Por: Alexis Arellano | Martes, 25/09/2012 04:32 PM
Quienes conocen un poco la historia de la iglesia católica han perdidotoda capacidad de asombro en lo que al accionar de sus representantes se
refiere. Que curas, obispos, arzobispos y cardenales se dediquen a violar
niños, a enriquecerse groseramente, a bendecir tropas asesinas, a
justificar asesinatos, a guardar silencio ante el secuestro de infantes y
pare usted de contar, son hechos que ya no sorprenden a nadie.
Aquí mismo en Venezuela ya nadie se asombra de la actitud de un cura como
José Palmar que miente con descaro; calumnia sin compasión, desea la
muerte a otros con pasmosa ligereza y hasta celebra públicamente la
muerte de sus colegas, si son chavistas. Ese es el pan de cada día de una
institución, donde si bien es cierto que hay miembros dignos, la inmensa
mayoría son unos depravados viciosos, defensores de los intereses de una
oligarquía, que los mantiene viviendo como verdaderos “príncipes de la
Iglesia”.
Ahora, a pesar de no sorprendernos por nada que provenga de ese
conglomerado, no dejó de llamarnos la atención las declaraciones del
arzobispo de Mérida, Baltazar Porras, quien ido de la lengua salió a
defender la candidatura de Capriles y a hacer pública la propuesta de
eliminación de las Misiones Bolivarianas.
Radonski después de haberse declarado enemigo de todas las misiones y de
haberlas perseguido donde ha sido autoridad, ha tratado, en medio de la
campaña electoral, de ocultar ese pasado y de mostrarse casi como el
creador de ellas. De allí que resulta llamativo que uno de sus aliados
salga a la luz pública definiendo como parásitos a los que se benefician
de las misiones y proponiendo su eliminación... ¿Ha visto usted mayor
“hijoeputada”?
Baltazar (¿o Va-asaltar?), un solemne vagabundo que como la mayoría de
las autoridades de la iglesia católica vive sin trabajar y sin producir
ni siquiera un pan, desnuda con sus declaraciones la propuesta de
Capriles y de la oligarquía venezolana; mientras que con la definición
del pueblo como parásito, muestra el pensamiento de una jerarquía
eclesiástica a la que cada vez le resulta más difícil ocultar su
desprecio por los humildes.
Es que el ver como millones y millones de dólares, que antes pasaban a
formar parte de sus arcas, es ahora destinado a brindar salud, educación,
vivienda, alimentación y empleo al pueblo; le revienta el hígado a
hombres como Va-asaltar y lo conducen a desatinos como este.
Tengan por seguro que van a llamarle la atención (no por el contenido,
sino por lo inoportuno) y que más tarde dirá que sus declaraciones fueron
mal interpretadas o manipuladas; pero para su desgracia, este pueblo ya
no cree en la santidad de curas y mucho menos de obispos.
Estamos muy claros en los beneficios que brinda Barrio Adentro, las
Escuelas Bolivarianas, los Simoncitos, las pensiones, las universidades,
Mercal, PDVAL, Bicentenario y pare de contar. También tenemos en claro el
porqué la oligarquía, la Iglesia y la derecha quieren desaparecer las
misiones... No lo permitiremos y para garantizar que así sea, el próximo
7 de octubre los barreremos a fuerza de votos.
arellanoa@pdvsa.com