Miles de personas en Michoacán, entre policías federales, estatales, ministeriales, integrantes de autodefensas y de cárteles de la droga se encuentran armadas. El arsenal en su poder es utilizado en la actualidad, o pronto lo será.
Expertos en temas de seguridad resaltan el riesgo de un estallido social
ante los niveles de violencia que se ha alcanzado en la entidad.
A Michoacán están asignados 2 mil 500 soldados en las dos bases
militares que se ubican en la zona, aunado a los 3 mil elementos de la
Defensa Nacional y la Marina que han enviado para reforzar la seguridad,
de mayo a la fecha, así como 2 mil 500 policías federales en lo que va
de este año.
Autoridades federales informaron que se volvió a reforzar la seguridad
en la entidad en las últimas semanas; sin embargo, explicaron que
algunos elementos que arribaron al estado suplirán al personal que
llevaba semanas o meses participando en los operativos.
A ellos se suman 3 mil policías estatales y en las 113 alcaldías hay en
promedio de 30 a 45 agentes, aunque en algunos ayuntamientos, como
Lázaro Cárdenas, hay más de 100, de acuerdo con información del gobierno
de Michoacán.
También están armadas las guardias comunitarias, en cuyas filas hay un
número indeterminado de integrantes; sólo en 11 localidades de Tierra
Caliente, desde Tepalcatepec hasta Chinicuila, hay más de tres mil
personas, según Juan Manuel Mireles, uno de los dirigentes de las
autodefensas.
Otro número incuantificable de armas está en poder de miembros de los cárteles que se disputan el terreno: Los Caballeros Templarios, La Familia Michoacana, Jalisco Nueva Generación y Los Zetas.