Burelli también confesó que era partidario de la venta de acciones de
PDVSA en el mercado de capitales y viene del seno de una de las familias
más oligarcas del país ¿casualidad o causalidad?
Se acaba de anunciar al país un plan
conspirativo, por parte de la derecha venezolana, que incluye un golpe
de Estado y un magnicidio. Ahora bien, ¿quién está detrás de todo eso y
por qué? Es entonces, cuando aparece el famoso nombre de Pedro Mario del
Niño Burelli Briceño y sus nexos con el negocio petrolero global y la
banca especulativa, llamada de inversión.
El alto mando político del Partido Socialista Unido de Venezuela develó que ese personaje de la derecha más radical es el creador del plan que generó la violencia callejera iniciada en febrero por la oposición y que ahora apunta sin disimulo al asesinato del presidente venezolano.
No es la primera vez que lo intenta. Semanas atrás, ya el ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres, había descubierto el papel de Burelli en la organización de la Fiesta Mexicana: un encuentro de jóvenes venezolanos para articular un movimiento con un plan para derrocar al gobierno del Comandante Hugo Chávez.
¿De dónde viene tanta desfachatez?
Vale rescatar que nada de lo que sucede en Venezuela es cuestión del azar.
El alto mando político del Partido Socialista Unido de Venezuela develó que ese personaje de la derecha más radical es el creador del plan que generó la violencia callejera iniciada en febrero por la oposición y que ahora apunta sin disimulo al asesinato del presidente venezolano.
No es la primera vez que lo intenta. Semanas atrás, ya el ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres, había descubierto el papel de Burelli en la organización de la Fiesta Mexicana: un encuentro de jóvenes venezolanos para articular un movimiento con un plan para derrocar al gobierno del Comandante Hugo Chávez.
¿De dónde viene tanta desfachatez?
Vale rescatar que nada de lo que sucede en Venezuela es cuestión del azar.
Burelli
Briceño vive en McLean, un lugar del condado de Fairfax en el estado de
Virginia, (cercano a la capital estadounidense, Washington) al menos
desde 1999.
Se fue de su residencia en un bucólico sector de El Hatillo, (un suburbio de Caracas) no tanto por el ascenso de Hugo Chávez al poder, sino porque en octubre de 1998 renunció a su puesto laboral.
Su trabajo era la estatal petrolera PDVSA, nada menos que como director externo, designado en 1996 por el propio presidente venezolano de ese entonces, el socialcristiano Rafael Caldera. Más tarde renuncia mediante una carta, porque el Gobierno, como accionista de la petrolera, decretó un dividendo adicional, es decir, exigió el pago de su ganancia como propietario.
A su juicio, aunque era ganancia, los recursos de ese dividendo ya estaban comprometidos para inversiones, según dijo en una entrevista publicada por el diario El Nacional ¿Descaro?
Qué siga el descaro...
Burelli también confesó en la entrevista que era partidario de la venta de acciones de PDVSA en el mercado de capitales. “Me inclino más por la posición de que la venta de Pdvsa se haga, fundamentalmente, para dotar a la empresa de los recursos que hacen falta para acometer su plan de inversión, y pueda acudir al mercado de capitales con el propósito de levantar no deuda sino capital, y como segunda consecuencia, para apoyar al Estado en sus responsabilidades de control sobre la empresa”, respondió con honestidad (¿o descaro?) a la pregunta.
Luego agregó que la idea de vender acciones podría impedir o actuar de contrapeso a un “cambio de prioridades” para la industria por parte del Estado.
Sin duda, Burelli había pretendido adelantarse a las nuevas prioridades de carácter social que el próximo presidente le imprimiría al gigante de la energía.
Jp Morgan y la deuda venezolana
Entre los antecedentes de Burelli Briceño está su paso como jefe de la banca de inversión y calificadora de riesgo JP Morgan, para América Latina.
Se fue de su residencia en un bucólico sector de El Hatillo, (un suburbio de Caracas) no tanto por el ascenso de Hugo Chávez al poder, sino porque en octubre de 1998 renunció a su puesto laboral.
Su trabajo era la estatal petrolera PDVSA, nada menos que como director externo, designado en 1996 por el propio presidente venezolano de ese entonces, el socialcristiano Rafael Caldera. Más tarde renuncia mediante una carta, porque el Gobierno, como accionista de la petrolera, decretó un dividendo adicional, es decir, exigió el pago de su ganancia como propietario.
A su juicio, aunque era ganancia, los recursos de ese dividendo ya estaban comprometidos para inversiones, según dijo en una entrevista publicada por el diario El Nacional ¿Descaro?
Qué siga el descaro...
Burelli también confesó en la entrevista que era partidario de la venta de acciones de PDVSA en el mercado de capitales. “Me inclino más por la posición de que la venta de Pdvsa se haga, fundamentalmente, para dotar a la empresa de los recursos que hacen falta para acometer su plan de inversión, y pueda acudir al mercado de capitales con el propósito de levantar no deuda sino capital, y como segunda consecuencia, para apoyar al Estado en sus responsabilidades de control sobre la empresa”, respondió con honestidad (¿o descaro?) a la pregunta.
Luego agregó que la idea de vender acciones podría impedir o actuar de contrapeso a un “cambio de prioridades” para la industria por parte del Estado.
Sin duda, Burelli había pretendido adelantarse a las nuevas prioridades de carácter social que el próximo presidente le imprimiría al gigante de la energía.
Jp Morgan y la deuda venezolana
Entre los antecedentes de Burelli Briceño está su paso como jefe de la banca de inversión y calificadora de riesgo JP Morgan, para América Latina.
En
1993, cuando el gobierno de Carlos Andrés Pérez estaba a punto de
derrumbarse, fracasó la colocación de una emisión de bonos venezolanos.
Dicho fracaso fue atribuido a decisiones impulsadas por Burelli Briceño,
cuyo padre, Miguel Ángel Burelli Rivas, participaba en un grupo de
“notables” que exigían la renuncia de Pérez.
Existe una anécdota, contada por Alfredo Tarre Murzi en su libro “Gracias a ti”, referida al papel de Burelli padre, embajador en EE.UU., como mensajero de los intereses petroleros gringos. Este dato, para comprender cómo han surgido los hechos.
¡Prohibido olvidar!
Pedro Mario Burelli Briceño nació hace 56 años, siendo el único varón de la pareja formada por Miguel Ángel Burelli Rivas y María Briceño Picón, hija del destacado escritor Mario Briceño Iragorry.
Está casado con Cristina Vollmer, integrante de una de las oligárquicas familias de la burguesía venezolana con intereses en la banca y la industria.
Realizó estudios de Ciencias Políticas en la University of Southern California. Y posteriormente hizo un máster en Administración Pública (MPA) en la Escuela de Gobierno Kennedy en la Universidad de Harvard, la misma donde estudió Leopoldo López.
De allí, la soltura con la que ha asumido el papel de gestor u operador político entre los factores pretendidamente decisorios de las capas más tradicionales de la burguesía local.
(LaIguana.TV/Latabla)
Existe una anécdota, contada por Alfredo Tarre Murzi en su libro “Gracias a ti”, referida al papel de Burelli padre, embajador en EE.UU., como mensajero de los intereses petroleros gringos. Este dato, para comprender cómo han surgido los hechos.
¡Prohibido olvidar!
Pedro Mario Burelli Briceño nació hace 56 años, siendo el único varón de la pareja formada por Miguel Ángel Burelli Rivas y María Briceño Picón, hija del destacado escritor Mario Briceño Iragorry.
Está casado con Cristina Vollmer, integrante de una de las oligárquicas familias de la burguesía venezolana con intereses en la banca y la industria.
Realizó estudios de Ciencias Políticas en la University of Southern California. Y posteriormente hizo un máster en Administración Pública (MPA) en la Escuela de Gobierno Kennedy en la Universidad de Harvard, la misma donde estudió Leopoldo López.
De allí, la soltura con la que ha asumido el papel de gestor u operador político entre los factores pretendidamente decisorios de las capas más tradicionales de la burguesía local.
(LaIguana.TV/Latabla)