En Mérida, las clases pudientes
han ejercido enormes presiones para que sus urbanizaciones no se mezclaran con
las clases no pudientes. Voy a poner dos ejemplos:
1. 1. A
pesar de estar adyacentes, no existe un solo puente público sobre el Mucujún
que una El Valle con El Vallecito. Los ricos de El Vallecito no quieren. Los
niños de El Vallecito que estudian en San Javier de El Valle deben bajar a La
Vuelta de Lola y subir hasta San Javier. Si existiese el puente no tardarían ni
veinte minutos a pie.
2. 2. Hay
una salida al final de la urbanización Santa María hacia El Valle. Esta salida
ha sido tapiada porque los ricos de La
Santamaría no quieren que el tráfico pase frente a sus casas. Mientras, los
embotellamientos en La Vuelta de Lola donde se cruzan las dos vías, la salida a
El Valle y hacia Barinas, son enormes.
La mayoría de nuestras ciudades crece sin un
plan y cuando escribo plan me refiero a la transformación de las ciudades
capitalistas en socialistas. Ciudades en donde se construyan más parques
infantiles que centros comerciales. Es la única preocupación que tengo con la
bienvenida Misión Gran Vivienda Venezuela. No solo debemos construir viviendas
debemos pensar en muchas cosas más, en las escuelas bolivarianas a donde
asistirán los niños a formarse como hombres y mujeres de la Patria, las guarderías
bolivarianas que cuidarán integralmente a los niños cuyos padres trabajen, los
espacios para el desarrollo de la agricultura urbana, los parques infantiles, los
espacios para la tercera edad, el CDI, la biblioteca, la casilla policial, etc.,
etc. Si bien la tarea es ardua, lo que no podemos es construir sin tener esto en
mente: se trata de transformar la ciudad, de construir el socialismo no solo en
nuestras mentes sino en nuestras acciones, en nuestro entorno.
