Por Bloque Socialista Digital
De esta manera los que promueven esta campaña por el adecentamiento de la política en nuestro vecino país, quieren evidenciar ante el mundo las actividades de la parapolítica que se implementó allí y de la cual Álvaro Uribe Vélez no solamente fue inspirador, sino también fiel ejecutor.
Las investigaciones ya documentadas nos colocan frente a un personaje siniestro que lamentablemente gobernó a Colombia, pero que dejó huellas diáfanas delictivas que lo envuelven incluso junto con familiares, funcionarios de su gobierno y cooperadores de su entorno político, incluso en actividades de tráfico de drogas.
Esto último, al parecer, heredado de su padre Alberto Uribe Sierra, quien es denunciado por el periodista Gonzalo Guillén como vinculado al clan de traficantes de droga conocido como “El Clan de los Ochoa”, de triste recordación en Venezuela, ya que el patriarca de esa familia regaló, y de eso hay evidencia documental, un caballo de paso al ex presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez. Al parecer, este señor Uribe Sierra había sido detenido con intenciones de ser extraditado a Estados Unidos, pero por estas cosas del tráfico de influencia muy conocidas en el vecino país, se impidió y frustró esa medida. También Fabio Castillo, quien tuvo que abandonar Colombia amenazado de muerte, en su libro Los Jinetes de la Cocaína señala al papá de Uribe Vélez como un connotado narcotraficante de drogas.
Pero no solo el padre de Uribe es el único denunciado del entorno familiar , el periodista colombiano Gonzalo Guillén, ya citado, y también amenazado de muerte en Colombia, señala que otros familiares de Álvaro Uribe Vélez como Dolly Fuentes, quien es su cuñada, y su sobrina María Uribe Cifuentes, están vinculadas al Cartel de Sinaloa.
También la amante de Pablo Escobar, Virginia Vallejo, en declaraciones dadas al diario El País de España, califica a Álvaro Uribe Vélez como uno de los narcopresidentes de ese país, que con su gestión en diferentes posiciones de gobierno contribuyó con el florecimiento del tráfico de drogas en Colombia.
Expresamente señala que ese personaje, siendo director de Aeronáutica Civil en 1980, autorizó decenas de licencias para pistas de aterrizaje de aviones y helicópteros, muchas de ellas personales, que servían de portaaviones a los traficantes de drogas para el traslado de estas a diferentes países del mundo. Confiesa esta señora que el mismo Pablo Escobar le comentaba muy contento: “Gracias a este muchacho (Uribe Vélez), podemos trasladar la droga a Estados Unidos sin tener que nadar tan largo trecho”. Toda la infraestructura de los traficantes colombianos fue construida a partir de esas licencias.
Pero, además, durante su gestión como presidente dejó una estela de agresiones y persecuciones contra sus opositores políticos, magistrados, periodistas y todo al que le hiciera críticas, son célebres durante su gestión las intervenciones telefónicas ilegales y las fosas de cadáveres encontradas recientemente. Muchos de sus cooperadores inmediatos están siendo objeto de investigaciones por la Fiscalía Colombiana. El jefe de Servicios Secretos de su gobierno, Jorge Noguera, quien recibía órdenes directas de Uribe, está preso por muerte mediante el sicariato a varios opositores de su gobierno.
Por si fuera poco, crímenes de lesa humanidad que actualmente se encuentran denunciados en la Corte Penal Internacional y que han impactado a la opinión pública mundial, como los llamados “falsos positivos”, tienen contra la pared al ex presidente Álvaro Uribe. Los denominados “falsos positivos”, se refieren al asesinato de campesinos inocentes que eran presentados a los medios de comunicación como guerrilleros de las FARC-EP muertos en combate. La Fiscalía Colombiana tiene ya documentados aproximadamente 3 mil casos de asesinatos, lo que configura una política de Estado de exterminio en masa a campesinos de nuestro vecino país. Ello explica el éxodo de estos hacia los países fronterizos con Colombia, que huyen desesperados por salvar su vida y la de sus familiares.
Estos son apenas algunos aspectos del extenso expediente de Álvaro Uribe Vélez, protegido por Estados Unidos y en pago de esa protección lo utilizan para atacar los procesos revolucionarios que se desarrollan en nuestra región, particularmente contra Venezuela. Qué vigencia tiene la respuesta dada por Franklin D. Roosevelt, de quien se comenta que dijo en una oportunidad refiriéndose al dictador nicaragüense Anastasio Somoza: “Sabemos que es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.
Ese es el doble rasero de Estados Unidos. Los terroristas son buenos cuando están a su servicio, los conspiradores, también buenos cuando están a su servicio, y los hijos de puta son requetebuenos también, cuando pagan su protección para prestarse como sus marionetas, atacando a los gobiernos que nos le convienen al Imperio. En ese sentido, tienen un rosario de hijos de puta en este continente y en otros, como Pinochet, Duvalier, Somoza, Batista, entre otros.
Nuevamente, este siniestro personaje llena las páginas rojas de los medios, ahora implicados, de acuerdo con las declaraciones del ministro Rodríguez Torres, en un atentado contra el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro. Que sería una raya más para el Tigre, porque, nunca Uribe se ha bajado de los planes conspirativos contra Venezuela, no obstante todo el esfuerzo y la buena voluntad del presidente Chávez, quien le tendió la mano, por su amor al pueblo colombiano y a la unión de nuestra América. Pero este, como un judas criollo, daba la mano, pero tiraba la piedra. Por detrás de su sonrisa falsa, se escondía una red formada por tenebrosos personajes ligados al terrorismo y el narcotráfico, que se prestan a cualquier acción desalmada para obtener con ello la protección a los crímenes que por mandato de Estados Unidos y de exgobernantes como Uribe han cometido.
Pero, este personaje siniestro, que tiene una gran deuda en Colombia en materia de derechos humanos, inspirador de los grupos paramilitares que han enlutado a miles de familias colombianas, es verdaderamente cara dura. Utilizando la estratagema de ladrón, que para evadir acción de la justicia, dice: Agarren al ladrón, que allá va. Sí, ese, el de camisa de cuadritos, Álvaro Uribe Vélez, en varias oportunidades ha declarado que acudiría ante los organismos internacionales de derechos humanos, (particularmente a la CIDH) para acusar al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro y solicitar medidas cautelares de protección a su persona. ¡¡Vaya descaro!! Si en ese organismo hubiese todavía algo de honorabilidad, deberían aprovechar su comparecencia para notificarlo y procesarlo como indiciado por los crímenes contra los derechos humanos cometidos en Colombia.
El autor es profesor de la UCV.
ILUSTRACIÓN ETTEN CARVALLO
