Por: Santiago Mena Cárdenas (*)
Martes, 23 Julio 2013 03:59
Los campesinos del Catatumbo, con una
resistencia de más de 40 días, no cesan en su lucha por la Zona de
Reserva Campesina; los mineros artesanales resisten también en Irra,
Marmato, Caucasia, Buenaventura, Córdoba, Quibdó, desde hace una semana,
por su derecho al trabajo contra las transnacionales; los trabajadores
de la salud se movilizan por el derecho a una salud digna; los
camioneros, anuncian un paro nacional contra los abusos del pulpos del
transporte y los altos precios de los combustibles; los pequeños
cultivadores de café, arroz, papa, cacao anuncian un paro para el 19 de
agosto contras las burlas del Gobierno.
Los universitarios se alistan para
defender su proyecto de educación superior democrática. Y a todo esto
Santos responde con crímenes de Estado y detenciones masivas. Es la hora
del levantamiento del pueblo colombiano. Por estos días en Colombia se vive un clima de lucha y resistencia en todos los sectores populares, levantamientos ante los cuales el Gobierno Nacional pareciera importarle poco el diálogo y actúa con toda la fuerza represiva del Estado, prueba de ello, la resistencia del Catatumbo.
Paños de agua tibia es lo que pretende imponer como “soluciones” el Gobierno Nacional a los campesinos del Catatumbo, al no querer entrar en discusión sobre los puntos álgidos del pliego de peticiones del Catatumbo, el máximo de ellos, la creación de la Zona de Reserva Campesina que permita un mayor desarrollo agrario y social en la región.
Y es que el accionar cínico del Gobierno Santos es tal, que ya han pasado tres intentos de negociaciones, con tres equipos diferentes delegados por el poder central, pero que no han modificado su postura frente a estos justos reclamos y, al contrario, justifican el accionar represivo que se ha cometido, y hacen oídos sordos frente a las denuncias de violación del DIH que diversos entes, incluida la ONU, han hecho sobre el tema.
La lucha campesina del Catatumbo, la resistencia y tenacidad de sus bases y líderes ha conducido a la más amplia solidaridad de muchos sectores sociales y políticos y ha generado en gran parte de la población colombiana un clima de reflexión sobre qué pasa verdaderamente en el país.
Y precisamente esto se verá reflejado más aún con las movilizaciones populares que se avecinan finalizando julio y en agosto pleno desde diversos sectores de la población colombiana, usando en toda su dimensión el derecho constitucional a la protesta.
El llamado al paro agrario es uno de los más fuertes, los cultivadores de diversos productos alimenticios están viendo como el TLC firmado con Estados Unidos está ocasionando lo que las voces críticas y realistas auguraron con este tratado: una crisis en el campo colombiano por los bajos costos de los productos norteamericanos.
AHORA, EL PARO MINERO
El paro minero también toma relevancia, los pequeños mineros exigen una formalización de su labor que se ve maltratada por el Estado, mientras éste se vuelve cómplice de las grandes multinacionales extranjeras de la minería que desangran la tierra colombiana y devuelven unos réditos mínimos a Colombia por su extracción.
Esta labor de la pequeña minería, o artesanal como también se le conoce, es la forma de sustento de miles de familias en diferentes departamentos del país y ante el señalamiento criminal que se le hace por parte del Gobierno Nacional se recurre al paro como método para conseguir los propósitos, el cual desde su primer día recibió todo el peso represivo del Esmad, dejando en Irra, corregimiento de Quinchía, en Risaralda, dos mineros artesanales muertos producto de la inhalación del letal gas lacrimógeno.
Pero no solo en los campos colombianos se respira aire de protesta, las diversas luchas que se libran en las urbes colombianas también adquieren una relevancia inmensa, la más notoria de todas es la que emprenderán los estudiantes colombianos congregados en la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, Mane, para impulsar la población en el Congreso de la Ley Alternativa de Educación realizada por los universitarios.
Así pues el panorama de lucha social que se ve en el mapa es muy grande. Es la continuación de los diversos paros que se presentaron al inicio del año, incluido el cafetero, quizá el más relevante, y cuyos líderes han denunciado incumplimientos de los acuerdos pactados con el Gobierno Nacional y no descartan nuevas movilizaciones.
A pesar de la estigmatización y el señalamiento ya conocidos, pues es la táctica que se usa siempre para desacreditar la lucha social, estos movimientos siguen con sus justas luchas, reivindicando la tierra y el trabajo digno, reclamando paz con justicia social.
En la imagen, masiva movilización el pasado 19 de abril en Quibdó, principal epicentro del Paro Minero que se realiza en el país. (Foto tomada del flickr de Marcha Patriótica).
(*) Editor de PARÉNTESIS. @SantiMena94.