Sálvese quien pueda

Desde hace tiempo se veía venir la crisis del capitalismo. Cuando una economía va mas rápido de lo que puede, gastando mucho más que lo que produce, termina deteniéndose, fundiéndose. Eso era previsible viendo la curva del endeudamiento público de la economía de los Estados Unidos. Le quedo grande el discurso de “policía del mundo”, “gobierno global”, etc., todas fantasías de las mentes enfermas de poder absoluto.
Si bien la crisis es y era previsible, la forma en que el motor se funde no es tan fácil de predecir. En mi “teoría del fusible” (teoría que yo “inventé” pero que de seguro no tiene nada de original) se podría predecir que primero se derretirían los entes financieros por su carácter especulativo y suprema debilidad ante las perdidas económicas. Eso es lo que esta sucediendo: un “reacomodo bancario”, o al menos eso es lo que quisieran que sucediera. Este es el modus operandi: los bancos especuladores se lanzan a la quiebra (una vez depositados los fondos que queden en algún paraíso fiscal), el gobierno (el pueblo) le paga a los clientes del banco (el pueblo) y otros bancos compran los bancos quebrados (como los zamuros) a precio de gallina flaca. La jugada no es mala, solo que esta vez es exagerada. Los especuladores se llevaron un TRILLÓN de dólares (discúlpenme la mayúsculas, me parecieron necesarias). Es demasiado dinero para un país que esta desplegado en todo el mundo a un costo fabuloso. Además, existe una componente política importante: el pueblo de los Estados Unidos. Esta última componente explica la negativa en el Congreso al plan de entregarles un trillón de dólares a los banqueros para “salvar” el mundo financiero. ¿Cuál es el costo político de esa decisión? Debe ser muy alto por lo que estamos viendo.
¿Se suicidara la clase política? ¿Apoyara alguna loca salida como atacar Irán o invadir Venezuela? No lo creo. Los Estados Unidos son un gran país, con grandes recursos, muy adelantado tecnológicamente y con un pueblo trabajador. Pasarán por el mal trance que una vez le tocó también a la extinta Unión Soviética. Por unos años, al menos, nos aliviaremos de la presión imperialista y espero que cuando regrese haya aprendido la lección, como espero que también la haya aprendido la actual Rusia. Queda la China, pero para ese análisis necesitaría otro artículo.