Foto: Germán Canseco
Lo que no dijo el presidente
Enrique Peña Nieto en su discurso de este lunes, a propósito de su
Primer Informe de Gobierno, lo señala el documento escrito que ayer fue
entregado en el Congreso de la Unión. Las cifras contenidas en el mismo
son contundentes: el arranque de la actual administración, en materia
económica, ha sido el peor de los últimos tres sexenios.
En efecto, con tasas anuales reales de
0.6% en marzo y de 1.5% en junio, el crecimiento de la economía nacional
apenas avanzó un 1% en el primer bimestre de 2013.
Esas cifras significan, para el gobierno
–por lo que se lee en el informe–, que la economía mexicana sigue en
“un proceso de expansión, si bien con un ritmo de crecimiento moderado”.
Sin embargo, los números y las
expectativas apuntan a un estancamiento, antesala de la recesión. De
acuerdo con los datos del informe, el crecimiento en el primer bimestre
de 2011 fue de casi 3.8% anual; en el mismo lapso de 2012, de casi 4.4%,
muy lejos del 1% del primer bimestre de la era Peña Nieto.
Cuando presentó el programa económico
para 2013, el gobierno federal estimó que el Producto Interno Bruto
crecería 3.5%. Al calor de los malos resultados del primer trimestre,
cambió su pronóstico a 3.1%.
Y finalmente, dada la continua
desaceleración económica, volvió a modificar, recientemente, su
estimación: que no, que la economía sólo iba a crecer 1.8% este año.
Pero aún así, si la economía creció 1%
en el primer bimestre, para alcanzar esa meta se requeriría que en el
segundo lo hiciera en 2.6%. Sin embargo el comportamiento de la economía
en julio y agosto no da para eso, sino para que de la atonía se haya
pasado al estancamiento, y de éste, si no cambian las cosas, a la
recesión.
Hoy lunes así lo confirmaron las
empresas financieras y consultoras que cada mes consulta el Banco de
México: el consenso apunta a un crecimiento de 1.78% del PIB, aunque en
lo individual varios de los consultados consideraron que el crecimiento
para todo el año podría ubicarse entre 0.5% y 1%.
Al respecto, el Instituto Mexicano de
Ejecutivos de Finanzas (IMEF) señaló que “es optimista” el 1.8% que
espera el gobierno; los “pesimistas” apuestan más bien a un 1% de
crecimiento del PIB para todo el año, pero no faltó quien estime un
0.5%, cuando mucho, de crecimiento en todo el año.
Jonathan Heath, vicepresidente del
Comité Indicador IMEF, dijo hoy en conferencia que, por lo visto en
julio y agosto, el tercer trimestre del año será un “trimestre perdido”,
pues “no hay signos de reactivación”.
Aunque consideró improbable, por lo
menos en el corto plazo, que la economía caiga en recesión, pues para
que ésta se considere como tal tendría que registrarse una caída
sistemática del PIB durante seis meses.
De acuerdo con las cifras del informe,
de las tres actividades fundamentales que componen el producto interno
bruto –primarias (agropecuarias), secundarias (industria) y terciarias
(servicios y comercio)–, el sector industrial es el que más ha caído.
El sector agropecuario cayó -0.7% en el
primer trimestre y creció 1.3% en el segundo, ambos a tasa anual real.
Los servicios crecieron 1.9% y 2.6% en los mismos periodos.
En tanto, el sector industrial cayó -1.7% en el primer trimestre y -0.6% en el segundo.
Al interior del sector, las industrias
manufactureras –motor de la economía– cayeron -1.3% en el primer
trimestre y crecieron 1.5% en el segundo; mientras que la construcción
–gran generadora de empleos– se desplomó -3.1% y -4% en los mismos
periodos; a su vez, la minería cayó -1.4% y -2.1%. También, y por
último, la minería cayó -0.7% en el primer trimestre y tuvo un raquítico
crecimiento de 0.2% en el segundo, que no alcanzó para resarcir la
pérdida en el primer trimestre.
Preocupante el desplome de la
construcción, en crisis abierta desde hace un año, pero más el de las
industrias manufactureras, que son las que venían empujando a la
economía, dado que son la principal plataforma de exportación y, por
ello, principal generadora de divisas.
En 2011 estas industrias registraron un
crecimiento de 5.8% real anual en el primer trimestre de ese año, y de
3.7% en el segundo. Un año después crecieron 5.4% y 4.6% en los mismos
lapsos.
En 2013, primer año de Peña Nieto, caída de -1.3% en el primer trimestre y avance de 1.5%.
Pero más allá de números y porcentajes,
la baja consistente en la actividad económica significa menor empleo y
todo el círculo vicioso que ello implica: caída en los ingresos de la
gente, menos consumo, menos recaudación, menos producción… más
empobrecimiento de la gente.
Fuente: Proceso