Trípoli/Estambul, 25 oct (dpa) - Seguidores del movimiento federalista formaron su propio gobierno en el este de Libia, no reconociendo al gobierno central de la capital Trípoli y mal visto por numerosos habitantes de la zona.
"Son fantasías", dijo un funcionario del gobierno al diario "Al Shark al Awsat". Diputados declararon que los fundadores de este "gobierno" que nadie reconoce no representan a la población de la zona de la histórica Cirenaica.
"No estamos dispuestos a tomarlo en serio, dijo a dpa Abdel Moneim al Hasi, piloto de la ciudad de Bengasi. "No reconocemos ese gobierno", dijo también Abdel Kader al Hawat, comerciante de la ciudad de Tobruk.
Como "primer ministro" del gobierno de la zona, que engloba a las regiones de Bengasi, Aydabiya, Tobruk y Al Yabal al Achdar, fue nombrado Abed Rabo al Barasi, que tendrá su sede en Al Brega. En una rueda de prensa en Ayadabiya se informó también de la creación de una "unidad de defensa" con Nayib al Hasi al mando.
Medios locales informaron que el nombramiento de los 24 "miembros del gobierno" fue obra de Ibrahim Yadhran, un ex comandante del equipo de vigilancia de las instalaciones de la industria petrolera del este del país.
Varios intentos de los federalistas de instalar una región autónoma en el este del país fueron hasta ahora infructuosos porque no fueron reconocidos por la mayoría de los libios.
El problema, sin embargo, es otro de los que se le suman al gobierno central, que ya se enfrenta a la ocupación reiterada de puertos petroleros e instalaciones de extracción por diversos grupos armados, opositores y saboteadores.
El ministro de Exteriores libio, Mohamed Abel Aziz, dijo en una conversación con "Al Shark Al Awsat" que no todos los que tienen un arma en estos momentos son revolucionarios que combatieron en 2011 a las tropas de Muamar al Gadafi. En Libia sigue habiendo 16.000 criminales sueltos que se presentan como "revolucionarios".
Sobre todo en el este del país, donde apenas pasa una semana sin que un miembro de las fuerzas de seguridad sea víctima de un atentado, la insatisfacción con el gobierno central crece, un descontento que aprovechan los federalistas. Sin embargo, son los menos quienes confían que ese movimiento sea capaz de administrar la región y garantizar la seguridad.