Jaime Ramón Lusinchi, nació el 27 de mayo de 1924, en Clarines Estado Anzoátegui; aunque su partida de nacimiento y bautismo dice que nació en Maiquetía Distrito Federal; hijo natural Doña María Angélica Lusinchi y del ganadero Manuel Gregorio Chacín; hizo la primaria en los colegios de Clarines y Puerto Piritu; se graduó de Bachiller en el Liceo de Barcelona; 1941 se inscribió en Medicina en la ULA (Mérida); se vino a Caracas y continua estudios en la UCV; fue un destacado dirigente estudiantil, miembro del Consejo Universitario UCV; Presidente de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV). Se casó con Gladys Castillo, tuvo cinco hijos.
Lusinchi, se incorpora a la lucha política a los 15 años de la mano de su profesor Antonio Leidenz, al Partido Democrático Nacional (PDN), antecesor de lo que sería Acción Democrática (AD), fundado en 1941, por Rómulo Betancourt, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios, entre otros. En 1947, se gradúa de Medico. En 1952, estando en la clandestinidad lo hace preso la Seguridad Nacional (SN), pasa a la Cárcel Modelo de Caracas; sale al exilio a Argentina, Chile y EEUU; se especializa en pediatría en la Universidad de Buenos Aires; luego en la Universidad de Santiago de Chile, hasta 1956, donde se gradúa de Doctor; en 1957, pasa a la Universidad de Nueva York, y regresa en 1958, cuando cae la dictadura. Se incorpora al CEN de AD, es electo diputado al Congreso Nacional, fue secretario general del partido, jefe de la fracción parlamentaria hasta 1980.
En diciembre de 1983, fue electo Presidente de la República, hasta 1989; inicia su mandato con una crisis económica producto de la caída de los precios del petróleo, se desencadeno la inflación; huelgas y paros por mejoras salariales; lo agobia el cobro de la deuda externa; al culminar su mandato, se vio envuelto en el famoso caso de los “Jeeps”; la masacre de “Yumare”, lo salpico.
Siendo yo, Representante Estudiantil ante el CNU, dirigí dos reuniones del Movimiento Estudiantil con el Presidente Lusinchi, buscando soluciones y las encontramos en momentos de crisis universitaria. Que ironía, esas jugarretas que hace la vida, me pregunto dónde están los favorecidos, los beneficiados, los amigos que se enriquecieron; me cuentan que el hombre estaba descorazonado, íngrimamente solo sin ninguno de sus amigos de otros tiempos.