En física se sabe que un sistema puede ser analizado a través de sus partes; decimos que un sistema está conformado por un sistema de partículas, que pueden o no, interaccionar entre ellas. Si las partículas interaccionan entre ellas, toda solución que no tome en cuenta estas interacciones será, en el mejor de los casos, una solución aproximada. Este razonamiento se aplica también a los espacios sociales.
Tomemos el sistema educativo. En el esquema tradicional está conformado por tres "partículas" principales: la educación primaria, la educación secundaria y la educación universitaria. Las tres partículas interaccionan, por lo tanto, el análisis de una sola de ellas, aisladamente, conlleva a soluciones aproximadas.
En el mismo esquema tradicional, la educación universitaria se considera solo para algunos. Los estadounidenses y europeos ahorran desde que el niño nace para poder pagarle una buena universidad. Es casi imposible que el hijo de un clase media estudie en Harvard, CalTech o MIT. Excepción es Francia con excelentes universidades prácticamente gratuitas, eso se lo debemos a la Revolución Francesa.
En Venezuela, las universidades se hicieron cada vez más inaccesibles para los sectores menos pudientes durante los últimos treinta años. Las cifras lo comprueban fehacientemente. Eso implica que los universitarios se convirtieron en una elite, acostumbrada a los privilegios que con el tiempo se convierten en derechos. Se corre el peligro, que en nombre de la transformación universitaria, en vez de democratizar la universidad, se haga mas elitista si la discusión es meramente reivindicativa.
En estos momentos tenemos la gran oportunidad de estudiar la Educación en su conjunto y con mayúscula. Integrar en una sola ley todo el sistema educativo sería un gran paso para democratizar la universidad, para comenzar a dejar de percibirla como conformada por una elite. Se ampliaría la base de discusión a todos los docentes del país, resolviendo el problema del desequilibrio de salarios y reivindicaciones entre los diferentes sectores (o partículas, según nuestro modelo). Se podría hacer una nueva ingeniería de los programas educativos adaptándolos a la nueva era en donde un niño de dos años y medio es capaz de manejar una computadora. Venezuela ha hecho grandes avances en este sentido gracias a todas las Misiones Educativas, el Programa Canaima, los infocentros. Solo nos falta una Ley de Educación integradora y democratizadora. Una ley como la soñó Simón Rodríguez.