Si bien la economía venezolana tuvo en el segundo trimestre de este año 2013 un crecimiento de 2.6%, el desempleo se mantiene en un dígito de 8%, los precios del petróleo se han mantenido sobre los cien dólares, ubicándose para éste último mes de septiembre en 106 dolares el barril; no obstante, una particular percepción de crisis cabalga por todas partes.
La inflación aparece con una nueva escalada alarmante del 6% para mayo, manteniéndose en un 3% para agosto, el índice de precios al consumidor ha acumulado 29% hasta agosto, mientras que para todo el 2012 fue de solo 19.6%. El índice de escasez estuvo para mayo en 21.3% y se mantiene durante el mes de septiembre en 20%.
Siempre hemos buscado la explicación de los vaivenes económicos en Venezuela como producto de la geopolítica del petróleo, las alzas y caídas en sus precios. También ha sido claro el activo papel de la derecha golpista en los juegos de desestabilización económica, acaparador, especulador y gansteril. Pero estas explicaciones de orden contingente, hoy se muestran insuficientes para entender el nudo crítico en que se ha adentrado nuestro desempeño económico.
La actual coyuntura económica es muy especial, en primer lugar porque se presenta en un contexto de altos precios del petróleo, en segundo lugar porque en contravía a la percepción de una caída en las importaciones como producto de la no liquidación de divisas;la realidad muestra otra cosa; las importaciones para los dos primeros trimestres fueron casi equivalentes a las realizadas durante el 2012, para estos períodos según el Banco Central, fueron de 11.430 y 9.227 millones de dólares respectivamente, para el 2013 en estos mismos períodos fueron de 11.327 y 10.572 millones de dólares.
Entonces según los datos anteriores, la explicación de la inflación y el desabastecimiento debe buscarse más bien en el marco de la tarea histórica no lograda aún, de la construcción de un sólido aparato productivo interno, ante el cual las contingencias de la especulación o el acaparamiento serían marginales frente a una oferta suficiente de bienes para abastecer la demanda nacional.Hoy es importante valorar si asistimos a una situación coyuntural en el ciclo de reproducción material de la economía venezolana, o si por el contrario, nos adentramos en el agotamiento del modelo de desarrollo económico bolivariano.
La actual situación coyuntural economíca tiende ha presentarse como “tormentosa”, el nudo estructurante es la pérdida del bolívar de su papel central como preservador de valor, la diferencia de un marcador de 6.3 Bsf para el dólar oficial ante el valor del paralelo es indicativo de esto. Es resultado por supuesto de un intencionado ataque de guerra económica por parte del capital, pero hay que evaluar aspectos estructurantes de la política fiscal que hemos desplegado durante estos 14 años, así como hacer una evaluación histórica concreta del desarrollo de las fuerzas productivas para acometer las tareas que la transición al socialismo exige.
Frente a la situación actual surgen tres posturas que requiere ser analizadas con detenimiento:
- Que todo es culpa del imperio y del capital, que su cruzada desestabilizadora se profundiza con las conductas especulativas y acaparadoras.
- Que todo es culpa de una política de no radicalización de la revolución, y que hemos optado por el pacto y la conciliación, antes que radicalizar el sistema en clave de comuna y socialismo.
- Que la crisis es producto del modelo socialista y procastrista
La primera postura descrita nos impide asumir un criterio responsable para enfrentar la actual situación, la tarea revolucionaria del momento es continuar la transparencia expresada sobre el estado actual de los indicadores económicos, sin evadirlos, sino enfrentándolos y explicándo con claridad a la población.
En la segunda, las dos vías presentadas como antagónicas, la comuna o el pacto y la transición al capitalismo es falso, no existe tal dilema pues la inercia del sistema siempre ha estado gravitando hacia el capital, hacia otro tipo de factores del capital diferentes a los hegemónicos durante la cuarta República.
Ahora, ¿esto desdice del carácter de revolución en que hemos situado el ciclo bolivariano?, de ninguna manera, hemos estado y estamos en el curso de una revolución nacional- popular, la cual ha acometido tareas históricas fundamentales como la ruptura con el eje de gravedad monopólico del imperialismo norte americano, recuperando la renta petrolera para la nación, igualmente se ha resquebrajado la histórica exclusión y el estado social ha dejado saldos trascendentales en la superación de la pobreza y la garantía de los derechos económicos y sociales.
Estar claros en el verdadero carácter de la Revolución Bolivariana y de los grandes objetivos históricos alcanzados, nos apuntala mucho más en la dirección estratégica del socialismo, que en su primera fase de transición no puede barrer de un plumazo las relaciones de mercado, por el contrario la conducción económica revolucionaria debe trazar sin complejos cuantas medidas de mercado sean necesarias, siempre que no signifiquen comprometer los intereses nacionales hacia la hegemonía imperial, o un intento fatal e inútil por copiar las recetas de austeridad fiscal neoliberales.
Es la hora de una conducción racional y científica de la economía, es el momento de construir una pedagogía económica hacia la población que permita contar con el sujeto social crítico que acompañe las tareas a emprender, a la par que nos blinde frente al acecho imperial por recuperar su patio trasero, pero también frente a la ingenua posición del fantasma de traición y pacto.
@GISXXI