursos necesarios para su propia administración. Ahora bien; habiéndose suprimido el impuesto personal, ya no quedaban más ingreso que los derechos de aduanas derechos que sólo producían seis mil libras esterlinas, en tanto que los gastos de administración se elevaban lo menos a setenta mil.  Para extinguir este déficit, sir Robinsón recurrió a la labor fax, esto es, a la prestación personal, a la cual tuvieron que someterse los indígenas para con el Gobierno. Pero la labor tampoco hizo ingresar las setenta mil libras esterlinas necesarias para satisfacer los gastos de sir Robinsón y sus cooperadores.

Las cosas, pues, continuaron en ese estado hasta el momento en que un nuevo gobernador, sir Gordón, se encargó del gobierno de las islas. El nuevo gobernador tuvo el buen acuerdo de no exigir a los indígenas ningún impuesto en metálico mientras en las islas no se difundiese el dinero en cantidad suficiente. Entretanto, los fidijienses sólo se vieron obligados a pagar en especie. Por consiguiente, se vendieron sus productos en provecho del Gobierno. Este episodio trágico de la historia de las islas Fidji arroja vivísima luz sobre la cuestión del dinero y su papel económico. Todos los métodos de esclavizamiento, la amenaza, el despojo, la guerra se emplean sucesiva o simultáneamente en esa historia; lo primero que aparece y reemplaza a todo lo demás, es el dinero. Se trata de un ejemplo típico que nos muestra el desarrollo económico de los pueblos a través de los siglos. En menos de diez años vemos producirse todas las transformaciones violentas de un sistema que conduce al reinado del dinero.  Ya hemos visto cómo empieza el drama: los Estados Unidos envían buques de guerra con los cañones cargados a las islas Fidji, a cuyos habitantes quieren sojuzgar. El pretexto de ese despliegue de fuerzas es una reclamación de dinero. Esta reclamación puede ser legítima, pero pasa a ser brutal cuando la boca de los cañones amenaza a todos los indígenas indistintamente: hombres, mujeres, viejos y niños. Semejante procedimiento lo encontramos en todas partes: en América, en China, en el Asia Central. En todos los países y en todo el tiempo han sucedido las cosas del mismo modo. El grito del bandolero: “La bolsa o la vida”, se repite sin cesar en la historia de todos los pueblos subyugados. Noventa mil dólares o la efusión de sangre.  Si los noventa mil dólares no se encuentran, los americanos que los reclaman llevarán a cabo sus amenazas. Entonces comienza el segundo acto del drama: la efusión de sangre, con sus espantos y horrores, a la que sigue una serie de sufrimientos y vejámenes, ciertamente menos sensible, pero de duración más larga. El pueblo y sus jefes, para evitar que se les asesine en masa, buscan juntos todos los medios de salvación: no se les ofrece otro que el de caer en la esclavitud del dinero; piden prestado, y se consuma su pérdida. Esta rueda de la civilización, en cuanto se pone en movimiento, funciona con la regularidad y la precisión de una máquina bien construida. En cinco años se consuma la obra: no sólo han perdido los indígenas el derecho de explotar el suelo de su patria y todos sus bienes; han perdido también su libertad; en una palabra: se han hecho esclavos del dinero. Ya estamos en el tercer acto de la tragedia. La situación de los oprimidos se ha hecho absolutamente intolerable. Llegan a saber que pueden cambiar de amo y caer bajo el dominio de otro señor. En efecto, no hay posibilidad de pensar en quedar libre de la esclavitud impuesta por el dinero. El pueblo sojuzgado llama a un nuevo dueño, al cual se somete, rogándole que mejore su situación. Acuden, pues, los ingleses, y ven que la soberanía de las islas les dará la posibilidad de mantener a un número considerable de sus innumerables vagos. Por consiguiente, el Gobierno británico se apresura a anexionar a su reino las islas y sus habitantes. No considera a los indígenas personalmente como esclavos; tampoco reparte las tierras entre los que van a salvarlos. Ya no son necesarios estos viejos métodos incómodos. Lo único que importa es que los nuevos súbditos paguen un impuesto con el cual poder mantener a cierto número de holgazanes ingleses; un impuesto no muy crecido, sin embargo; basta con que, gracias a él, los contribuyentes no se vean jamás libres.  Los indígenas tendrán que pagar anualmente setenta mil libras esterlinas. Los ingleses sólo han consentido en salvarles con esa condición, la cual avasalla aún más absolutamente a los infelices fidijienses.  Pero en el estado en que se hallan las cosas, no les es posible a los fidijienses pagar esas setenta mil libras esterlinas. Semejante deuda excede con mucho de su solvencia. Los ingleses, pues, han rebajado sus exigencias, por el momento, y aceptado una parte de esa suma en especie, a condición de que el impuesto establecido será pagado en metálico al cabo de cierto tiempo, es decir, cuando el dinero se haya difundido suficientemente por las islas.  Inglaterra no obra de un modo tan primitivo como la desaparecida “Compañía de la Polinesia”, cuyos procedimientos podían comparase con los de los conquistadores salvajes, los cuales llegan a un país bárbaro, lo saquean, y se van en seguida. Nada de eso. Inglaterra obra como una persona previsora, prudente, de amplias miras, la cual no mata la gallina de los huevos de oro, sino que, al contrario, la alimenta bien, sabiendo que este método es superior al otro y debe dar más provecho. Al principio, con el fin de tener propicios para siempre a los infelices indígenas, procede con mucha cautela; así logra mejor su propósito que es colocarlos bajo la servidumbre del dinero, servidumbre bajo la cual gimen los europeos y todos los demás pueblos civilizados, y de la que parece imposible librarse por ahora.

ESTO ES UN EXTRACTO DE LA OBRA DEL LEÓN TOLSTOI, “EL DINERO Y EL TRABAJO” QUE TODO EL MUNDO DEBERÍA LEER PARA ENTENDER DESDE OTRO PUNTO DE VISTA, DESDE EL DE LA COLONIZACIÓN DE LOS IMPERIOS, CÓMO ÉSTOS SE HAN ADUEÑADO Y AÚN EN PLEONO SIGLO XXI, SE ADUEÑAN DE LOS LLAMADOS PUEBLOS DEL “TERCER MUNDO”…


17 de diciembre de 2025

OJO!: Trump anunciará hoy a la 9 p.m. (hora de Washington) un ataque a Venezuela…

 

José Sant Roz

Téngase en cuenta, que el viernes se liberarán los archivos de Epstein, y Trump desesperadamente tratará de manipular a la opinión pública creando un conflicto bélico contra Venezuela. Pero todo su teatro se le caerá estrepitosamente, no tendrá cómo sostener un ataque contra nosotros, a menos que estén dispuestos a sufrir grandes pérdidas, que lo conduzca a una mortal derrota. EE. UU. en este momento no está en condiciones de soportar una crisis política y militar de grandes dimensiones, que indefectiblemente involucrarán a China, Rusia e Irán.

¿Se acuerdan la noche en que George Bush anunció un ataque a Irak, y pronto vimos el cielo de ese país, de noche, iluminado por ráfagas de miles de misiles, cayendo y destruyendo poderosas instalaciones petroleras y militares?… por el estilo, hoy habrá un anuncio similar contra un país de Sudamérica, ahí frente al Caribe.

Pero OJO: Aquí no va a pasar lo de Irak.

Aquí las cosas serán distintas.

Ya todos los poderosos medios de Occidente están anunciando una importante conferencia de Trump hoy (a las 9 pm), en la Casa Blanca, que evidentemente tiene que ver con un inminente ataque militar a Venezuela. Se sobreentiende que el ataque será a puntos básicos de nuestra infraestructura, a instalaciones eléctricas, refinerías, campos petroleros, aeropuertos y puertos, cuarteles, …

Y el mundo lo está viendo claramente. No se trata de narcotráfico, y se está despejando todas las dudas y así lo reconocen también de manera brutal todo Occidente. Trump viene a por nuestro petróleo. The Orange Pig, Trump, ha dicho en un mensaje en su red social que el tremendo despliegue militar en el Caribe continuará “HASTA QUE [EL CHAVISMO] DEVUELVA A LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA TODO EL PETRÓLEO, LAS TIERRAS Y DEMÁS ACTIVOS QUE NOS ROBARON”.

Ha agregado en su mensaje: “EL ILEGÍTIMO RÉGIMEN DE MADURO ESTÁ UTILIZANDO EL PETRÓLEO DE ESTOS YACIMIENTOS ROBADOS PARA FINANCIARSE, ASÍ COMO PARA EL NARCOTERRORISMO, LA TRATA DE PERSONAS, EL ASESINATO Y EL SECUESTRO… POR EL ROBO DE NUESTROS ACTIVOS Y POR MUCHAS OTRAS RAZONES, INCLUYENDO EL TERRORISMO, EL NARCOTRÁFICO Y LA TRATA DE PERSONAS, EL RÉGIMEN VENEZOLANO HA SIDO DESIGNADO COMO ORGANIZACIÓN TERRORISTA EXTRANJERA. POR LO TANTO, HOY ORDENO UN BLOQUEO TOTAL Y COMPLETO DE TODOS LOS BUQUES PETROLEROS SANCIONADOS QUE ENTREN O SALGAN DE VENEZUELA”.

¿Quién ha robado a quién?

Los propios medios poderosos de Occidente están sorprendidos, llegando a pensar que Trump estaba drogado cuando escribió ese mensaje. Dicen estos medios: NO ESTUVO INMEDIATAMENTE CLARO A QUÉ SE REFERÍA TRUMP AL DECIR QUE EL RÉGIMEN VENEZOLANO SE APROPIA DEL PETRÓLEO ESTADOUNIDENSE, “TIERRAS O CUALQUIER OTRO ACTIVO”. Tampoco, cómo espera que estos sean “devueltos a Estados Unidos INMEDIATAMENTE”.

Tratan de interpretar sus palabras histéricas, como corrigiéndolo: “AL HABLAR DE LA DESIGNACIÓN COMO ORGANIZACIÓN TERRORISTA DEL RÉGIMEN VENEZOLANO, EL PRESIDENTE ESTADOUNIDENSE PARECIÓ ESTAR HABLANDO DE LA DESIGNACIÓN COMO TAL DEL CARTEL DE LOS SOLES, PRESUNTAMENTE VINCULADA A LAS AUTORIDADES CHAVISTAS”.

Nuestro país ha respondido inmediatamente con un comunicado en el que expresa que Trump: “ASUME QUE EL PETRÓLEO, TIERRAS Y RIQUEZAS MINERAS DE VENEZUELA SON DE SU PROPIEDAD (…) PRETENDE IMPONER DE MANERA ABSOLUTAMENTE IRRACIONAL UN SUPUESTO BLOQUEO MILITAR NAVAL CON EL OBJETIVO DE ROBARSE LAS RIQUEZAS (…)”. El texto llama al “PUEBLO DE LOS EE. UU. Y A LOS PUEBLOS DEL MUNDO” A “RECHAZAR” ESTA “EXTRAVAGANTE AMENAZA QUE DEVELA UNA VEZ MÁS LAS VERDADERAS INTENCIONES DE TRUMP DE ROBARSE LAS RIQUEZAS” DE VENEZUELA.

Por lo tanto, esta desesperación, esta histeria, esta locura degenerada, brutal y bestial, son suficientes para que nos mantengamos profundamente alertas ante cualquier ataque, y decididos a responder de manera contundente, eficaz y mortal contra todos los malditos gringos que osen hollar nuestro suelo.

¡Viva Bolívar! ¡A resistir, a contraatacar y a defendernos con toda la contundencia con que lo hicieron nuestros libertadores en la Guerra de Independencia!


La histeria del imperio alcanza niveles catatónicos, presionándonos para un diálogo. ¡Pero si están quebrados!

 

José Sant Roz

No existe ninguna duda que cuando Trump escribió ese mensaje en la red X, se había metido tremendo pase de coca. ¿De dónde saca que el petróleo que tenemos en la Faja del Orinoco nosotros se los robamos a EE UU?

Muchos analistas presentan la hipótesis de que Trump busca un diálogo, una transacción con el gobierno venezolano, una especie de acuerdo sobre el tema petrolero y geopolítico, sobre todo. Y llevan más de 25 semanas estacionados en el Caribe, amagando con un asalto, bombardeando lanchitas y matando pescadores. Se ve que Trump no quiere comprar nuestro petróleo sino robárnoslo, aprovecha el hecho de que María Corina le dedicó su Premio Nobel para afincar sus garrar contra nuestro país, para crecerse en sus amenazas, por lo que ha decidido bloquear nuestras costas.

Téngase en cuenta, que el viernes se liberarán los archivos de Epstein, y Trump desesperadamente tratará de manipular a la opinión pública creando un conflicto bélico contra Venezuela. Pero todo su teatro se le caerá estrepitosamente, no tendrá cómo sostener un ataque contra nosotros, a menos que esté dispuestos a sufrir grandes pérdidas, que lo conduzca a una mortal derrota. EE UU en este momento no está en condiciones de soportar una crisis política y militar de grandes dimensiones, que indefectiblemente involucrarán a China, Rusia e Irán.

¿Se acuerdan la noche en que George Bush anunció un ataque a Irak, y pronto vimos el cielo de ese país, de noche, iluminado por ráfagas de miles de misiles, cayendo y destruyendo poderosas instalaciones petroleras y militares?… por el estilo, hoy habrá un anuncio similar contra un país de Sudamérica, ahí frente al Caribe.

Pero OJO: Aquí no va a pasar lo de Irak.

Aquí las cosas serán distintas.

Ya todos los poderosos medios de Occidente están anunciando una importante conferencia de Trump hoy (a las 9 pm), en la Casa Blanca, que evidentemente tiene que ver con un inminente ataque militar a Venezuela. Se sobreentiende que el ataque será a puntos básicos de nuestra infraestructura, a instalaciones eléctricas, refinerías, campos petroleros, aeropuertos y puertos, cuarteles,…

Y el mundo lo está viendo claramente. No se trata de narcotráfico, y se está despejando todas las dudas y así lo reconocen también de manera brutal todo Occidente. Trump viene a por nuestro petróleo. The Orange Pig, Trump, ha dicho en un mensaje en su red social que el tremendo despliegue militar en el Caribe continuará “HASTA QUE [EL CHAVISMO] DEVUELVA A LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA TODO EL PETRÓLEO, LAS TIERRAS Y DEMÁS ACTIVOS QUE NOS ROBARON”.

Ha agregado en su mensaje: “EL ILEGÍTIMO RÉGIMEN DE MADURO ESTÁ UTILIZANDO EL PETRÓLEO DE ESTOS YACIMIENTOS ROBADOS PARA FINANCIARSE, ASÍ COMO PARA EL NARCOTERRORISMO, LA TRATA DE PERSONAS, EL ASESINATO Y EL SECUESTRO… POR EL ROBO DE NUESTROS ACTIVOS Y POR MUCHAS OTRAS RAZONES, INCLUYENDO EL TERRORISMO, EL NARCOTRÁFICO Y LA TRATA DE PERSONAS, EL RÉGIMEN VENEZOLANO HA SIDO DESIGNADO COMO ORGANIZACIÓN TERRORISTA EXTRANJERA. POR LO TANTO, HOY ORDENO UN BLOQUEO TOTAL Y COMPLETO DE TODOS LOS BUQUES PETROLEROS SANCIONADOS QUE ENTREN O SALGAN DE VENEZUELA”.

¿Quién ha robado a quién?

Los propios medios poderosos de Occidente están sorprendidos, llegando a pensar que Trump estaba drogado cuando escribió ese mensaje. Dicen estos medios: NO ESTUVO INMEDIATAMENTE CLARO A QUÉ SE REFERÍA TRUMP AL DECIR QUE EL RÉGIMEN VENEZOLANO SE APROPIA DEL PETRÓLEO ESTADOUNIDENSE, “TIERRAS O CUALQUIER OTRO ACTIVO”. Tampoco, cómo espera que estos sean “devueltos a Estados Unidos INMEDIATAMENTE”.

Tratan de interpretar sus palabras histéricas, como corrigiéndolo: “AL HABLAR DE LA DESIGNACIÓN COMO ORGANIZACIÓN TERRORISTA DEL RÉGIMEN VENEZOLANO, EL PRESIDENTE ESTADOUNIDENSE PARECIÓ ESTAR HABLANDO DE LA DESIGNACIÓN COMO TAL DEL CARTEL DE LOS SOLES, PRESUNTAMENTE VINCULADA A LAS AUTORIDADES CHAVISTAS”.

Nuestro país ha respondido inmediatamente con un comunicado en el que expresa que Trump: “ASUME QUE EL PETRÓLEO, TIERRAS Y RIQUEZAS MINERAS DE VENEZUELA SON DE SU PROPIEDAD (…) PRETENDE IMPONER DE MANERA ABSOLUTAMENTE IRRACIONAL UN SUPUESTO BLOQUEO MILITAR NAVAL CON EL OBJETIVO DE ROBARSE LAS RIQUEZAS (…)”. El texto llama al “PUEBLO DE LOS EE UU Y A LOS PUEBLOS DEL MUNDO” A “RECHAZAR” ESTA “EXTRAVAGANTE AMENAZA QUE DEVELA UNA VEZ MÁS LAS VERDADERAS INTENCIONES DE TRUMP DE ROBARSE LAS RIQUEZAS” DE VENEZUELA.

Por lo tanto, esta desesperación, esta histeria, esta locura degenerada, brutal y bestial, son suficientes para que nos mantengamos profundamente alertas ante cualquier ataque, y decididos a responder de manera contundente, eficaz y mortal contra todos los malditos gringos que osen hollar nuestro suelo.

¡Viva Bolívar! ¡A resistir, a contraatacar y a defendernos con toda la contundencia con que lo hicieron nuestros libertadores en la Guerra de Independencia!


Huellas que ha dejado la historia tras la muerte del Libertador Simón Bolívar

 


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De prensabolivariana en diciembre 17, 2025

Alberto Vargas* 

El epicentro central de esta investigación periodística revela que la Revolución Bolivariana no sólo ha venido derrotando al bloque histórico imperialista, sino que además le ha regresado al pueblo lo suyo al ser el factor propulsor de la liberación del opresor imperialista estadounidense, toda vez que se ha centrado en su papel histórico al revivir las luchas por la independencia, la soberanía, la igualdad, la justicia social y la unidad de los pueblos de NuestraAmérica.

El poeta Pablo Neruda acerca de Bolívar, nos recuerda que el Libertador ha despertado de nuevo para que el pueblo venezolano y los hermanos y hermanas de la América Latina alcancen la democracia social, participativa y protagónica, que le fueron negados por las oligarquías que se beneficiaron del proceso independentista, por eso, dijo Neruda:

«Despierto cada cien años, cuando despierta el pueblo», refiriéndose al Libertador.

Entretanto, José Martí sobre el Padre de la Patria, manifestó:

«Bolívar murió de pesar del corazón, más que de mal del cuerpo, en la casa de un español en Santa Marta. Murió pobre y dejo una familia de pueblos», es decir, su obra histórica independentista la dejó inconclusa debido a su prematura muerte física y la traición, que luego Hugo Chávez tras contextualizar la historia en la que hizo aparición Bolívar quedó redimida por él.

La historia Patria sobre la naciente Venezuela quedó devastado por las guerras intestinales contra los colonizadores que llevaron a cabo los patriotas venezolanos liderados por Bolívar.

Bolívar, en fecha 10 de julio de 1825, le escribe a Esteban Palacios (su tío), y le advierte:

«¿Dónde está Caracas? Se preguntará Ud. Caracas no existe; pero sus cenizas, sus monumentos, la tierra que tuvo, han quedado resplandecientes de libertad; y están cubiertos de la gloria del martirio. Este consuelo repara todas las pérdidas, a lo menos, este es el mío, y deseo que sea el de Ud.».

Vaticinaba el inicio de la naciente República. El pueblo gradual y progresivamente comenzó a sentir la independencia y la ruptura de sus cadenas en los siglos de dependencia colonial que marcaron una época de saqueo, explotación, esclavitud y criminalidad, entre otras vicisitudes por el mismo estilo. Tres siglos de dominio quedaron atrás ante una tempestad de glorias producto de la heroicidad de un pueblo que se negó a ser esclavo.

«Sin fastos, sin memorias, sin otro antecedente que el ya remoto ultraje hecho a la libertad del nuevo mundo, y las huellas de cien aventureros estampadas en la cerviz de todo un pueblo, nuestra propia historia apenas si era un libro blanco y nadie hubiera podido prever que, no muy tarde, se llenarían sus página de toda una epopeya», escribió entonces el apóstol de Cuba, José Martí, refiriéndose a la Patria Bolivariana.

Sí, estamos saliendo de una crisis histórica, de una nación que venía divida entre buenos y malos, amigos y enemigos, apátridas y patriotas, un pueblo que no podía aspirar una conciencia y un destino espiritual común.

Venimos del árbol de Bolívar por su patriotismo heroísmo como valoración irrefutablemente moral y ética. Aunque hubo otros próceres, entre tantos, está Antonio José de Sucre, a quien Bolívar llamó al Gran Mariscal, «el Padre de Ayacucho y el Redentor de los hijos del Sol»,

La condecoración más relevante para el general Sucre fue el título de Gran Mariscal de Ayacucho otorgado por Bolívar, en fecha 27 de diciembre de 1824, También está el precursor de la independencia Francisco de Miranda, entre otros antecesores remotos como el Cacique Guaicaipuro que resistió la llegada de los españoles en el año 1540; y otros posteriores como el general Ezequiel Zamora y más adelante tenemos a Argimiro Gabaldón y en nuestros días al comandante Hugo Chávez, quien tenso la liana.

Intelectuales e historiadores desde el siglo XIX han honrado las virtudes del Libertador, Laureano Villanueva, ha sido uno de ellos, al escribir:

«Bolívar no cabe en los moldes de la humanidad. Los demás hombres pueden ser juzgados y comparados entre sí, desde Sucre hasta Washington, desde Miranda hasta San Martín, desde Santander hasta Páez. Él es único, incomparable, magnifico, de fuerza sobrenatural, por encima de los hombres y de la historia, como los astros por encima de todas las cumbres de la tierra y por encima de todas las nubes del espacio. Bolívar ocupa un reino aparte entre los hombres y Dios».

Son cualidades de Bolivar que recogen insignes plumas ilustradas, amantes de su pasado bolivariano, justamente Arturo Uslar Pietri, precisó:

«Miraba el continente como una unidad y llegó a expresar, en documentos luminosos y todavía plenos de validez, las más vastas y penetrantes concepciones sobre su realidad y sus posibilidades futuras. Lo que realizó en su no larga existencia es desmesurado; lo que dejó como pensamiento político y visión de futuro americano, incomparable y en su mayor parte, actual».

En este recorrido histórico el general Santiago Mariño en 1827 llamó a Bolívar el «hijo el más idolatro» y «Padre de la Patria fundador de nuestra la República».

Bolívar encaja los valores de libertad, igualdad y democracia social, anhelada por siglos por el pueblo venezolano. Su pensamiento que se adelantó a su época encarna una suerte de auxilio para resolver los ingentes problemas económicos y espirituales del pueblo.

En Venezuela antes de la independencia no había un patriota fundador, ni una lucha contra el opresor, ni un destino histórico unificador, la cohesión social la tenía el rey europeo, quienes a ultranza y sin miramiento alguno fueron los promotores de un crimen que aún se mantendrá vivo en los anales de la historia, cometieron el genocidio de etnias indefensas en las que habían niños, niñas, hombres, mujeres y ancianos, a mansalva, e incluso en ese exterminio arrasaron con los valles, bosques y selvas y cuanta riqueza había en Venezuela, hubo también un ecocidio o formó parte del exterminio total. Un siglo XVI de saqueos y crímenes que debe estar presente en la conciencia histórica del pueblo.

Venezuela todavía no había nacido en el siglo XVI sino en 1821, con la batalla de Carabobo del 24 de junio, reseña la historia. La Patria tuvo lugar con la independencia por Simón Bolívar. Si bien el orden social monárquico se derrumbó, no así las estructuras de dominación imperantes. La independencia del imperio no concluyó en la libertad e igualdad social anhelada por el pueblo venezolano. A lo que subyacen las fuerzas conspirativas de la oligarquía.

Bolívar no pudo controlar las fuerzas de la anarquía propulsadas por la oligarquía que derivarían en el personalismo y las distintas formas de autoritarismo. La Patria no alcanzó la libertad plena. Sin embargo, como héroe indiscutible de proyección universal en la gesta emancipadora de NuestraAmérica, es innegable su estrepitoso triunfo en aras de la libertad de la Patria.

Ahí está su inmortal obra emancipadora universalmente reconocida por la humanidad. Simón Bolívar (1783-1830) fue un hombre de pueblo que dedicó su vida a la lucha por la independencia latinoamericana. Fue un hombre que supo advertir las necesidades y urgencia del continente y sus naciones y por tanto supo definir los objetivos de la lucha emancipadora hispanoamericana y se entregó al logro de ese objetivo, a partir de una visión crítica de los gobiernos y formas de gobiernos.

Resulta difícil esbozar el pensamiento ético–pedagógico de Bolívar sin hacer referencia a su concepción de independencia e integración, pues en su visión revolucionaria lo uno está estrechamente vinculada a lo otro formando una unidad en la práctica social que lo guiara en todas sus acciones. La ética siempre estuvo asociada a la independencia constituyendo el objetivo principal de su vida expresado en valores morales como el respeto, el patriotismo, la dignidad, el honor y la honradez, que se configuran en un ideal educativo tendiente a la libertad social y personal.

La riqueza teórica adquirida por Bolívar, a través de su maestreo Simón Rodríguez tiene sus antecedentes en las ideas del Ilusionismo, el empirismo y el enciclopedismo y especialmente del legado pedagógico de John Locke (1632-1704) y Jean Jacques Rousseau (1712-1778), de éste consultó al Emilio, el Contrato Social, la declaración de derechos del hombre y el ciudadano, lo cuales de una forma u otra influyeron en su conciencia independentista cuya esencia tendía a subvertir el régimen colonial.

El cultivo Bolivariano de la idea de la libertad e independencia estuvo muy vinculado a la educación y la cultura, ambas muy deterioradas en los pueblos latinoamericanos tal como lo certifica en el monumental Discurso de Angostura, en fecha 15 de Febrero de 1819:

«Uncido el Pueblo Americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía, y del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros, las lecciones que hemos recibido, y los ejemplos que hemos estudiados, son los más destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición».

La herencia legada por el colonialismo a naciones de NuestraAmérica ha sido generalizada durante años privando a los hombres y mujeres de todo el continente no sólo a la educación espiritual de sus derechos y deberes esenciales, sino también a muchos de éstos a vivir con impotencia ante tales realidades y eso es el resultado de la estrecha visión de los régimenes americanos que se han conformado con servir a los colonizadores y no a servir a los pueblos. Por eso Bolívar al analizar la realidad social latinoamericana consideraba a la educación como una necesidad para el ejercicio de la vida pública vista en dos direcciones, la primera, en la educación que ha de tener el gobernante para orientar los destinos de su nación y la segunda, en la visión que ha de tener el gobierno para potenciar en los ciudadanos una vida con templanza, sabiduría, y valores morales legítimos. Esta idea la esboza en el Discurso de Bogotá en enero de 1815 al referir:

«La sabiduría, el valor y la templanza producen en el alma un orden y una armonía en sus funciones, que Platón llama justicia interior .La justicia exteriores solo la realización de un orden análogo en la sociedad. El hombre más justo en sí mismo es también el más justo en sus relaciones con los demás. La justicia lleva en sí la beneficencia. Hay que hacer bien a todos los hombres; no hay que hacer daño a nadie. No se debe volver injusticia por injusticia. La justicia es la reina de la virtudes republicanas y con ella se sostienen la igualdad y la libertad».

Aquí se hace explícita la concepción de justicia que se articula en la trilogía roussoniana: igualdad, libertad y fraternidad, acogida y defendida en su lucha por la emancipación social.

El Libertador consideró la justicia como la virtud esencial, siendo ésta el establecimiento de un nuevo orden que ha de tener en su base el reconocimiento de la igualdad de derechos de todos los seres humanos, la oportunidad y la condición externa para una buena vida.

El logro de la justicia a costa de sacrificio personal es la más elevada virtud que Bolívar tuvo como revolucionario entregado a una causa que lo acompaño en su vida y sus concepciones alumbrado por el sentido de entrega a la Patria y a los ideales más legítimos que haya defendido.

El ideal que lo consagró por siempre a la vida sacrificada y entregada a la causa de la libertad está refrendado en su epistolario y que se materializa en ideas muy profundas en torno a la moral y al sacrifico, en sentido afirmo:.

«No es para mí un sacrificio, es para mi corazón un triunfo. El que lo abandona todo por ser útil a su Patria, no pierde nada, y gana cuanto le consagra». Asimismo, dijo que»la vida no tiene precio sino en tanto que es gloriosa».

La conformación de un corpus moral sistematizado no estaba en el centro de la actividad del Libertador, pues para entonces tenía otras urgencias y más que con la teoría estaba comprometido con la transformación de la vida de los hombres y mujeres de NuestraAmérica. En la su accionar revolucionario planteó en varios de sus escritos su concepción ético-moral y como debía estár regida la vida de los ciudadanos y el gobierno.

La moral Bolivariana se articula de manera natural con sus aspiraciones de bienestar social y libertadl. De sus sentencias más diáfanas en relación con el ideal moral figura:

«Nada sino las malas acciones, deben molestar a los hombres sensatos».Le atribuye una importancia capital a la moral, la concibe como el sostén de la sociedad y el fundamento de la vida. En ese sentido señaló que ‘la destrucción de la moral pública, causa bien pronto la destrucción del Estado».

En el Congreso de Angostura ya había planteado: «moral y luces son nuestras primeras necesidades», aquí está subrayando la importancia de la educación y la necesidad de su preparación para participar en la vida pública porque para él, la educación era fuente liberadora que contribuye con la eliminación de las diferencias entre los hombre, por ello en su práctica política nunca desestimó la educación, por el contrario contribuyó a su desarrollo, a través de la creación de escuelas y universidades, en Guayaquil, Perú, Caracas y Colombia.

Bolívar se manifiesta en los cambios sociales, en la eliminación de toda forma de discriminación, en el establecimiento de las indispensables garantías sociales, paz e igualdad de derechos y en esta dirección apunta valores como justicia, lealtad, la fidelidad en la que justicia se convierta en el núcleo duro de su imperativo ético-moral, toda vez que es la virtud la que concede a cada cual lo que le corresponde.

El aspecto moral y la educación ciudadana fueron una permanente preocupación para Bolívar porque veía en ellas el sostenimiento de la causa de la libertad y del individuo mismo. Nótese que Martí en su máxima dijo: «ser cultos es el único modo de ser libres».

La referencia a José Martí (1853-1895) en estas reflexiones más que casual es obligada, pues si en América Latina hay un pensador que se acerca de manera casi natural a Bolívar ese es precisamente Martí, no sólo por su ideal emancipador y sus ansias de independencia, sino también por la convergencia de sus concepciones éticas y educativas.

Pues bien, retomando la crisis histórica que es el epicentro de este trabajo, concluida la guerra, en apariencia, en la que sólo hay desolación, destrucción y la decepción que aguardan a los vencedores incluyendo al propio Bolívar, como lo expresa en sus últimos días, en una carta escrita como por ejemplo, en fecha 9 de noviembre de 1830 escribió al general Juan José Flores, sobre la que citamos el subsiguiente extracto:

«Ud sabe que yo he mandado 20 años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: 1º) La América es ingobernable para nosotros. 2°) El que sirve una revolución ara en el mar. 3º) La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4º) Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos los colores y razas. 5º) Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán en conquistarnos. 6º) Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último período de la América».

Aunque en la Carta de Jamaica (1815), precisó:

«Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración. Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua y unas costumbres, debería por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los nuevos Estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, interés opuestos dividen la América…».

En ese sentido el notable intelectual uruguayo Eduardo Galeano (1940-2015), escribe en su afamado libro Las Venas Abiertas de Latinoamérica (1975) que «la doctrina bolivariana es la lucha por la igualdad, la complementariedad, la inclusión social y la perspectiva de género para todos los países del continente. La mayor suma de felicidad posible para los pueblos que han sido humillados y expoliados por los imperios. La causa nacional latinoamericana es ante una causa social: para que América Latina pueda nacer de nuevo, habrá que empezar por derribar a sus dueños país por país. Se abren tiempos de rebelión y cambio. Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre la conciencia». Galeano abre también los espacios sobre la crisis histórica en la precedente cita.

La suerte está echada, y cada día marca cómo el pueblo venezolano con valentía y gallardía, ha ido inconteniblemente hacía la consolidación de una conciencia social y política.

Una conciencia cívica, ciudadana, sobre todo en escenarios de ejércitos mercenarios de la desinformación que editan la realidad a favor de los intereses imperiales que se centra en informaciones parciales o falsos positivos ante el hecho noticioso en la que priva la censura previa y la generación de grandes contenidos hegemónicos y homogeneizadores sobre el pensamiento único en boga impuesto por el neoliberalismo que está auspiciado por EEUU en alianza con el poderío imperialista y los gobiernos satélites.

El poder mediático especialistas en falsos positivos crean imágenes que exacerban la psicosis. La venganza de la historia está demostrando terminará imponiéndose a esa fantaseada realidad.

El desplome hegemónico de EEUU va en caída libre, sin muro de contención que la pueda frenar. La inexorable historia se ha encargado de demostrando fehacientemente, así como el sistema esclavista fue sucedido por el feudalismo, que de la misma manera quedará en la cola del papagayo el neoliberalismo hasta su extinción, que traerá consigo una vida nueva al alumbrar su sucesor: el sistema Socialista.

EEUU hasta hace poco era la economía más grande del planeta, con el mayor poderío militar y con el mayor control de los medios de comunicación masivos. Sin embargo, su sistema anclado en sus contradicciones insolubles que no ofrecen alguna respuesta ni tan siquiera a su población está declinando vertiginosamente.

El mismo Estado estadounidense germinó en su avalancha de contradicciones las enfermedades propias del capitalismo por su irracionalidad económica. En su territorio deambulan 40 millones de almas estigmatizada por la pobreza material padeciendo cualquier tipo de vicisitud y al margen de una vida digna, esta cifra equivale a un porcentaje que se sitúa alrededor del 13% de su población.

Su ensañamiento contra los países opuestos a sus planes imperialistas continúa en ebullición. Así, la agenda de EEUU desde la guerra fría ha cambiado de planes pero no de objetivos: la ocupación militar en NuestraAmérica y el Caribe, la cual se ha instrumentado desde la administración de James Monroe, pasando por sus diferentes gobernantes, también ha encontrado en contubernio régimenes títeres para sus objetivos criminales, independientemente de que no va a contener la arremetida del nuevo mundo en alumbramiento.

Esta es la crisis historia que ha generado y cuya dialéctica insalvable e incontenible lo está arrasando de la faz de la Tierra como sistema hegemónico capitalista.

Su escudo que ha sido su armamentismo a pesar de que se mantiene, no va a parar, la crisis histórica que han creado, crisis que sin tapujo alguno se puede calificar como criminal y apocalíptica.

Acerca de su política belicista instaló unas 900 bases militares esparcidas en diferentes países con el justificativo de controlar el terrorismo y el narcotráfico, como es el caso de Colombia.

♦♦♦FBEEC7

*Alberto Vargas. Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos.
E-Mail: albertovargas30@hotmail.com

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