Se formó en malabares en los pasos de peatones
30 enero 2014
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Hoy tiene con contrato con un circo suizo con una nómina
de unos 4.000 euros. Hijo de agricultores, salió de la calle como
payaso y “dio el salto” como el mejor acróbata del mundo
Nacido en Mérida (Venezuela) el 17 de
enero de 1986, Aimé encontró en la calle su mejor escuela para formarse
en el mundo circense, pese a la oposición familiar, que siempre le
recomendó buscar un “plan B”, recordó su padre, Antonio Morales.
Una vez culminó su Bachillerato, en
Venezuela, Aimé siguió los pasos de su padre, que ya se había trasladado
a El Hierro, España, su tierra natal. En 2006 establece su residencia
junto a sus progenitores Antonio y Marilena, y sus hermanos -el mayor,
ingeniero geólogo y empresario, y la pequeña, estudiante aún de
Bachillerato.
De ahí, marcharía a la Escuela de Circo
Rogelio Ravel, en Barcelona, donde permaneció dos años, para pasar otros
doce meses en la Flic Escuola Di Circo de la Societa Gimnastica di
Torino, de Italia, para dedicar los últimos tres años a la Diplomatura
en Artes Circenses en la Ecole Superieure du Cirque en Bruselas -la
única en el mundo junto con la Estocolmo donde se obtiene esta
titulación-.
Su familia, que ha crecido entre El
Hierro, La Gomera, Tenerife y Venezuela, ve con satisfacción hoy cómo el
empeño y entusiasmo que mostró aquel chico “rebelde” ha obtenido su
recompensa con el oro de las consideradas olimpiadas del circo.
Hoy tiene con contrato con un circo
suizo con una nómina de unos 4.000 euros. Hijo de agricultores, salió de
la calle como payaso y “dio el salto” como el mejor acróbata del mundo.
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