Editorial Despertar Octubre 2008

Al final del sueño americano
Biológicamente hablando, el neoliberalismo (fase superior del capitalismo) tiene un comportamiento caníbal. El capital financiero tiene sus bases, en Londres para ser más preciso, pero carece de patria y por ende no conoce la lealtad; además se distingue por su cobardía y falta de escrúpulos (business are business, dicen en los países que se habla ingles, particularmente en los Estados Unidos). Lo más peligroso es que puede ser virtual y proyectado en el tiempo. Un cargamento de petróleo puede ser vendido miles de veces antes de que realmente haya sido entregado. Es como jugar a la “pirámide” pero a escala planetaria, siempre habrá un perdedor.
Justamente, los banqueros apuestan a que los gobiernos “tapen” los huecos, apuesta que casi nunca falla. En países industrializados en donde las huelgas mas recalcitrantes apenas logran arañar aumentos salariales para los trabajadores de unos puntos por ciento, basta que la banca anuncie su “derrumbe” para que trillones de dólares se coloquen sobre la mesa. Para tener una idea de cuánto es esta suma podemos escribir que equivale a ¡un millón de viviendas de un millón de dólares cada una! Por ahora, porque si los gobiernos soltaron ese dinero tan fácilmente, ¿cuál seria el motivo que les impidiese a los banqueros pedir mas?
La crisis parece muchísimo mas seria que lo que demuestran las caras sonrientes de los locutores de CNN y FoxNews. Los mismos que alegremente anuncian la subida de las acciones de la General Motors porque ha cerrado una fabrica no lo suficientemente productiva para pagar los salarios de cinco mil trabajadores. Cinco mil padres de familia a la calle y los locutores ríen, como payasitos. Hace ya varios días que las fluctuaciones de las Bolsas más importantes del mundo superan cualquier vaticinio. Hay Bolsas que se han movido, para arriba o hacia abajo, más de 10% en un día. Cifra enorme cuando consideramos que las fluctuaciones interdiarias generalmente son menores al 1%. Eso es motivo de preocupación. Cuando los gigantes caen, todos tragamos polvo.
Cuando cayó la Unión Soviética, las repercusiones mundiales fueron muy importantes. Las fronteras internacionales cambiaron y varios países nacieron. Una nueva realidad geopolítica apareció. La derecha política tradicional se fortaleció. El gran capital financiero inicio las guerras de Afganistán e Irak. La heroína y el petróleo.
Cuando esta crisis se estabilice, ¿qué habrá cambiado esta vez? ¿Aceptarán los pueblos más fuertemente afectados pagar con años de penurias los “errores” de los banqueros? ¿Podrán los Estados Unidos alcanzar su verdadera independencia y deslindarse del control de Londres? O por el contrario, ¿un “poder mundial” entre Estados Unidos y la Unión Europea impondrá una dictadura planetaria? Varias visiones son posibles, algunas apocalípticas otras mas realistas y ecológicas.
Precisamente, el error del imperialismo financiero fue su avaricia, que dicen depende exponencialmente con respecto al margen de ganancia. Se auto otorgaron un papel de policía del mundo que les quedó demasiado grande. La Humanidad misma como especie reacciona con violencia ante la imposición de la uniformidad neoliberal. La globalización geográfica no implica para nada la globalización de los usos y costumbres, por el contrario, y como muy bien lo escribiera en su oportunidad Ignacio Ramonet, la globalización conlleva a exacerbar las costumbres autóctonas, base del turismo. Es la reacción de América del Sur y que con toda seguridad se expandirá a toda la América, tanto del Norte como Central, así como a los otros continentes. Un renacimiento de África, tan golpeada y castigada por el colonialismo salvaje, no solo es deseable, sino que también parece muy probable.
Son tiempos de cambio, de cambios profundos.