Hace unos instantes nuestro amigo poeta Hermes Vargas avisó en su Facebook que José Manuel
Briceño Guerrero acaba de fallecer. Llame inmediatamente a mi hija
Maybeth, quien junto con Pedro mi hijo mayor son parientes directos de
Jonuel Brigue, como él mismo se hacía llamar (José Manuel era primo
hermano del Prof. Pedro Nicolás Tablante, abuelo de mis hijos mayores)
Desde
TatuyTv me piden una nota acerca de él. De verdad no sé qué decir. Esa
relación a la que hice referencia con mis hijos y con el resto de la
familia Tablante, de alguna manera marca la visión que uno tuvo siempre
de él. Y no es un asunto de haberlo conocido. Es muy difícil decir que
se conoce realmente a una persona como él. Es simplemente que José
Manuel Briceño era sin dudas una persona particular. Poeta. Filólogo.
Políglota. Narrador. Ensayista. Profesor universitario. Conferencista
internacional. Premio Nacional de Ensayo 1981. Premio Nacional de
Literatura 1996. Nominado al Premio Nobel de Literatura 2008. Es autor
de: Dóulos Oukóon, 1965; América Latina en el mundo, 1966; Triandáfila,
1967; El origen del lenguaje, 1970; La identificación americana con la
Europa segunda, 1977; Discurso Salvaje, 1980; Europa y América en el
pensar mantuano, 1981; Holadios, 1984; Amor y terror de las palabras,
1987; El pequeño arquitecto del universo, 1990; Anfisbenas. Culebra
ciega, 1992; L´enfance d´un magicien, 1993; El laberinto de los tres
minotauros, 1994; Discours Sauvage, 1994; Diario de Saorge, 1996;
Discours des Luminiéres, 1997; Esa llanura temblorosa, 1998; Matices de
Matisse, 2000; Trece trozos y tres tristezas, 2001; El tesaracto y la
tetractis 2002; Mi casa de los dioses, 2003; Los recuerdos los sueños y
la razón, 2004; Para ti me cuento a China 2007. No sé, (y esto es solo
un resumen de su obra, pues hay mil cosas más), sin duda uno de los
intelectuales más complejos y completos de los últimos tiempos merideños
y venezolanos.
No
era merideño, en realidad, aunque lo fue sin duda. Nació en Palmarito,
en Apure (creo que en 1929) y fue sin duda un llanero completo. Pero, se
vino a Mérida, hace muchos años y se hizo merideño. Adoptó el lugar, o
mejor se dejó adoptar por estos lugares a los que sin lugar a dudas
amaba. Junto con Jacqueline Clarac su compañera eterna, hizo caminos por
aquí y como todo el que camina dejó huella…
González
Dueñas decía de él, en una nota que publicó en su blog, que “Cuando se
habla de “escritores secretos” se incurre en una injusticia; ese término
parece aludir a que estos escritores “se esconden”, y algunos lo hacen
sin duda, pero en realidad lo que hace es señalar a quienes están fuera
por completo de los canales mercantiles y la vida socioliteraria. En sus
casos más altos refiere a obras inclasificables, totalmente renuentes a
los paradigmas instituidos, expresiones solitarias por vocación pero
también por una soberbia radical que es al mismo tiempo una humildad no
menos radical. Esta forma de la extrañeza carece de
nacionalidad: puede brotar en cualquier punto del planeta (de cualquier
planeta) porque su nombre es universalidad. En estos casos climáticos la
intensa soledad de vida y obra habla, por una vez, el lenguaje de
todos.”
Ciertamente, si algo es Briceño Guerrero es eso, además de ser
“escritor secreto” era, es, lenguaje y lenguaje de todos. Él mismo decía
de sí: “Yo tuve una doble inclinación; por una parte me interesó
muchísimo el trabajo y la reflexión teóricos y todo lo que se puede
hacer por ese lado, y en eso estoy, mis estudios académicos tienen que
ver con eso. Pero al mismo tiempo sentí una necesidad de utilizar la
palabra, el lenguaje, de manera artística, para expresar mis
convicciones, mis vivencias personales, mis sentimientos, de una manera,
en lo posible, seductora, que lograra un tipo de comunicación más bien
emocional con la gente. En realidad he cultivado la literatura como una
forma de establecer nexos de cariño, porque sentí gran admiración y amor
por los grandes escritores y poetas que leí, y me sentí como endeudado
con ellos y con la gente; me pareció que yo debía también poner mi parte
en esa cadena de escritores, de poetas que han escrito para los demás. Y
así he concebido a la literatura: como puente hacia los otros. Me
siento muy feliz cuando alguien responde a esos mensajes que doy.”
José
Manuel Briceño Guerrero (Jonuel Brigue, el viejo José Manuel, el Profe
Briceño Guerrero, como queramos llamarlo) es de esas personas que nunca
se ira, y se queda entre nosotros por muy diversas razones. Su obra,
compleja y profunda, fue siempre un libro abierto, esencialmente porque
José Manuel siempre entendió que una obra solo sirve si se hace voz y
por eso se alegraba al sentir que “hay algo nuevo que está pasando en el
sentido de una mayor aceptación de los pobres, de los indígenas, los
humildes, de los que forman la bases de nuestra población y que eso es
absolutamente indispensable que se haga, sería una mezquindad infinita
no reconocer que en este tiempo se está haciendo un paso respetable,
notable, gigantesco, por abrir la posibilidad de comunicación de los
estratos menos favorecidos de la sociedad, dándole lo que les
corresponde por derecho”. (palabras dichas en la FILVEN de 2009 donde
fue el escritor homenajeado).
El viejo se queda entre nosotros, pues se hizo voz y esa voz la seguiremos oyendo…