Revista Semana, 25 de enero 2014
JUSTICIA TRANSICIONAL El 15 de agosto saldrán los paramilitares con los peores crímenes a cuestas, porque se les cumple la pena alternativa de ocho años. ¿Está preparado el Estado para lo que se viene?
El 15 de agosto de 2014 va a ser una fecha difícil de olvidar en Colombia: ese día está previsto que salgan de la cárcel más de 200 paramilitares, muchos de los cuales se cuentan entre los mayores criminales de la historia del país. Entre ellos hay 46 comandantes y mandos medios que, junto a sus subordinados, son responsables de más de 30.000 víctimas de homicidio, desaparición forzosa, desplazamiento, violencia sexual y reclutamiento de niños, entre otros crímenes.La Fiscalía General de la Nación proporcionó a SEMANA un listado con los nombres de 268 postulados a la Ley de Justicia y Paz que obtendrían eventualmente su libertad a partir de ese día, cuando se cumplen para muchos de ellos ocho años desde que se presentaron al proceso de Justicia y Paz. Ese es el término de la pena alternativa a la que son acreedores según la Ley 975. Salvo los pocos que hayan incumplido los requisitos de buena conducta, contribución a la verdad y entrega de bienes, todos saldrán libres. Y gradualmente ocurrirá lo mismo con la mayoría de los cerca de 3.600 postulados que hay en Justicia y Paz, muchos de los cuales, creen en la Fiscalía, se acogerán a sentencia anticipada.
Si los magistrados que adelantan ese proceso no se pellizcan, todos esos paras pueden dejar la cárcel sin recibir condena. Desde mediados del año pasado la Fiscalía priorizó 16 casos, que agrupan los crímenes por bloque, para agilizar las sentencias, pero al día de hoy solo hay 18 condenas contra postulados en Justicia y Paz, casi todos miembros rasos. Sobra hablar del fiasco que sería que, al cabo de casi una década, quienes sembraron el terror no solo salgan libres sino que lo hagan sin que los tribunales de Justicia y Paz hayan podido sentenciarlos.
Por otra parte, el Estado enfrenta una pequeña avalancha de excombatientes curtidos en las más degradadas formas de violencia y deberá ingeniárselas para que no retornen a la guerra y no se vinculen al crimen organizado. Por cuatro años estarán en un régimen de libertad condicional. Pero no es claro que el Estado esté listo a recibirlos con una política ágil para reintegrarlos a la vida civil, en especial para los mandos medios, muchos de los cuales se ha comprobado que migraron directo de las autodefensas a las bacrim.
Aunque los principales jefes, como Mancuso, Macaco, Jorge 40, don Berna, Hernán Giraldo, HH y otros, fueron extraditados y pagan condenas de 20 a 30 años en Estados Unidos, sus lugartenientes están en cárceles colombianas y son los que van a quedar libres. Entre ellos, esos 46 jefes y mandos medios que están en los casos priorizados.
A varios se les considera máximos responsables y se les imputan, además de innumerables delitos, los que la Fiscalía llama ‘casos de connotación’, es decir masacres como la del Naya, El Aro y Mapiripán y otros crímenes notables o de alto impacto, como las campañas de exterminio de la Unión Patriótica, y el asesinato y desaparición sistemática de sindicalistas y defensores de derechos humanos.
Entre quienes saldrán a partir del 15 de agosto están Ramón Isaza, jefe de las autodefensas que aterrorizaron el Magdalena Medio, su hijo Oliverio (Terror), y sus lugartenientes McGiver y el Gurre.
Salen los temidos jefes de las Autodefensas de Puerto Boyacá, Arnubio Triana (Botalón) y Gerardo Zuluaga (Ponzoña).
Sale el célebre Monoleche (Jesús Ignacio Roldán), terror de Córdoba y mano derecha de Vicente Castaño.
En libertad quedan los dos grandes jefes del Bloque Central Bolívar que siguen en Colombia: el ‘político’ Iván Roberto Duque o Ernesto Báez y el jefe militar del bloque, Rodrigo Pérez Alzate o Julián Bolívar (los otros dos, Macaco y Pablo Sevillano, hermano de Julián, están en Estados Unidos). La lista de crímenes de este grupo, el más poderoso de las autodefensas en su momento, es interminable.
Dos de los más sanguinarios segundos de Salvatore Mancuso están en la lista de los que quedarán en libertad: Jorge Iván Laverde, el Iguano, responsable de cientos de homicidios y varias masacres en el Catatumbo, y Úber Márquez, alias Juancho Dique, que controló a sangre y fuego la región del Canal del Dique. En total, a ellos y a su jefe se les atribuyen casi 9.000 víctimas.
En libertad quedan también dos mandos clave de Jorge 40: Óscar José Ospina (Tolemaida) y Édgar Fierro (don Antonio), célebre por ser el hombre del computador del jefe paramilitar. Se los responsabiliza de al menos cinco masacres y cerca de 8.500 víctimas. Y otro miembro del Bloque Norte: Jairo Alfonso Samper Cantillo (Lucho), acusado de asesinar a más de 200 indígenas wayúu y comerciantes de la Alta Guajira entre 2002 y 2004.
Queda libre John Freddy Gallo, el Pájaro, que fue durante varios años el terror de la región de Guaduas, en Cundinamarca.
Y también Luis Eduardo Cifuentes, el Águila, el célebre paramilitar que mantuvo en un puño de hierro una amplia zona alrededor del municipio de La Palma, Cundinamarca.
El máximo integrante del Bloque Montes de María, que auspició las masacres que hizo allí el célebre Cadena, también dejará la prisión hacia el 15 de agosto: Edwar Cobos, alias Diego Vecino.
Por último, uno de los fundadores del paramilitarismo en los llanos y jefe máximo del grupo más poderoso de la región por varios años, Manuel de Jesús Pirabán (Jorge Pirata), sale de prisión.
Y, para completar esta lista, en marzo del año entrante quedará en libertad Fredy Rendón, el Alemán, jefe del frente Élmer Cárdenas, que asoló la región de Urabá y es uno de los grandes despojadores de tierras.
El 15 de agosto todos, sin duda, estarán felices, cuando salgan de prisión.