El Canillita Digital. 14.4.2012.
El dictador reconoció que decidió
desaparecer a militantes políticos, gremiales y sociales para
“disciplinar a la sociedad” e imponer la “economía de mercado y
liberal”. Negó que existan listas y dijo que no necesitaban el golpe
para matar.
“Los empresarios se lavaron las manos
y nos dieron con todo. ¡Cuántas veces me dijeron: ‘Se quedaron cortos,
tendrían que haber matado a mil, a diez mil más!’”
El represor Jorge Rafael Videla admitió
que la última dictadura militar hizo desaparecer a “siete u ocho mil
personas” y para justificar los crímenes aseguró que “no había otra
solución”. Además el genocida aceptó la complicidad civil de
“empresarios”, aunque les reprochó su actitud posterior. “Los
empresarios se lavaron las manos. Nos dijeron: ‘Hagan lo que tengan que
hacer’, y luego nos dieron con todo. ¡Cuántas veces me dijeron: ‘Se
quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez mil más!’”, y
aclaró que uno de los objetivos de su gobierno era “ir a una economía de
mercado, liberal”.
Jorge Rafael Videla, una de las cabezas
del régimen más sangriento que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983,
aceptó lo que nunca antes había admitido en tribunales. “Pongamos que
eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la
guerra contra la subversión”, declaró el dictador a Ceferino Reato,
autor del libro Disposición Final, de próxima publicación.
“Cada desaparición puede ser entendida
ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo, de una muerte. No
había otra solución; (en la cúpula militar) estábamos de acuerdo en que
era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y
necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera
cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no
podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas”, señaló el
genocida.
En febrero y marzo pasado el represor
había generado el rechazo de todo el arco político cuando otorgó una
entrevista a la revista española Cambio 16 y, entre otras cosas, aseveró
que “en el año 1978 el Proceso había cumplido plenamente con sus
objetivos” (ver aparte). “Nuestro objetivo era disciplinar a una
sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión
populista, demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de
mercado, liberal. Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al
capitalismo prebendario”, aseveró.
Videla justificó el uso de la tortura y
explicó el destino del cuerpo de uno de los líderes guerrilleros más
importantes de los años de plomo, Mario Santucho, máximo jefe del
Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). “Era una persona que generaba
expectativas; la aparición de ese cuerpo iba a dar lugar a homenajes, a
celebraciones. Era una figura que había que opacar”, dijo el represor
sobre uno de los protagonistas de la fuga del penal de máxima seguridad
de Trelew en 1972, muerto por once disparos en Villa Martelli cuatro
años más tarde.
“La frase ‘Solución Final’ nunca se usó.
‘Disposición Final’ fue una frase más utilizada; son dos palabras muy
militares y significan sacar de servicio una cosa por inservible.
Cuando, por ejemplo, se habla de una ropa que ya no se usa
o no sirve porque está gastada, pasa a Disposición Final”, confesó el
torturador y teniente general del Ejército. Según se reseña, antes del
golpe del 24 de marzo de 1976, la Argentina fue dividida en cinco
“zonas”, cada una a cargo de un jefe militar, los cuáles elaboraron
listas –integradas por “líderes sociales” y “subversivos”– de las
personas que debían ser detenidas inmediatamente después del
derrocamiento de María Estela Martínez de Perón. Además de los agentes
de inteligencia, fueron empresarios, sindicalistas, profesores,
dirigentes estudiantiles y políticos quienes aportaron los nombres que
luego pasaron a engrosar las nóminas de muertos y desaparecidos, aunque
Videla negó que existan “listas con el destino final de los
desaparecidos”.
El represor también admitió
equivocaciones en una frase limitante con el cinismo. “Las
desapariciones se dan luego de los decretos del presidente interino
Ítalo Luder (casi seis meses antes del golpe), que nos dan licencia para
matar. Desde el punto de vista estrictamente militar, no necesitábamos
el golpe; fue un error”, aseguró.
El genocida, que purga una condena a
cadena perpetua, también se permitió analizar a los dos mayores
ejércitos guerrilleros de la época. “Por su preparación militar e
ideológica, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) era más enemigo
que Montoneros; era algo ajeno, otra cosa. Montoneros guardaba algo del
nacionalismo, del catolicismo, del peronismo con el que había nacido”,
sentenció.
El abogado Rodolfo Yanzón duda que los
dichos del ex dictador puedan empeorar su situación judicial. “Las
declaraciones de Videla no cambian nada el panorama. Ya está condenado a
la pena mayor que puede recibir y en términos judiciales no aporta
nada. Lo único que hay que pedirle a Videla y a los suyos es que brinden
la información que tienen. Todo lo otro es absolutamente insustancial,
es la palabra del verdugo”, analizó.
Fuente: El Canillita Digital, vía Red Roja